Histórico
28 mayo 2014Andrés Cabrera Quintero

Juventus-Milan: La fiesta del fútbol italiano

Once años. El fútbol y la vida han cambiado mucho en este periodo de tiempo. Pensemos dónde estábamos cada uno hace 11 años, el tiempo pasa volando, pero sobre todo produce muchos cambios. El que escribe estas líneas aún era un chiquillo que intercambiaba cromos y jugaba con tazos, mientras se raspaba las rodillas persiguiendo un balón. Entonces no sabía, ni me importaba, los designios que me tenía preparada la vida. Dejando a un lado mi vida, la cual dudo que les importe, el fútbol, cómo es lógico, ha cambiado bastante. Hace 11 años, Grecia no había hecho ninguna heroicidad europea, el Barcelona vivía en Europa gracias al gol de Koeman, el Sevilla no tenía ningún título más allá de nuestras fronteras, España seguía maldiciendo los cuartos de final… y así podríamos seguir horas. Aunque lo más trascendental es que hace 11 años, la mejor liga era la italiana, ahora devaluada. Es el aniversario de la única final italiana en la máxima competición europea, un encuentro que dio acicate a aquellos que denostaban el campeonato transalpino. Hace 11 años que Milan  y Juventus se enfrentaron en Old Trafford.

Nedved lloraba desconsolado, iba a perderse un partido que siempre soñó con disputar, y que a la postre sólo tendría esa oportunidad de jugar. La Juventus goleaba 3-0 al Real Madrid, cuando en el minuto 82, Pavel Nedved ve una amarilla, que le privaba de jugar el partido del Old Trafford. El mismo jugador checo había marcado el tercer gol de la Vecchia Signora, tanto que ratificaba el pase turinés, y ahora se quedaba sin jugar el partido más importante para un futbolista. Una regla que siempre me pareció injusta, ya que no se puede privar a los mejores jugadores de disputar una final por el mero hecho de la acumulación de tarjetas. El espectáculo pierde demasiado, y en ese caso, que en la final no estuviera el mejor futbolista de la Juventus, y del partido, fue un castigo demasiado grande para los juventinos. Por cierto, luego en aquellas semifinales, Zidane recortaría distancias ante su ex-equipo, pero poco importaba ya, el checo que a la postre sería Balón de Oro, no jugaría ante el Milán.

En la otra eliminatoria de semifinales, tendríamos Derby della Madonnina. Primera vez que se enfrentaban en competición europea, muestra del poderío, antes mencionado, del fútbol italiano. Tres de los cuatro semifinalistas eran transalpinos, el otro era el vigente campeón, el Real Madrid. Nada que ver con la situación actual, valga de ejemplo este año donde el equipo que más lejos llegó fue el Milan, el cual acabó vapuleado por el Atlético de Madrid. Volviendo a aquellas semifinales, la igualdad fue la regla dominante de la eliminatoria, la cual se decidió por la regla de los goles fuera de casa, gracias al tanto anotado por Shevchenko en el Giuseppe Meazza. Martins igualó la contienda, pero no fue suficiente, el equipo dirigido por Carlo Ancelotti se plantaba en la final de la Champions League. El bueno de Carleto buscaba su primera ‘orejona’ como entrenador, después de ganar dos con el histórico Milan de Sacchi. Había final italiana.

Si bien, en la Copa de la UEFA había habido varias finales entre italianos, el Juventus-Milan, sería la primera final transalpina en Champions League

Tres años antes, se disputó la primera final de la historia de la competición entre equipos del mismo país, el Real Madrid no dio opciones a un buen Valencia, ahora, en 2003 era la fiesta del fútbol italiano. Los mejores jugadores del mundo estaban en la Serie A, o al menos, hasta hacía pocos años lo estaban, ya empezaban algunas migraciones hacía España o Inglaterra, como el caso de Zidane. Old Trafford sería por primera vez sede de la mayor competición entre clubes del mundo. El favoritísimo no era claro, la ausencia de Nedved podía decantar la balanza, pero era difícil de prever. Jugadores como Buffon, Del Piero, Davids, Maldini, Pirlo o Seedorf estarían en el tapete aquel mágico 28 de mayo de 2003. El mejor momento en la carrera de algunos, el último instante en la carrera de otros. El todo o nada, a una carta, a una final.

La primera parte comenzó con un juego vistoso, dónde el Milan tuvo las ocasiones más claras. Mención especial al paradón de Buffon a testarazo inapelable de Inzaghi, una mano que dio vida a la Juventus, la cual ya había sufrido mucho con el gol anulado a Shevchenko previamente. El ucraniano tardó en darse cuenta de la acción antirreglamentaria. Tras el descanso, un sopor, que como ya dijimos, sirvió para alimentar la mala concepción del calcio, una forma preconcebida en España de ver el fútbol italiano. Muestra del desconocimiento y del analfabetismo deportivo existente en nuestro país. El partido, evidentemente, ayudó a esta concepción, porque para que negarlo, una final de Champions League que termina 0-0 no es plato de buen gusto y más teniendo en cuenta el escaso fútbol mostrado dentro del rectángulo. Para muchos fue el primer partido entre italianos que vieron en sus vidas, lo cual les sirvió de ejemplo y aún les sirve, para atacar a uno de los epicentros futbolísticos con más encanto.

El Milan ganaba su sexta Copa de Europa, la Juventus seguía con dos. La baja de Nedved, una losa

Tras la media hora de prórroga y con el resultado inamovible, los penaltis darían el vencedor de la Copa de Europa, o la tercera para la Juventus o la sexta para el Milan. La Juve golpeada históricamente en las finales, es junto a Benfica y Bayern, el equipo con más finales perdidas a lo largo de la historia con un total de cinco, por tan solo dos ganadas. Buffon y Dida fueron los héroes en la noche inglesa, pero el cancerbero brasileño consiguió detener uno más. Shevchenko se postraba ante Buffon, mirada nerviosa, se habían fallado hasta cinco penaltis previamente, todos detenidos por los porteros. El ucraniano tenía en sus pies hacer campeón al Milan, enfrente el portero más caro del mundo, Buffon. Carrera larga del delantero rossonero, Buffon se vence a un lado, Sheva acomoda el balón al otro. Ahora sí vale este gol, ahora sí que vale. El Milan es campeón de Europa por sexta vez, la Juventus pierde su quinta final. Si la Juve era el equipo de Italia, el Milan era el equipo de Europa. El fútbol ha cambiado en estos once años, bueno, no todo, la pasión italiana sigue inamovible.

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