Histórico
13 diciembre 2018El Enganche

Chemie Leipzig: Tocando las puertas del cielo

Chemie Leipzig Por Shark Gutiérrez.

Cuando en 2011, en la Puerta del Sol se llenaban de jóvenes gritando al “establishment” político, “no nos representan”, algo cambió para siempre en la mentalidad de todos aquellos que se levantaron, fueron, cantaron, gritaron, jalearon y permanecieron imperturbables durante varios días. Una nueva conciencia, un mensaje de “basta ya”, había nacido.

Eran tiempos de cambios en la política española, o al menos eso se avecinaba. No fue inmediato, no fue rápido, pero se logró. Hoy, el panorama en el Parlamento español es mucho más difícil que antes de esa “revolución” ruidosa. Se ganó más de lo que se pudo haber perdido con el paso del tiempo y es algo que, queriendo o sin querer, ha despertado una conciencia sobre lo que nos rodea.

En ese mismo año, en un pequeño barrio al oeste de la ciudad de Leipzig, un pequeño club histórico moría por sus deudas. Aunque no moría del todo, se fusionaba con otro club que solo tenía representación en categorías juveniles. El club en cuestión se llamaba Chemie Leipzig, un nombre que sonará a extinta Oberliga de la RDA y, ciertamente, no se equivocan al pensarlo. Después de miles de fusiones, operaciones varias de salvamento de siglas, colores y sentimientos, al final todo quedó reunido en que se quedase como BSC Chemie Leipzig.

Al fin y al cabo, había que sobrevivir y a buenas que lo han hecho, aunque hayan perdido categorías por el camino. Ellos, como los indignados de 2011 en España, se negaron a morir. Se negaron a aceptar que “esto es lo que hay”, y decidieron darles una penúltima oportunidad a los deseos de un club modesto, humilde, pero que ha sabido transmitir los mismos sentimientos o más que otros clubes en la ciudad.

Contextualizando un poco cómo ha sido el fútbol en la ciudad de Leipzig, cabe decir que se trata de una ciudad que estaba ávida y hambrienta de tener un equipo en la élite. Tras la reunificación en 1990, muchos clubes (la mayor parte de ellos) terminaron en categorías inferiores y todos, con mejor o peor suerte, terminaron en el olvido. En ese rincón de la memoria largoplacista que todo lo guarda en un baúl para poder sonreír, pero que le cambia el gesto cuando esa memoria se evapora y vuelve al presente.

El Lokomotive Leipzig (el VfB Leipzig de toda la vida) era el equipo predilecto de la ciudad. Vestido con los colores del Cádiz o de la UD Las palmas, el que fuese subcampeón de la extinta Recopa, pulula por las categorías inferiores del fútbol alemán. Concretamente en la cuarta división (llamada comúnmente Regionaliga desde 2008). Como todos los clubes del este que pasaron al olvido, también sufrieron, casi mas que nadie, las diferencias económicas existentes entre el oeste y el este alemán en primicia. Nada que sorprenda tras más de tres décadas de un muro que separó mucho más que dos países.

Detrás del Lokomotive se encontraba, en el escalafón de importancia de la urba, el FC Sachsen Leipzig. Después de seis fusiones a lo largo de su historia, el FC Sachsen Leipzig se puede considerar como el heredero “natural” de lo que quiso ser el BSG Chemie Leipzig a comienzos de la década de los cincuenta del pasado siglo. Sus aficionados le apodaban, de hecho, “Chemie”. Otros conjuntos (1899 Leipzig o Fortuna Leipzig) nunca tuvieron la relevancia necesaria como para hacer sombra a estos dos, quienes fueron campeones en la antigua Oberliga de la RDA.

De hecho, el Chemie fue de los primeros campeones nacionales del este alemán. Es por esta razón, y porque históricamente han competido en la máxima categoría de la Oberliga durante la separación, por la que el club había adquirido tanta fama en la ciudad. Una fama que precede al olvido generalizado de los equipos del este desde la reunificación efectiva, en 1990. La integración de los equipos de la Oberliga fue dura en la Bundesliga unificada. El FC Sachsen Leipzig siempre pasó difíciles momentos económicos, pese a éxitos conseguidos. En 1993, la federación le niega el ascenso a la 2.Liga. Poco más tarde integraría la llamada Regionalliga (que fue la tercera categoría del fútbol alemán hasta 2008), aunque sin éxitos relevantes.

Como casi todo club que compitió en la Oberliga del este, cayó en un olvido del que le rescató la intencionalidad de formar un nuevo equipo en Leipzig, justo en el barrio al cruzar el río. Al “Chemie” se le denominó así debido a la localización de gran parte de la industria química en el distrito de Leutzsch, llegando a sumar 20 mil personas en un vetusto estadio que estaba al lado de un paraje natural idílico.

