Histórico
18 junio 2014El Enganche

Chile: Roberto Rojas y el engaño de la bengala

Roberto Rojas - Chile 1989

Por Gabriel Casimiro (periodista especializado en fútbol sudamericano)

Bien dicen que en el fútbol, y para ganar, todo vale. Eso sí, dentro de los límites permitidos. Y es que cuando se comete algo que no es permitido, existe el riesgo de ser descubierto, y de traer consecuencias lamentables. Algo que le sucedió a la selección de Chile, quien fue presa del engaño de su arquero y así quedó descalificado de dos clasificatorias rumbo al Mundial. No es broma, no es un mínimo aviso, sino un castigo a la altura del escenario que estaba colocado como premio final. Ni más ni menos. La historia nos trae al mítico estadio Maracaná de Río de Janeiro. El cuadro local se enfrentaba ante su similar chileno en un marco de 130 mil espectadores. Ambos equipos estaban igualados en puntos, y Chile necesitaba ganar para clasificar. A Brasil le bastaba con un empate, pues tenía la diferencia de goles a su favor. Tras un primer tiempo sin goles, Careca abrió la cuenta para los locales al amanecer del segundo tiempo. Minutos más tarde, una bengala lanzada al césped causó pánico entre todos los asistentes. Algo sucedía más allá del susto…

Instantes después, el portero chileno Roberto Rojas cayó al suelo repentinamente. Se le vio ensangrentado, aparentemente por un corte en el rostro producido por aquella bengala. El árbitro paró el cotejo, esperando pronta solución para reanudar el juego, aunque los chilenos, encabezados por su entrenador Orlando Aravena, abandonaron la cancha levándose en brazos al portero herido. Entonces, no le quedó otra al juez argentino Juan Loustau que suspender el cotejo, y posteriormente la FIFA dar por ganador a Brasil por 1-0, resultado que se tenía hasta ese momento. Una situación jamás vista, una situación ante la que cada toma de decisiones, sería peligrosamente ‘pionera’.

Roberto Rojas - Chile

Maracaná imponía respeto aquella noche, pero Roberto Rojas intentó aprovechar el efecto ‘presión’ para manipular la competición en base a una artimaña increíblemente planificada

Semanas después, la FIFA -presidida por aquel entonces por el brasileño Joao Havelange, llevó a cabo una investigación que demostró que la bengala lanzada no tocó al golero chileno. Posteriormente el propio ‘Cóndor’ Rojas confesaría que se había cortado él mismo con una hoja de afeitar que llevaba camuflada en uno de sus guantes. También dijo que había pactado con su compañero Fernando Astengo que se iban a retirar el uno al otro; es decir, que si le pasaba cualquier cosa a uno, el otro se encargaría de exagerarlo y retirarlo del campo, provocando la retirada de los demás jugadores y por extensión del equipo, para intentar buscar la descalificación de los brasileños.

Además declaró que, además de Astengo y de él mismo, había participado un integrante del cuerpo médico del equipo, que fue la persona que le pasó el objeto cortante. Y por último, el portero también inculpó al utilero del equipo, Nelson Maldonado, quien hizo desaparecer los guantes tras el encuentro, para destruir u ocultar la prueba del delito. También reconoció que el entrenador de Chile desconocía esta pequeña gran conspiración. Toda una maniobra colectiva, con diferentes contactos abiertos, misiones encargadas a cada miembro y un reto final, el de usar la ‘picaresca’ como solución a lo que no se podía arreglar con las piernas en el césped. Declaraciones chilenas que no quedaron en vano, sino que fueron cargadas de fuertes represalias.

Las sanciones no se hicieron esperar. La selección chilena fue excluida de la ronda en la que estaba en las clasificatorias para el Mundial de Italia 90 y de las eliminatorias de clasificación para el Mundial de USA 94. Al seleccionador chileno Aravena se le excluyó de por vida de todos los partidos internacionales. También fue inhabilitado por un período de 5 años. Fernando Astengo fue sancionado sin jugar por 5 años. El presidente de la Federación Chilena fue sancionado a perpetuidad, así como el médico del equipo. Todo Chile lamentó el hecho, armado por los mismos jugadores, que los privó de dos Mundiales consecutivos. ¿Cómo para no repetirlo, no?

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