Histórico
19 mayo 2014Rocío García

Atlético: Elogio de esfuerzo y fe

Afición Atlético de Madrid 2014

Por Rocío García (@Roo_GR)

Ahora que han pasado las horas lo sé: el Atleti quería que le quisiesen y España quería querer. No se enfrentaba el sábado al Barça como quien quiere ganar la liga sino como el que quiere conquistar un país. Ponerse el traje de gala como el adolescente que se enfrenta por primera vez a sus suegros y en sólo una noche debe convencerlos, sin importar los meses anteriores de novio ideal. Con los dieciocho (sin títulos) recién cumplidos y esa sensación que se tiene con la mayoría de edad de comerse el mundo y gritar, de salir a la calle sin pedir permiso (y así lo hicieron, destrozándose la garganta, calle a calle, grito a grito, puro cholismo).

El Atleti gusta como gusta Rafa Nadal. Gusta en un país donde nos hemos acostumbrado a vivir a las puertas, a quedarnos en los penaltis y a fallar lo decisivo. Gusta en un país donde se sabe que no se es el mejor pero se pretende ser y gusta ganar y sacar las banderas a la calle con la mínima excusa. Por eso quieren a Nadal, por eso quisieron a Alonso y por eso quieren a este Atleti. Porque ejerciendo como un todo, es ese yerno que pese a los tatuajes y a ser siempre el segundo, no se cansa de querer ser el primero y eso querrán para su hija: lo de pelear y no rendirse.

El Atleti es la consolidación de lo humano como factor: el esfuerzo y la fe han podido, partido a partido, eliminar del camino al talento a párrafos de Barça y Madrid

Hoy del Atleti recogería a 2+1, los mejores y el espíritu santo, el que parece hecho para jugar ahí y sólo ahí como si la idea de Simeone le hubiese traído al fútbol. El yerno ideal empezaba pasando desapercibido, sin aires de grandeza y a contracorriente. Llegaba de Zaragoza por la puerta pequeña pero con la certeza de haber salvado a su equipo, de haberlo dejado entre los grandes. De héroe maño a uno más en Madrid. Volver a casa con ese pensamiento de que a la afición hay que ganársela en el césped y no en las salas de prensa y que a veces sirve crecer fuera pero volver al origen con los deberes hechos. También con los que quedan por hacer: “Quería intentarlo”, decía. Gabi quería convencer y convenció. Quería ganarse Madrid y acabó haciéndolo con Europa, capitaneando un equipo que, en 2012, no alzaría un título sino dos: Europa League y Supercopa de Europa.

“Es solo el principio”, dice ahora, tras ganar la Liga. Gabi ha conseguido ser la prolongación de Simeone en el campo. Gabi es Simeone, ahora, años después de que Simeone fuese Gabi. Y al revés. Es el reflejo del Atleti, el partido a partido traducido al esfuerzo a esfuerzo en cada partido, el cholismo decidido con la cabeza y convertido a real con los pies. Gabi es, de hecho, la última acción del Atleti en Liga: un esprint en el Camp Nou para guardar el balón, avanzar, soñar, una apuesta decidida por el verbo creer.

Gabi es la esencia del cholismo: prolongación del entrenador en el campo, líder fuera, esfuerzo máximo y fe ciega en el grupo

El Atleti ha dejado de ser, para casi todos, sólo un equipo. Es ese “you’ll never walk alone” made in Spain al que pocos pueden resistirse. Es ser niño con la certeza de que, si viene el coco, habrá que asustarlo, vencer los complejos y salir con la cabeza alta. Y crecer sin importar que el coco sea Messi, Cristiano o el propio Fernando Torres porque los traumas y las pérdidas se recuperan corriendo. Quien escribe no es capaz de recordar, por la edad, a un Atleti campeón de Liga pero sí a uno que nunca se despegó del principio. Uno que luchó por ser sexto, por llegar a Europa y que este año lucha por conquistarla a lo grande. El Atleti de Sabina, de los que quieren y pueden. El Atleti de un Courtois que gana allá donde pisa y la filosofía de un entrenador en la que querer es suficiente para llegar. Y la victoria, al igual que el talento, dijo Umbral, es sólo cuestión de insistencia. Bendita fe en el esfuerzo. 

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