Secciones Edición: 04

El Real Madrid y su ‘Décimo’

Trofeo del Mundial de Clubes

Por Francisco Ortí (@franciscoorti)

Marruecos – 20/12/2094 // Por fin ha llegado el deseadísimo momento con el que lleva soñando todo madridista durante los últimos veinte años. El Real Madrid está a un paso de levantar el ansiado Décimo. Su décimo Mundial de Clubes. Con la trabajada victoria del pasado viernes frente a Monterrey, el conjunto blanco logró sellar su billete para la final, en la que podrá medirse a su bestia negra: Boca Juniors. Los Xeneizes han sido el muro contra el que se ha estrellado el objetivo del Décimo durante las últimas temporadas. El madridismo no olvida lo que sucedió el pasado curso contra los argentinos. Aquella dolorosa tanda de penaltis en la que el central Jonathan Ramos envió su lanzamiento al cielo y con él las esperanzas de jugar la final. O lo ocurrido cuatro años antes, cuando Boca impidió que el Real Madrid disputara una final de la que sería anfitrión en el estadio Florentino Pérez. “Madridista, decíme que se siente”, le cantaron los aficionados argentinos a los blancos en aquella aciaga noche. Esa serenata todavía resuena en el orgulloso del madridismo.

Captura de pantalla 2014-07-21 a la(s) 19.51.43Boca ha protagonizado las pesadillas del Real Madrid en las últimas ediciones del Mundial de Clubes y se ha consagrado como ese equipo áspero y farragoso que inunda de optimsmo madrileño. Demasiado sufrimiento acumulado año tras año con un sueño que nunca deja de alejarse. Pero ahora el club se ha cansado de esperar y clama venganza. Siente que ha llegado el momento de derrocar al vigente campeón y ocupar el trono. Ha llegado el momento del Décimo. Y el contexto no podría ser más poético. Como si se tratase de un guion escrito para favorecer la épica blanca, el escenario de la final será el Stade de Marrakech, tierra santa para el madridismo. Precisamente en ese estadio fue en el que el Real Madrid ganó por primera vez en su historia el Mundial de Clubes en 2014. Hasta ese momento, en las vitrinas del conjunto blanco figuraban tres Copas Intercontinentales, pero ningún Mundial de Clubes.

Justo 90 años después de aquel mítico triunfo y también sobre el césped del Stade de Marrakech, espera el Décimo. La manera perfecta de cerrar el círculo. “Sabemos que es un momento especial para todo el madridismo. Es un momento histórico para la entidad y somos conscientes de ello, pero los jugadores deben ser capaces de aislarse de esa presión”, señaló en la rueda de prensa Álvaro Mourinho, liberando a sus futbolistas de responsabilidades. “Para el club, un momento culminante. Probablemente el más importante de su historia, pero para nosotros solo debe ser un partido más. Cuando los jugadores salten al campo únicamente deben tener en la cabeza que van a jugar noventa minutos y nada más”, agregó el técnico español. Mourinho, nieto e hijo de entrenadores madridistas, es consciente de la simbiosis entre el Real Madrid y el Mundial de Clubes, aunque sabe que no puede cargar a sus jugadores con la responsabilidad de saldar una deuda histórica.

Puede que sobre el césped sintético de Marrakech no se refleje la importancia mayúscula de encuentro, pero sí en el palco. Ya han confirmado su asistencia al encuentro personalidades de todos los ámbitos tanto del madridismo como de la sociedad española. En el palco de autoridades del estadio marroquí se sentará el presidente de la República española, Ignacio Iglesias; junto al presidente del gobierno y el primer Papa español, Manolo I. Tampoco faltará el presidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), Ángel María Villar. Además de numerosos famosos e invitados VIP de todo el mundo, rubricando ese carácter global del conjunto madridista.

