Histórico
12 junio 2014El Enganche

Brasil: El peso de las cinco estrellas

neymar

Por Francisco López G. (@PacoLopez2992, analista de fútbol internacional)

Brasil es fútbol. Solo la canarinha tiene esa mística especial. Cualquier persona que pregunte, sin importar el país de procedencia o sus aficiones, asociará mentalmente balompié y Brasil en pocos intentos. Juegue quien juegue, esa camiseta tiene el respeto del rival impregnado. Ese es el precio que hay que pagar por llevar cinco estrellas en el pecho, que siempre vas a mirar y pensar que pueden ser más.

Brasil llega a su cita. Tras la reconstrucción del proyecto iniciado por Mano Menezes, el reloj era un enemigo carioca. Su Mundial estaba a dos años y el elegido para recuperar la ilusión era Scolari. El cupo de traspiés se había acabado mucho antes: en el Mundial de 2006, Brasil reunió a todas las estrellas del momento sin mayor lógica que la nominal. El fracaso fue sonado; Ronaldo, Adriano, Kaká y Ronaldinho pero el destacado fue Zé Roberto por demostrar rigor táctico en medio de la anarquía pura y dura. Una promesa de fútbol-samba con un once propio de videojuego. En 2010 vimos una selección brasileña rígida, alejada de lo presupuesto para la pentacampeona, pero siempre candidata porque esa identidad es indeleble. El resultado fue malo, un equipo con pocos recursos que se autodestruyó contra Holanda regalando demasiado.

El reto de Brasil, como el de todas las personas, es estar a la altura de lo que es y no de lo que se espera, pero, en su caso, esto es realmente complicado

El timón fue para Menezes. Él confió en el cambio generacional y sentó las bases para el proyecto actual, pero le estalló en las manos cuando Oribe Peralta les sentenció en los JJ.OO. El oro se le escapó a Brasil y el cambio era urgente. La llegada de Scolari demuestra cómo afrontar la lógica presión. Brasil es la selección por excelencia y ser anfitrión es una losa pesada, pero el pragmatismo de Luiz Felipe ha dado alas a un grupo dubitativo. La sobriedad de Julio César en puerta, el buen hacer sin adornos de Luiz Gustavo y la potencia para derribar muros de Paulinho y Hulk. Esa estructura se afianzó y poco importa cómo han jugado esta temporada, Scolari apostó hace ya mucho tiempo por dar continuidad. Un ejército de 23 hombres a su espalda en el que la mayoría ya tenía claro hace mucho que irían a este Mundial. 

Para manejar toda esta presión está Neymar, un joven que ya no recuerda lo que era jugar sin cámaras, sin juicios sobre su juego u opiniones que le trataban como un objeto del marketing. El liderato de Neymar es incuestionable y poco importa su fecha de nacimiento. Tanto Menezes como Scolari lo tenían claro, el 10 de la verdeamarelha le permite ser él, el 11blaugrana le tiene encarcelado entre franjas. En el combinado nacional es incuestionable.

Neymar, sin duda, es el hombre; él y Marcelo son los baluartes ofensivos y el peso, para lo bueno y para lo malo, recae sobre ellos

Brasil tendrá siempre en sí misma un enemigo poderoso, el mismo que les derrocó en Londres 2012 o que bajó forzosamente del pedestal a sus estrellas en 2006. El amarillo y el verde son fútbol, su pecho estrellado marca una máxima: a esto siguen siendo los reyes. Sólo así se explica que se invoque constantemente el fantasma de Ghiggia en Maracaná para recordar que ellos también juegan, para lo bueno y para lo malo.

También te interesa: Análisis del Grupo A: una selección de cada color

Síguenos en Twitter y Facebook

Contacta con El Enganche




Nuestras redes sociales

 

Contacta con nosotros

Puedes ponerte en contacto con El Enganche a través de este formulario.

Envíanos tus consejos, dudas, quejas o sugerencias para ayudarnos a mejorar. Rellena el formulario y haznos llegar tu mensaje. #yosoyenganche