Histórico
26 noviembre 2016Jose David López

Cuba: La historia de los futbolistas desertores

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Entre 2000-2014 se concedió permiso de salida del país por asuntos personales al 99,4 por ciento de los que lo solicitaron y sólo fue rechazado el 0,6%. De los 941.953 ciudadanos que viajaron al exterior por métodos legales en ese período, 120.705 (nada menos que un 12,8%, nunca regresaron). Muchos de los que salieron ilegalmente o se quedaron en el extranjero finalmente iban encontrando resquicios burocráticos para habilitar sus pasaportes (el requisito solicitado por las autoridades a quienes viven fuera del país) y viajaban cada cierto tiempo a ver a sus familiares en la isla, aunque siempre entre secretismo y medidas de cautela extremas. Eso sí, representan apenas una minoría pues casi ningún desertor pretende volver tras sus pies y retroceder un camino hacia lo que muchos consideran “una gran prisión o un gulag tropical”. El mundo, lo conoce como Cuba.

Aunque siempre existieron desertores cubanos de importancia que llegan a Estados Unidos (también existen movimientos hacia Venezuela o México) durante las cinco décadas desde que Fidel Castro asumió el poder en 1959, la oleada más reciente que ha multiplicado los casos, coincide con las dudas sobre la capacidad del líder para seguir siendo el referente del escenario político nacional. Desde que cedió su poder en 2006, los desertores se escabullen de sus vigilantes y dejan detrás a sus familias en busca de una nueva vida al otro lado del Estrecho de la Florida. Según los analistas cubanos, se debe a la insatisfacción tanto con la situación económica y política de la isla, como la creencia de que los cambios bajo el sucesor de Fidel Castro, su hermano Raúl, son insuficientes. Todo revela la frustración de los cubanos, especialmente los jóvenes, que ven ese cambio simplemente como una continuidad del antiguo régimen.

El año pasado, 3.197 inmigrantes cubanos fueron interceptados en el mar, el mayor número en un año desde la crisis de los balseros de 1994 (cuando 37.191 cubanos fueron vistos en el estrecho). Más personas en Cuba están comprendiendo que sus trabajos tienen posibilidades de éxito, pero allí, los artistas profesionales siempre encuentran trabas pues no dejan viajar, no existen posibilidades como en otros países y se liman las potencialidades y brillos de los cubanos, que se quedan sin sueños. Curiosamente, el número de jóvenes atletas, que desertaron en los últimos años, ha crecido exponencialmente. La selección cubana de fútbol, bajo la dirección de Alexander González, estuvo y está desgraciadamente acostumbrada a un calvario de deserciones que limita cualquier opción de crecimiento y que ha desencadenado una larga lista de debacles de índole extra-deportiva e importancia nacional. Un dato es dramáticamente aclarador, pues desde 2002, han sido 26 los futbolistas cubanos que escaparon de la selección nacional para pedir refugio en Estados Unidos.

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Un ejemplo de decisión acertada y libertad de expresión hacia el éxito lo refleja Osvaldo Alonso. Fue capitán de la selección cubana Sub 23 y era fijo en la selección nacional como una de las estrellas nacionales, pero hoy no se le permite volver a jugar con su país puesto que en 2007, aprovechó un viaje con el combinado para desertar a Texas. Consciente de que su potencial futbolístico le tendría que servir para ganarse la vida y cumplir sueños, el fútbol estadounidense, necesitado de jugadores que aporten cualidades propias, jamás le dio la espalda y meses después, pese a no tener ‘papeles’ ni ser ciudadano regularizado, firmó con el Charleston Battery. Tan buenas fueron las impresiones que dejó, que en 2009, el poderoso Seattle Sounders de la MLS lo ató hasta ahora. “Quería jugar fútbol profesional, a un alto nivel. Por ello tuve que dejar a mi familia atrás y romper con las opciones que tenía de jugar en Cuba, cuyo programa deportivo es anormal debido al estricto control del gobierno sobre atletas y ciudadanos. Uno siempre tiene el momento de tomar una decisión aunque los jefes del equipo no nos quitaban ojo y trataban de mantenernos a todos siempre juntos”, destacó hace unas fechas.

