Histórico
2 junio 2018El Enganche

Brasil: ¿Qué se le pide a Gabriel Jesus?

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Por Miguel Ángel Ruiz (@migruizruiz)

¿Qué se le pide a un ‘9’? Pues como mínimo, goles… ¿no? Curioso que cada dorsal está unido a un tejido cultural que le ha dotado de unas funciones que vienen a la mente con solo pensar en ellos. En general, cuando se habla del ‘9’, se piensa en goles. Y parece lógico, tras las muchas veces que hemos oído aquello de que el ‘10’ crea y el ‘9’ convierte. Parece sencilla la unión entre las partes. La perfecta sintonía entre el posicionamiento, la visión y el pase con la velocidad, la potencia y la definición. Seguro que el joven Gabriel, cuando pintaba aceras en São Paulo con motivo del Mundial de 2014, no esperaba jugar el siguiente, a más de diez mil kilómetros de distancia. Gabriel Jesus, el nuevo ‘9’ de Brasil, rompe conceptos clásicos y llega a Rusia 2018 para ser el delantero de ‘Tite’ y su idea.

Quizá fue el preámbulo que se vio en Rio 2016 con la Brasil de Micale lo que hizo que ‘Tite’ se decantara por convocar, en septiembre de ese mismo año, al joven del Manchester City. Aunque en Brasil destacara como goleador y con ese clásico rol de “futbolista espectáculo”, la asociación de Gabriel Jesus en los partidos que pudo disputar en los Juegos Olímpicos (seis partidos jugados; tres goles) junto a figuras como Neymar o Renato Augusto le perfiló como un elemento de futuro para la ‘Seleçao’. ‘Tite’ no dudó y en el partido de Quito ante Ecuador, hizo debutar como titular al joven paulista, que no defraudó y consiguió devolver el favor con dos goles en su debut. Era solo el primer capítulo de un idilio que parecía unirle al rol de ariete con la selección de su país, con el beneplácito de estrellas del hoy, como Neymar o Coutinho (que en numerosas ocasiones han destacado la calidad del punta), o del ayer, como Ronaldo Nazário, que incluso ha declarado que es “un digno sucesor”.

Sin embargo, Gabriel Jesus tiene algo distinto. Su culebreo no es en vano. Juega con la inteligencia de un ‘10’, consiguiendo generar espacios que, desde los extremos y la mediapunta, puedan aprovechar otros compañeros. Un papel curioso para un ‘9’, más en Brasil, que consigue tasas goleadoras muy interesantes (en sus primeros quince encuentros oficiales ha marcado nueve goles, cifra solo superada por Pelé), pero que no descuida otras funciones en el ataque, moviendo defensas y generando o yendo al espacio según la ocasión lo requiera.

Su inteligencia posicional no es casualidad en un equipo que, de manos del seleccionador, han sabido aprovechar la calidad de la que dispone en ataque y mediocampo, para conservar el balón y aprovechar la salida limpia de balón (Alisson o Marquinhos lideran esta faceta desde la defensa). Para ello, aprovechan contar con un delantero centro que, a pesar de preferir la zona centro, puede variar su posición en muchos momentos del partido, demostrando su polivalencia en el manejo de las situaciones de ataque y ocupando aquellos espacios que, por sus características de juego, los dos extremos (generalmente Coutinho y Neymar) suelen dejar desiertos en sus incursiones hacia el gol. Un elemento, la polivalencia, que posee y que ha perfeccionado dentro de la dinámica de juego de Guardiola en el Manchester City, entrenador que ha demostrado entender a la perfección lo que distingue a Gabriel Jesus como una pieza útil para su sistema. Para hacernos a la idea, ayuda saber que, en 42 partidos jugados (algo más de 2500 minutos) en tres competiciones distintas, el futbolista brasileño consiguió convertir diecisiete goles y asistir en otros cinco. Su entendimiento de los espacios y su capacidad para ocuparlos o cederlos sin duda han determinado su éxito como pieza en delanteras con figuras atacantes como Coutinho, Neymar, Sterling, Bernardo Silva… viendo que la competencia, aunque fiera, es oportunidad de manos de Gabriel Jesus.

En Rusia, le espera el que hasta ahora será su mayor reto profesional, junto a una selección de Brasil que convence y que ha demostrado, en su fase de clasificación, un equilibrio y una capacidad de control del juego que no se veía desde hace años. Una de las piezas se llama Gabriel Jesus. Según parece uno de sus primeros técnicos, Mamede, lo llevaba junto a otros diez chavales (si, once), en su coche blanco a muchos partidos de los jugados por uno de sus primeros clubes. A este viaje no podrá acompañarlo, pero lo acompañan veintidós futbolistas que son mejores con él y él con ellos. Y un técnico que entiende su talento. Él es el ‘9’ de Brasil. Y lleva dentro los colores que, solo cuatro años atrás, pintaba en las aceras…

¿Qué más se le puede pedir a un ‘9’?

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