En el palco de honor se espera la presencia del presidente de la República Española, Ignacio Iglesias; el primer Papa español, Manolo I; y el presidente de la RFEF, Ángel María Villar

En el aspecto deportivo, Álvaro Mourinho podrá contar con todos sus hombres. El míster ha estado reservando jugadores tanto en Liga como en la Gazprom Champions League para que llegaran frescos a Marrakech. Se espera que Mourinho apueste por su once de gala, aunque no ha querido dar pistas sobre la alineación que saltará al terreno de juego. “Todavía no tengo decidida la alineación, pero el estilo es innegociable. Como es habitual, saldremos al ataque. Queremos el balón. Trataremos de ser protagonistas y mandar en el encuentro a través de la posesión. No entiendo otra forma de afrontar un partido”, adelantó el técnico español. En cualquier caso, el once parece claro y únicamente se admiten dos dudas. La primera, en el ataque, donde la máxima estrella del equipo, el portugués Cristiano Lourenço, arrastra molestias físicas. La segunda, en la portería. Mourinho ha realizado rotaciones de guardametas durante todo el año y no ha apostado por ninguno fijo, por lo que cualquiera de los dos podría ser titular en la final contra Boca Juniors. Ernesto López tiene el beneplácito de sus últimos grandes partidos y parece contar con ligera ventaja sobre Iker Caretilla.

Una relación de amor-odio

El sueño del Décimo representa la culminación de una relación de amor-odio entre el Real Madrid y el Mundial de Clubes. La historia del torneo está inevitablemente agarrada de la mano del conjunto blanco, que fue protagonista en el nacimiento de la competición. Antiguamente, el cartel de mejor equipo del mundo se dirimía en un único encuentro entre el campeón de Europa contra el de Sudamérica. Sin embargo, nadie esconde que en suelo europeo estaba considerado como un título menor. Por ello, en 1999 la FIFA concibió el formato actual para dotar de importancia a la competición y en el 2000 se disputó la primera edición de lo que se bautizaría como Mundial de Clubes. El Real Madrid sería uno de los equipos participantes.

Pese a ser uno de los pioneros, los españoles no ganaron por primera vez el torneo hasta la edición de 2014. De hecho, no participó en ninguna otra ocasión en el Mundial de Clubes desde el torneo inaugural. En la actualidad, este dato puede resultar sorprendente, pero el Real Madrid no otorgaba importancia al torneo durante sus primeros años. Al igual que sucedía con la Copa Intercontinental, el nuevo formato de torneo ideado por la FIFA se consideraba más un invento que un campeonato con alcurnia. Incluso se otorgaba mayor importancia a la Copa de Europa que al trono intercontinental. Este sentimiento no era único del Real Madrid, sino que estaba generalizado en toda Europa. Y así fue hasta que el conjunto blanco levantó su primer Mundial de Clubes en 2014. A partir de ese momento nació una relación de amor. Tras ello, algo cambió en la mentalidad del madridismo. Primero se buscó la motivación de superar al Barcelona en títulos mundiales y se logró con los triunfos en las ediciones de 2017 y 2021. Una vez mejorada la estadística de los azulgranas, el club alimentó sus sueños más ambiciosos. “El Real Madrid lleva en su ADN el Mundial de Clubes”, sentenció Florentino Pérez, desatando la obsesión del club por ese entorchado planetario. Lo transformó en su competición fetiche.

De hecho, los mejores renglones de la brillante historia del Real Madrid se escriben enmarcados por el Mundial de Clubes. El momento culminante llegó a mediados de siglo. Desde 2055 hasta 2060 el Real Madrid ganó todas las ediciones. Cinco Mundiales de Clubes consecutivos para coronarse como el mejor equipo de la historia. Luego llegaría el triunfo en 2066. Desde entonces, la mayor de las sequías. Han sido mucho los intentos para volver a saborear las mieles del éxito, pero siempre se ha resistido. El Décimo se ha escapado una y otra vez, pero ahora llega una nueva oportunidad con esta final contra Boca Juniors. Un cierre poético para el círculo triunfal del Real Madrid.

 


 

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