“¡Mexico lindooooo!”, acabaron gritando los hinchas de la tricolor en las grades de Brasil. La selección de Piojo Herrera se jugaba el pase a los octavos de final y anduvo un rato tranquilizándose ante tal cosa y tal rival. Croacia llegaba con nombres y colectivo, pero se fue deshaciendo como un azucarillo conforme avanzó el Mundial hasta que en el último partido supo argumentar, y de qué pobre manera, por qué no seguirá en Brasil. El equipo de Hererra salió como siempre, ordenado y correoso en su 5-3-2 que tanto rédito (en resultado y juego) le ha dado. La primera parte se quedó a medias. Diríase que pesó lo que había en medio, pasar y volver a casa. En la segunda, México, en un remate de Rafa Márquez se adelantó, se soltó y dio rienda suelta a todas sus lindezas. Chicharito hizo el resto. Movilísimo y participativo, agitó a su equipo y encontró recompensa con el 3-0. México no es una cuestión de nombres, pero cuántas individualidades de nivel está mostrando. Un equipo que hace tres meses parecía muerto y ahora es cosa seria. En los octavos, la Holanda de van Gaal.
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