Screen Shot 2015-12-15 at 12.53.52 PMEs más, durante los últimos años, con Jurgen Klinsmann como seleccionador y su alto nivel en uno de los mejores equipos de la MLS, Alonso estuvo a un pasito de jugar con la selección de Estados Unidos: “No me veo con otra camiseta que no sea la que lleva cuatro letras en el pecho, pero si en mi propia tierra me ignoran como ha ocurrido hasta este instante, desde luego que aceptaría jugar para Estados Unidos, país que me recibió con los brazos abiertos”, replicó Alonso. “Tenemos un interés muy grande en Ozzie. Desafortunadamente, el lado cubano no se ha mostrado sensible. Estamos la espera de que La Habana emita alguna decisión sobre el caso Alonso. Es un asunto administrativo y gubernamental, en el cual no tenemos autoridad. Mi propósito ha sido tenerlo en la concentración desde enero pasado… y Ozzie tiene conocimiento de esto. Merece una oportunidad, pero ahora mismo no está a mi alcance. Resulta negativo que [la Asociación de Fútbol de] Cuba todavía no ofrezca una respuesta. En estos temas, históricamente, FIFA actúa de una manera bastante estricta. Aunque seguimos trabajando, aún no podemos hablar de un resultado positivo”, explicó el hoy ya ex-entrenador de la selección USA.

Durante una larga década le han seguido Yosmel de Armas (solicitó asilo político en Miami hace meses), Rey Angel Martínez-Alberto Delgado (abandonan la selección nacional durante la Copa de Oro celebrada en Los Angeles en enero de 2012), Yaykel Pérez-Maykel Galindo (escapan de la selección en julio de 2005 y el segundo es ahora jugador del FC Dallas), Lester Moré (en 2007), Reinier Alcántara-Pedro Faife (en partido para Mundial 2010 se fugaron en Washington DC) y Yosniel Mesa (abandona la selección en Charlotte en 2011). Pero a veces, las deserciones fueron en masa y claramente pactadas como en el torneo preolímpico de Tampa en 2008 cuando se marcharon a la vez siete jugadores (José Manuel Miranda, Erlys Garcia Baró, Yenier Bermúdez, Yordany Alvarez, Loanni Cartaya Prieto, Yendry Díaz y Eder Roldán) o este mismo mes de octubre de 2012, cuando Reysander Fernández Cervantes, Eviel Cordovez González, Maikel Chang Ramírez, Odisdel Cooper Despaigne e Ignacio Abreu Sánchez, abandonan el equipo cubano en Toronto. Este último caso, con intervención incluso de la FIFA, ha servido para que el Gobierno aceptara dar un nuevo paso hacia la liberalización de las leyes migratorias.

Ahora podrán regresar de “forma temporal” al país los profesionales y deportistas que desertaron durante misiones oficiales al exterior, así como los emigrantes ilegales que salieron de la isla desde 1994. Los beneficiados podrán retornar de visita transcurrido un plazo de ocho años de su deserción. Una medida que forma parte del paquete de reformas de la ley migratoria, que entrará en vigor el próximo 14 de enero y que elimina numerosas trabas para los viajes al exterior , como el permiso especial de salida, llamado “tarjeta blanca”, y el requisito de una carta de invitación del país de destino. Un gran avance para la libertad de una sociedad y su fútbol, enorme elemento cultural de enriquecimiento nacional. Una vez más, la pelota y su entorno han provocado una fuerte catarsis. Tan grande y necesaria, como para lograr una transformación histórica para el pueblo cubano, ésa que hoy, con la muerte de Fidel Castro, tiene una nueva ventana abierta a su renovación.

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