En esos años, el Sachsen Leipzig pasó de ser tentado por Red Bull en 2006, a apostar por el ascenso en 2008 y declaración de insolvencia en 2009, previo a la desaparición definitiva en 2011. Como quien reclama una herencia, dos “hermanos” de distrito reclamaron ser el sucesor del Sachsen Leipzig: el BSG Chemie Leipzig y el SG Leipzig Leutzsch; el primero de ellos fue fundado en 1997 por antiguos y nostálgicos seguidores del histórico BSG Chemie.Su éxito fue casi instantáneo: fue escalando categorías (tres de manera consecutiva).

El segundo de esos herederos ha tenido distintos clubes con nombres parecidos y una trayectoria bastante convulsa: el SG Leipzig Leutszsch, que había sido fundado años antes, adoptó el nombre y ocupó el lugar del desaparecido filial del Sachsen Leipzig, con la nomenclatura “SG” al principio del nombre oficial. En principio participaron en la liga local (la Liga de Sajonia o Sachsenliga) haciéndose cargo de la sección juvenil del extinto club.

Su temporada fue mala y su economía, aún peor: descendieron de categoría y fueron incapaces de afrontar una nueva temporada. La federación del Bundesland de Sajonia, así como la Federación local de Leipzig, decidieron denegarle la licencia para seguir compitiendo y seguir utilizando a este SG Sachsen Leipzig y sus filiales. A mediados de 2014 se terminó disolviendo.
Sin embargo, la convulsa historia que rodea al nombre “Sachsen Leipzig” no acabaría ahí: en octubre de 2014, se fundó un enésimo club que llevaría el susodicho nombre, con la salvedad de contar con la nomenclatura inicial LFV (Leutzscher Fussball Verein) acompañando al nombre Sachsen Leipzig.

Con un lema titulado (quién no lo da todo, no da nada o “Wer nichts alles gibt, gibt nichts”) y unos colores que recuerdan a otros colores usados por otros equipos del distrito, el último Sachsen Leipzig se encuentra en la 9ª división del fútbol alemán, tras repetir gesta similar a la del BSG Chemie Leipzig en sus primeros años de funcionamiento. Juegan en un estadio mucho más modesto que el de su legítima y otrora propiedad: el Willi-Kun-Sportpark, compartiendo campo con el DSV Leipzig Nordwest e integrando algunos antiguos nombres con gloria en el distrito de Leutzsch y pertenecientes al original Sachsen.

En lucha perenne por la herencia del club original, el “nuevo” Chemie Leipzig parece contar con el mayor de los beneplácitos y atenciones del distrito. Lograron atravesar todas las divisiones amateurs y llegar hasta la liga regional del este (Regionalliga Nordost, 4º división) en 2017. La temporada pasada descendió de categoría, en su primera aparición y hoy pelean en 5º división por recuperar la categoría perdida la pasada temporada. El primer paso ya lo dieron: participar en la DFB Pokal, gracias a la consecución del titulo regional de la Copa de la Federación Sajona, lo que le dio derecho a participar en la DFB Pokal, en la que cayeron en segunda ronda tras caer ante el Paderborn (de 2.Liga) por 0:3, tras haber superado a un equipo, también de 2.Liga como el Jahn Regensburg, por 2:1. Un premio económico que, a buen seguro le ayudará a pelear por el ascenso y vuelta a la cuarta división.

Para ellos, ser un “chemie”, significa simpatizar con los valores acordados con la constitución como club deportivo en 2008. Éstas se recogen en un decálogo que lo constituyen como modelo de club armónico, donde los aficionados tienen voz y voto en las decisiones del club, así como encarnar los valores tradicionales de los trabajadores químicos en el distrito de Leutzsch. No solo quieren construir presente, sino también futuro y así destacan otros valores como los del juego limpio en el campo y en las gradas, donde no quieren tener nada que ver con hinchas violentos y encontrar unos valores sostenibles con el medio ambiente; tan verdes como el color de su equipación.

Aficionados y patrocinadores serán bienvenidos y pueden formar parte de patrocinio y ayudar económicamente al club, perteneciendo una mayoría accionarial al aficionado. Unos valores que ayudarán a volver a tocar el cielo, igual no tan pronto como decía Dylan, pero sí en un futuro no tan lejano y alcanzar así el profesionalismo para que en Leipzig se den cuenta de que no solo existe el capitalismo o clubes vinculados con la extrema derecha, sino que existe un club por y para los aficionados más humildes de la ciudad más cosmopolita del este alemán.

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