Histórico
29 junio 2018El Enganche

Mundial 2018: Ya van 48 de 64

alemania-corea

Por Miguel Ángel Ruiz (@migruizruiz)

El Mundial de fútbol tiene ese aroma reconocible de los cumpleaños, en los que, sin querer, sabemos que, en algún momento, alguien vendrá con un paquete, dispuesto a dejarnos algo que no teníamos solo segundos antes. En cada año de Mundial, la emoción se repite, sabiendo que, en algún momento desde el primero hasta el último día, el fútbol nos dejará alguno de esos presentes sin los cuales acabaríamos como abandonados, lamentando la mala suerte.

En ese trasiego en el que nos movemos, entre la voluptuosidad de partidos de la fase de grupos y la emoción de comenzar a ver a los dieciséis restantes pugnando por la ansiada Copa del Mundo, merece la pena pararse a rememorar aquellos detalles imprescindibles de los primeros cuarenta y ocho partidos de la edición mundialista de 2018.

La pierna derecha de Golovin y la irrupción de Cheryshev

A pesar de los malos augurios que en el panorama futbolístico rondaban hacia la selección anfitriona, Rusia consiguió demostrar que no iban a dejarse ir fácilmente. Al vendaval que se vio ante Arabia Saudí en el partido inaugural, le siguió una victoria con mucho oficio ante Egipto. A pesar de la derrota en la última jornada ante Uruguay, Rusia dejó buenas impresiones de juego, con elementos de calidad como Golovin, astuto y rápido mediocampista que hizo las delicias de todos (salvo de saudíes y egipcios) con el guante que lleva en el pie derecho. Un descubrimiento digno de un Mundial, que parece básico en el recorrido de Rusia, provocando que las miradas le busquen balones a lo largo del partido. Al descubrimiento de este jugador se le suma la sorpresiva incursión de Denis Cheryshev, que, a causa de la lesión de una de las previsibles estrellas rusas, Dzagoev, entró en la primera jornada como un obús. Dos goles ante Arabia Saudí y uno ante Egipto, terminaron de demostrar que el canterano madridista había ido a Rusia a más que a mirar partidos desde el banquillo.

Una noticia, un despido y un relevo express

El trasiego previo al comienzo del Mundial de 2018 parecía anticipar el irregular juego de España. Una jornada en la que en pocas horas el seleccionador español, Julen Lopetegui, era anunciado por el Real Madrid como nuevo entrenador blanco tras el Mundial y era despedido por el presidente de la Federación, Luis Rubiales. El mandatario se veía obligado a relevarlo en su puesto y ahí entraba Fernando Hierro. Movido por su compromiso con el equipo nacional, tomaba las riendas de una España que debutaba a pocas horas de los acontecimientos. Sin saber a ciencia cierta el porcentaje de influencia de estos hechos dentro de la plantilla, España consiguió la clasificación como primera con más oficio que brillantez, ayudándose de un recurso que aprenderemos a querer y odiar en este mes: el VAR.

Argentina, o cómo vivir en el alambre

Patente queda que a los argentinos les gusta el quilombo y la emoción. En la última jornada, recurriendo a la carambola y a un zarpazo de Marcos Rojo en los últimos compases de juego (y la ayuda de Croacia), el combinado nacional liderado por Jorge Sampaoli consiguió estar presente en los octavos de final del Mundial de Rusia. Tras dos primeros partidos con sensaciones muy negativas, errores fatales y con una crítica feroz de la afición albiceleste, el tercer partido ante Nigeria se solventó con un gol de Messi (con un control de otro planeta y con la pierna menos mala, la derecha) y un remate de Rojo para contrarrestar el tanto nigeriano de Moses, de penalti. Una nueva oportunidad para demostrar que Messi y su generación quieren más que un puesto de finalistas en 2014.

Adiós a la Mannschaft

Si algo nos trajo la fase de grupos fue la sorpresa de la eliminación de la vigente Campeona del Mundo. Los de Löw cayeron tras dos resultados negativos (ante México y ante Corea del Sur) y sumar solo tres de los nueve puntos posibles. A pesar del gran nivel dentro del campo de hombres como Kimmich, no les fue suficiente a los germanos para continuar más allá de los encuentros de grupo. La primera eliminación en fase de grupos para Alemania, que, con esta nueva sorpresa, aumenta la teoría de la “maldición del Campeón”.

Bélgica, la ebullición de una idea

Parecía claro que una plantilla con los mimbres de los que gozan, se debía dar una imagen distinta a la que venía paseando Bélgica en los últimos mundiales. Y es que Roberto Martínez ha sabido convertir una extraordinaria generación de jugadores en un equipo compensado, que sabe sufrir, gestionar los tiempos y atacar y defender según se precise. Además, la madurez de dos futbolistas clave, de Bruyne y Hazard, ha llegado en el año propicio y con un Lukaku aún hambriento de gol. Siguen en la brecha como eterna promesa del campeonato.

King Kane, resucitando sensaciones

Siendo el hombre clave de Inglaterra, parecía lógico mirar hacia el talentoso delantero centro del Tottenham a la hora de revisar las opciones de una selección inglesa que, a pesar de los malos resultados cada cuatro años, siempre está en las quinielas. En 2018, parte de las razones para creer en su oposición al título es precisamente la puntería y el control del juego ofensivo del ‘9’. Apoyado por un elenco considerable de jóvenes y veteranos de los ‘Three Lions’, sus goles han sido básicos para la clasificación a octavos de final.

Nuestro nuevo colega el VAR (Bonus Track)

Acostumbrarse al “remusguillo” de emoción tras ver el gesto del árbitro con la mano en el pinganillo o realizando el gesto del rectángulo indicando que consulta el VAR, fue lo fácil. Con sus detractores y sus partidarios, el VAR ya convive en nuestros días de fútbol. Y es que la aplicación de la tecnología en el juego ha llegado con luces y sombras, pero desde luego, casos como el del gol de Corea ante Alemania, el de España ante Marruecos o la ‘pillada’ a Neymar tras su caída en el área frente a Costa Rica, demuestran que nos está cambiando la forma de llegar al resultado final, en parte con placer y en parte con dolor. Lo que está claro, es lo que sentimos todos: una irrefrenable tensión, al saber que, desde una sala recóndita, en el estadio, se está observando todo. Hay un nuevo chivato entre nosotros. Y viene para quedarse.

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