Histórico
22 junio 2014Jose David López

Estados Unidos: Jóhannsson, goles yankeeuropeos

Aaron Johannsson

Todas las grandes potencias futbolísticas han granjeado durante su historia unas premisas y unas bases casi exclusivas e identificativas conforme a su estilo o interpretación del juego. No únicamente referido al talante de agresividad, alegría, intensidad, relajación o solidez que bien pudieran igualmente establecer diferencias nacionales y hasta continentales, sino conforme a posiciones determinadas en el terreno de juego. Los carrileros brasileños con su facilidad para incorporarse con peligro al ataque, los mediocentros españoles para elaborar y crear asociaciones determinantes, los extremos holandeses para romper con desbordes desde la línea de cal, los enganches argentinos que desequilibran con talento entre líneas o los centrales italianos y su desarrollado sentido táctico. Y allí, pese a su creciente cultura futbolística, aún no hay rastro que adivine la presencia de alguna lectura estadounidense, adoleciendo todavía de un rol concreto que identifique cuáles son sus principales virtudes en el césped.

Los actuales referentes de la selección yankee responden a un prototipo aún en construcción, pero serían reconocibles desde un guion ofensivo particular. Los Dempsey, Donovan, Jones reúnen llegada, fuerza para surgir desde posiciones centrales, cómodos detrás de los delanteros referencia y capacitados para romper partidos tanto por detalles técnicos como por disparos o pases desde segunda línea. En esa dinámica de necesidad atacante, de búsqueda de alternativas para suplir aquellas aptitudes clave de las que adolece la selección estadounidense, Jurgen Klinsmann se ha topado con un joven que ampliaba la nómina y ahora es casi titular. Tiene gol, tiene energía, tiene llegada y tiene, sobre todo, la proyección necesaria como para explotar definitivamente en un año que ha sido el mejor de su carrera y pretende ganarse un gran contrato, siquiera un nombre, en este Mundial: Aron Johannsson.

Tiene potencia, fuerza y lucha por cada pelota con una presión inmaculada de energía, como la de un recién llegado. Explota su destreza en el área para marcar diferencias en un AZ que mantiene con sus goles

Se trata de un delantero de 23 años, diestro, con la presencia física casi perfecta porque ni es excesivamente alto (1.84), ni excesivamente pesado y ni siquiera excesivamente fuerte, pero la mezcla de todas esas condiciones le hace ser un comodín ofensivo en diferentes aspectos. Una de sus grandes virtudes es la capacidad para pelear, luchar, presionar por cada pelota larga o balones directos a su alrededor e interpretar el juego, algo que le ha servido para marcar diferencias, pues sí gana bien ese tipo de acciones por su destreza, agilidad e inteligencia. Y todo esto, sin ser excesivamente rápido, aunque sí tremendamente potente, sobre todo en un disparo que ha resultado determinante con su pierna derecha durante toda la temporada. Ha marcado goles de área sabiendo leer bien sus movimientos, otros iniciando la jugada con detalles a los costados (sobre todo al izquierdo para marcar diagonales hacia su pierna buena) y la gran mayoría, sabiendo continuar jugadas para rematar finalmente a un toque como marcan los cánones de los mejores delanteros. Chico de moda en Eredivisie con un AZ Alkmaar al que ha acabado aportando 25 goles este curso (entre todas las competiciones) y que representa quizás por ello, la gran aparición estadounidense del curso.

johansson

Johannsson nació en Mobile, una ciudad de Alabama en Estados Unidos, aunque evidentemente su nombre no puede esconder un clarísimo origen islandés. Sus padres estaban trabajando en suelo americano siendo un bebé, pero a los tres años regresó con su familia a Islandia, con lo que el sentimiento isleño creció enormemente en él y allí empezó a jugar en los clubes cercanos. Cierto es que en varias entrevistas he leído que viajaba cada verano a USA de intercambio con chicos que jugaban al fútbol a través de una escuela especializada, pero comenzó su carrera en la ciudad de sus padres, la capital Reykjavik, en el semi-desconocido Fjölnir (actual campeón de la segunda división y recién ascendido). Tenía solo 10 años y pese a trasladarse una temporada al Breiðablik, regresó para seguir formándose y a los 17 años dio un paso interesante, tomando la decisión de aceptar una propuesta de la Academia de Desarrollo de Fútbol en Bradenton, Florida, debido a su identidad yankee.

Aquello marcó muchísimo a Aron, que pese a todo, debutaría meses después con Fjölnir a nivel profesional, se convirtió en fijo dentro del equipo titular y en su tercera campaña, marcó 17 goles que le sirvieron para dar un salto más en su carrera. El fútbol danés, un nivel por encima del islandés, le hizo hueco en el Aarhus, que luchaba por subir al primer nivel nacional y que lo consiguió. En tres cursos, Johannsson explotó, logró 14 goles, curiosamente un hat-trick considerado el más rápido de la Superliga danesa (3 minutos y 50 segundos) y llamó la atención de la Eredivisie, hábitat natural para jugadores de mercado escandinavo, encontrando un hueco muy interesante en al siempre trampolín AZ Alkmaar. Tuvo una campaña pasada muy trabajada, con molestias y mucha competitividad, pero este curso la adaptación es plena y su explosión definitiva, sumando los mencionados goles y 3 asistencias que han llamado la atención de clubes de la Premier League, siendo valorado en unos 4-5 millones €. Siendo benévolos con los compradores, claro.

Es el chico desconocido que explota este año en la Eredivisie hasta el punto de ganarse un billete mundialista y apurar al máximo sus opciones para incluso ser titular en el Mundial 2014

A nivel internacional, su caminar es corto pero muy intenso, porque tras haber sido estrella nacional en Islandia, apareciendo como promesa estelar y jugando con la Sub 21 debido al origen de sus padres, cambió de idea. Y fue difícil, porque a finales del año 2012 ya fue convocado con la absoluta y alegó una lesión polémica que alertó a su federación. Tanto, que durante varias veces le llamaron y le pidieron reconsiderar sus pensamientos en torno a esa decisión. En julio del pasado año, cambió de bandera y prometió defender al país donde nació, Estados Unidos. Jóhannsson tuvo que presentar un recurso de apelación para cambiar de selección y, solo dos semanas después, era llamado por Klinsmann y debutaba con gol clave ante Panamá para cerrar su pasaporte mundialista. Klinsmann necesita un pasaporte al gol, un referente en punta que le dé sentido a las transiciones, una pausa intérprete y un goleador. Dos en uno. USA quiere goles. Jóhannsson quiere dárselos.

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