Histórico
27 abril 2014Francisco Ortí

Matra Racing Paris, el ‘otro’ parisino rico

Aprovechamos que este domingo el PSG puede proclamarse campeón de la Ligue 1, para recordar cómo en París ya existió un proyecto millonario con tintes épicos pero con fatal desenlace.

París ha mantenido y mantiene un estrecho idilio con el mundo del arte. Sin importar la disciplina, ni la época. Por sus calles han paseado Salvador Dalí, Oscar Wilde, Cole Porter o Luis Buñuel y en sus bares han germinado movimientos artísticos y tendencias. Sin embargo, el fútbol le ha sido esquivo. París es una de las capitales europeas -junto a Berlín- con menos tradición futbolística. El París Saint-Germain vive -o pretende vivir- su edad de oro en la actualidad, pero su pasado únicamente está alumbrado por una Recopa (1996) y un par de títulos de Ligue 1, más allá de una decena de copas. París, por lo tanto, nunca ha sido una tierra fertil para los sueños futbolísticos, algo que Jean-Luc Lagardére se atrevió a discutir durante la década de los ochenta.

Tras cosechar tanto éxito como millones en el sector de la aeronáutica, Lagardére quiso utilizar su fortuna para construir un equipo poderoso en París, primero para que compitiera con el PSG y, después, para conquistar Europa. Los sueños de grandeza comienzan con pequeños gestos y en 1982 Lagardére se hizo con el poder en el Paris FC, un equipo de la segunda división francesa. Su primera intención fue fusionarlo con el Racing de France, pero el conjunto galo rechazó el acuerdo por no tener informaciones precisas de la economía del club de Lagardére. La reacción del empresario ante la negativa fue rebautizar al Paris FC como Racing Paris 1 y le vistió con los colores azul cielo y blanco tradicionales del Racing de France.

Tras una primera temporada exitosa, en la que el nuevo Racing Paris 1 logra terminar cuatro en la segunda división francesa, el Racing de France acepta la fusión y para la temporada 83-84 el equipo ya competiría bajo el nombre de Racing Club de Paris. La ambición de Largardére era elevada, pero primero debía lograr el ascenso a la Ligue 1 y por eso decidió construir el equipo más potente de la categoría. Ficha a jugadores de primer nivel entre los que destaca Rabah Madjer, quien venía de destacar en el Mundial de 1982. El argelino se convierte en el referente del equipo y esa temporada se logra el ascenso tras quedar segundo y superar tres rondas eliminatorias en las que elimina a Olympique de LyonNiceSaint Etienne.

De este modo, Lagardére veía cumplido su sueño, aunque las cosas no fueron tan bien como se esperaban. El equipo no encontró el respaldo de París. El Parque de los Príncipes mostraba un aspecto desolador en cada partido, con las gradas semivacías, y equipo desciende por la vía rápida, terminando colista de la Ligue 1 y regresando a la segunda división francesa. El primer batacazo no desalentó a Lagardére, quien volvió a la carga cerrando los fichajes de BossisKabongo. El Racing Club de Paris arrasó esa temporada, se proclamó campeón de la categoría y logró el ascenso directo. Lagardére volvía a estar en la Ligue 1 y para evitar que sucediera el mismo desastre en su primer intento utilizó un as que se guardaba bajo la manga. Matra, su empresa, se convertiría en el principal patrocinador del club.

De este modo, el Racing Club de Paris pasaría a denominarse Matra Racing Paris y se implantó una política de fichajes ambiciosa con la que se logró reclutar a algunos de los mejores jugadores del planeta. Llegaría el internacional de Alemania Pierre Littbarski procedente del Colonia, el jugador del Burdeos Thierry Tusseau, el mítico Luis Fernandez, y la joya de la corona Enzo Francescoli. A los mandos del equipo llegaría el técnico Artur Jorge, quien acababa de proclamarse campeón de Europa con el Porto (a Abramovich le suena esta estrategia). Un proyecto mastodóndico que esta vez sí atrajo la atención de la ciudad (aunque no demasiadas) pero no cosechó resultados. En la temporada 86-87 terminaron en 13ª posición, la siguiente acabaron séptimos tras un pésimo final de liga y en la 88-89 el equipo vuelve a decepcionar. Lagardére, impaciente y cansado de esperar unos éxitos que nunca llegan, recogió sus bártulos, su ambición y sus millones y abandonó el club.

Si la figura de Lagardére y, sobre todo, sin su fortuna, el Matra Racing Paris se hundió desde el primer momento y entró en una profunda crísis económica de la que no ha logrado escapar y todavía se están pagando los excesos de la época de Largadére. Tras varios cambios de nombre -ahora se llama Racing Club de France Football Levallois 92–  y refundaciones, el club pena sus tiempos de delirios de grandeza hundido en las catacumbas del fútbol francés, compitiendo en CFA2, la quinta división gala. Los sueños millonarios ya fracasaron una vez en París. El PSG lo intenta ahora con los millones de la familia Al Thani y tras fracasar en el primer intento, ha redoblado su inversión para cerrar el doble fichaje de Ibrahimovic y Thiago Silva. El fútbol parisino quiere resurgir a base de millones. ¿Lo conseguirá esta vez?

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