Histórico
17 julio 2018El Enganche

Desde Rusia (2018) con amor…

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Por Miguel Ángel Ruiz (@migruizruiz)

El día ha amanecido extraño… y creo que sabéis de lo que hablo. Caminamos, pero lo hacemos en un vacío extraño en el que sentimos que nos falta algo importante. Sin él, las cosas ya no serán lo que eran. Por él nos acostumbramos a una liturgia maravillosa que, seguro, a alguno le sonará: café (o cerveza, según la hora), cuaderno, portátil, buscar alineaciones y anotar primeras impresiones. El final del Mundial me robó esos minutos de felicidad, el muy canalla. Después de las horas que le he dedicado, se va casi sin decir adiós. ¿Y qué nos queda en esta ruptura sentimental (y unilateral), salvo esperar al comienzo de las grandes ligas europeas? Salvo mirar atrás y saber que, según vaya pasando el tiempo, estas historias hoy recientes serán parte de nuestra vida y de nuestros recuerdos. Serán nuestros para siempre, como los anteriores.

“Soñemos cosas chingonas”

La fase de grupos de Rusia 2018 ya demostraba con algunas sorpresas que este campeonato sería complicado de olvidar. La más importante la protagonizó Alemania, con su eliminación como última en el grupo, tras caer derrotada ante México y Corea del Sur, este último un épico partido que puso en la palestra uno de los grandes nombres de la fase de grupos, Cho Hyun-Woo, guardameta coreano. Ni el salvador gol de Kroos ante Suecia (uno de los goles del torneo sin duda) servía ya para meter a los germanos en la lucha y en un gran partido de los asiáticos, Alemania no pudo sino hincar la rodilla y asumir que dejarían el Mundial semanas antes de lo esperado.

Aparte de sorpresas, la fase de grupos del Mundial de Rusia 2018 mostraba las primeras figuras que destacarían durante el campeonato. Algunas, refrendando lo que ya se sabía, otras, descubriendo su talento en el mejor escaparate posible. Como ejemplos: Harit, de Marruecos; Golovin, de Rusia o Trippier, de Inglaterra. Esos talentos, en muchos casos por pulir, parecían unirse a la emoción que suscitaba cada cita en suelo ruso, esperando sus jugadas y mirando de reojo cada movimiento en el mercado de fichajes.

El cruce de los porteros

Para destacar, la fase de octavos se resolvió, en tres de sus encuentros, por penaltis. La tanda de tiros desde los once metros fue necesaria en los cruces de Croacia vs Dinamarca; Colombia vs Inglaterra y España vs Rusia. La más sonada, por poco esperada, la que protagonizó la Selección Española, cayendo ante los rusos tras un partido anodino y una tanda de penaltis en la que Koke y Aspas se chocaron con la calidad bajo palos de Akinfeev, meses antes cuestionado por sus reflejos (vaya ojo…). En el caso de Croacia y Dinamarca, el cruce de porteros fue a más, con una auténtica exhibición de “gatos” bajo los palos, poniendo complicada la victoria. Dos nombres fundamentales: Kasper Schmichael y Danijel Subašić. En el caso de Inglaterra y Colombia, fue Pickford el que consiguió llevarse el gato al agua, alcanzando los cuartos de final para su selección.

Al margen de penales, en octavos de final tuvimos la oportunidad de conocer la potencialidad de un talento en bruto como el de Mbappé, estrella del PSG y de la Francia de Deschamps. Ante Argentina, con un Messi completamente anulado por Kanté, el delantero francés supo deshacer todo amago defensivo, demostrando que este campeonato ha sido su confirmación como crack mundial a pesar de sus diecinueve años.

Adiós a Sudamérica

Los cuartos de final consiguieron confirmar que la participación de Sudamérica en la actualidad de los mundiales de fútbol ha cambiado. Su escaso nivel a la hora de llegar a la fase eliminatoria quedó más que demostrado en los partidos de Brasil vs Bélgica y de Francia vs Uruguay. En el caso de los uruguayos, la baja de Cavani y la contundencia del juego directo francés y su balón parado, fueron suficientes para terminar con el tesón “charrúa”.

El choque entre los “Diablos Rojos” y la “Verde-amarela” en cambio, nos regaló uno de los mejores partidos (si no el mejor) del Mundial, con una exhibición de los europeos frente a una Brasil sin una pieza infravalorada: Casemiro. El desorden defensivo fue más que aprovechado por los de ‘Bob’ Martínez, que supieron leer las debilidades de la selección brasileña. Neymar y Coutinho no pudieron con su talento, devastar el muro levantado en torno al ya de por sí complicado Courtois. Sudamérica no estaría entre los cuatro mejores de Rusia 2018.

El adiós de una promesa y de un viejo líder

La semifinal trajo consigo el choque entre Francia y Bélgica y de Inglaterra y Croacia. Una ganadora y una aspirante en cada choque. Al final, solo Francia llevaría la estrella de su emblema a la final, derrotando a una más que digna rival que no pudo con la equilibrada capacidad de Francia para controlar cada situación en el encuentro. A pesar del desgaste de Hazard y de su talento para abrir huecos, “Les Bleus” fueron capaces de abrir el marcador con un gol de Umtiti, que fue suficiente para mantener la victoria de su lado hasta el pitido final. Se iba Bélgica, una aspirante digna de elogio en cada partido.

En el otro cruce, la campeona acabaría siendo la derrotada, tras un choque en el que Croacia no quiso conspirar, al contrario que su rival, y creyó en la victoria hasta el último de los segundos del encuentro. He ahí donde se ganó la semifinal, pues entre el juego de Inglaterra y Croacia, destacó, ante todo, el pundonor y la fuerza con la que quisieron Modric, Rakitic y cía, llegar a la prórroga y, más tarde, marcar, por mediación de Mandzukic (que minutos antes se negó a irse del encuentro a pesar de una posible lesión).

Una final de fondo

Deschamps demostró ante todo, en este Mundial, conocer a la perfección el camino que le podía llevar a la gloria. La plantilla de Francia tenía equilibrio para poder jugar el estilo que se eligiera, pero el técnico, Campeón del Mundo en el 98, supo dar con el que encajaría a la perfección con los mejores sobre el césped. Una alineación reconocible por todos ante una Croacia que aspiraba a todo, que llegaba a Luzhniki con tres prórrogas a la espalda, pero con la ilusión de ser campeona en Rusia, un reto inigualable. Sin embargo, el ritmo siempre lo marcó la Francia de Griezmann.

En la primera parte con la sobriedad necesaria para dejar jugar a los croatas, creyendo en el bajón físico posterior, y aprovechando las jugadas a balón parado, una falta y un penalti (VAR mediante). Sin duda, el gol de Perisic acercó la esperanza a los corazones de Croacia, pero la segunda parte dejó ver que la lógica se iba a imponer y que la potencia y la capacidad de Francia les iban a arrebatar la posibilidad de hacer historia. Francia ganaba en Moscú su segunda Copa del Mundo.

Un recuerdo necesario

Y con esto, como si de un álbum de fotos se tratara, con la misma pena con la que me he levantado hoy, sabiendo que no habría ritual, ni emoción, ni goles en un Mundial, conservamos con cariño la esencia de lo que ocupa en la memoria un recuerdo eterno. Un Mundial más para contar a quien no lo ha vivido y para revivir con quienes, como nosotros, cada día vibraron con ese Rusia 2018 que hoy sabe a despedida y que, algún día, recordaremos con nostalgia y con una sonrisa.

Como todo lo bueno que nos pasa y vuelve.

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