Histórico
28 abril 2014Jose David López

Bayern: Guardiola, Lahm y el método de la inamovilidad

Con toda Europa convencida de que la Bundesliga es el ejemplo a seguir para la salvación del fútbol como elemento de animosidad de las masas, como respeto hacia los aficionados que provocan un entorno sobresaliente y como adn ilustrativo en materia financiera, apareció él para intentar hacer brillar como nunca todo ese esplendor. Pep Guardiola ha llegado al Bayern de Múnich para multiplicar año tras año los éxitos que ya se convirtieron en habituales la última campaña, para ser el dictador del fútbol alemán y para ejecutar el plan definitivo que le convierta en favorito indiscutible al reino continental cada curso. Baviera y Alemania lo veneran como el icono de la grandeza administrativa de su campeonato y, los foráneos que ahora se asoman a su estela, guiados por las migas de pan de oro que dejó en su etapa en Barcelona, esperan justamente aquello que hizo brillar la aureola ‘guardiolista’ hasta convertirlo en el máximo referente técnico en décadas. Tentáculo definitivo para marcar la pauta futurista.

Y aunque seguramente el técnico español no hubiera deseado llegar al club muniqués con la exigencia resultadista y triunfal a la que la última ‘Era Heynckes’ le ha obligado (el Bayern ganó todos los títulos posibles el último curso y aun así decidió cambiar de entrenador), esa obligación inmediata le impide tener tranquilidad para afrontar la temporada bajo sus propias ideas. Existe una máxima futbolística que aboga por mantener la dinámica, alineación y planteamiento de un equipo si las sensaciones son positivas, algo que no pudo ser más satisfactorio en los últimos meses en el Allianz Arena, pero lejos de contentarse con lo que sabe que su equipo puede darle, Guardiola pretende un paso más, generar en ese bloque su propia identidad. Por momento lo ha logrado esta campaña, aunque en las citas claves de este final de campaña, está dejando más dudas, todas generadas por su singular propuesta anti-natura para los bávaros. Porque tras una pretemporada donde ha realizado numerosas pruebas con jugadores que parecían ‘intocables’ y tras haber caído en el partido más mediático de la misma (Champions ante Real Madrid), sólo existe una única idea clara en su equipo: conseguir que nadie sea inamovible.

Por condiciones y rendimiento durante la última temporada, existirían varios jugadores que entrarían directamente al bando de los absolutamente imprescindibles. Desde Neuer bajo palos hasta Lahm-Alaba en los laterales, pasando por Schweinsteiger-Javi Martínez en la medular, Ribery en la parte izquierda del ataque y Mandzukic como punta más referencial. En total, siete jugadores fijos, estables y regularmente visibles en el once inicial durante cada partido. Las otras cuatro posiciones restantes, las del dúo de centrales, el extremo diestro y una de las que completen el centro del campo, son las únicas que permitirían cierto intercambio (siendo Boateng-Dante-Muller-Kroos o Robben) los que hicieron suyas cada una de ellas. La intención clara de Guardiola desde su llegada ha sido perfeccionar aún más esas posibles debilidades en su bloque a lo largo de una campaña llena de competiciones, partidos y exigencias, por lo que asume como reto inicial el ampliar la nómina de opciones en algunos puestos donde pueden existir debilidades concretas con el paso de los meses competitivos. Lejos de contentarse con la versión física, corpulenta y de pegada ofensiva que demostró este equipo, quiere edificar esa idea con más ladrillos y, sin demasiada suerte hasta ahora, sus tres principales movimientos tácticos han creado más debate y críticas que aplausos y elogios.

Thomas Muller (extremo derecho o segundo punta-interior derecho): Seguramente sea la modificación más dificultosa, criticada y cuestionada en lo que llevamos de etapa ‘guardiolista’. El alemán explota los espacios, lee como pocos los metros para sumarse al ataque, lucha contra cualquier impedimento, recorre muchísimos metros cada partido y es un comodín que ha sido apreciado tanto por su desborde como por su inapelable ruptura interior en dirección a la red. Uno de los mejores jugadores germanos de los últimos años y que, de repente, ha sido trastocado por completo. Guardiola ha probado con él de interior, mucho más retrasado, partiendo desde una posición más central y sin la libertad que poseía. Y la versión ofrecida dista mucho de lo que el jugador puede dar, siendo la readaptación más complicada por las cualidades de uno y la pérdida de ellas en situaciones ofensivas. No tiene capacidad para ayudar en creación y, desde luego, no es un jugador de guardar posición o leer situaciones tácticas defensivas. Se siente perdido, sin rumbo, sin misión. “Me pareció que todo el mundo ocupaba un posición diferente a la habitual”, dijo tras la derrota ante el Dortmund, aunque repitió sensaciones amargas. El problema más serio de asumir si Pep mantiene su idea.

Philipp Lahm (lateral derecho-interior derecho): Aunque la edad empieza a mostrarse como un problema a corto plazo para el eterno capitán (que cumple 30), su estado de forma, confianza y repercusión en cada partido, es más importante que nunca. Carrilero largo, su profundidad, constancia, firmeza defensiva y experiencia, lo convierten en el lateral diestro del momento y en el referente claro de lo que significa un ‘intocable’ del fútbol actual. Y aunque seguramente no sea para él un problema, si supuso una modificación notable el ver cómo Guardiola ha intentado mostrarle una segunda vía de crecimiento, la de convertirse en improvisado interior diestro. Una posición que dominan jugadores inteligentes en lo táctico y con años de empaque tras de sí (cada vez que veo esta readaptación, recuerdo a Javier Zanetti de manera inmediata), algo que no sería problema para el germano. Por lo tanto, acabó siendo habitual que a lo largo de la campaña, en situaciones de necesidad, el capitán acabara ocupando una posición más central que ofrezca otro tipo de alternativas al Bayern, aunque mejorar su formidable rendimiento como lateral, sea absolutamente imposible y nada aconsejable para los muniqueses.

Javi Martínez (mediocentro defensivo-central): No es nada anormal situar en un esquema al internacional español como central, pues en fases concretas de su etapa en el Athletic de Bilbao e incluso en situaciones aisladas dentro de la Selección Española, se ha podido comprobar la doble naturaleza del ex león (es más, si apuramos, recuerdo que hace poco actuó como delantero improvisado en la pasada Copa Confederaciones). Sin embargo, parece que Guardiola tiene claro que el navarro debe ser defensa central. Primero porque así se entiende mucho mejor la intención de fichar a Thiago Alcántara para su medular (le prometió que sería titular en su equipo porque llevaría a cabo esta readaptación en esa parcela) y, segundo y no menos importante, porque no encuentra plena seguridad en las actitudes defensivas de la pareja Boateng-Dante (e incluso más dudas con el alemán que con el brasileño, pues al primero le ha dado conceptos y consejos cada momento desde que aterrizó). Tanto apoya las ideas del míster Javi Martínez, que ya ha sido de los primeros en defender que “su llegada ha supuesto un nuevo concepto de fútbol completamente diferente al que teníamos antes”.

Tres cambios dentro de un esquema que readaptar, pero muchas cuestiones en el aire que pronto habrá que solventar. El vestuario ya mostró cierta duda con las intenciones del técnico. Schweinsteiger admitía “no saber bien qué tiene previsto para mí”, Robben sostenía que “no hay que hacer el fútbol más complicado de lo que ya es” y Ribery afirmaba que “el 4-1-4-1 es un sistema raro”. Demasiadas interrogantes para cinco semanas de nuevo proyecto. Demasiadas interrogantes para un equipo que viene de ganarlo todo. La necesidad de ello radica únicamente en dotar de identidad propia a un equipo. El acierto o error de Guardiola necesita más tiempo de análisis, pero el riesgo que asume es mucho mayor al que seguramente era necesario por su parte. El ‘método de la inamovilidad’ ya ha empezado hace meses en Baviera. Ahora toca ver si rinde como antaño…

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