Histórico
9 abril 2014Fran Alameda

Atlético: La Champions con Simeone

Atlético 2013

El Atlético de Madrid es uno de los mejores colectivos de Europa. No es, sin embargo, la mejor plantilla o el mejor equipo. O el que más gana, como poco. Y los resultados están ahí para evidenciarlo. Pasa que la diferencia de calidad individual entre el Atlético de Madrid (y muchos más equipos) y los grandes colosos de Europa o España achican cualquier posibilidad de competir de manera continua frente a ellos (cuestionable esto quizá después del gigante mérito de la temporada). El ejemplo es que donde dice Miranda en otros dice Thiago Silva, Ramos o Piqué, donde dice Koke es Isco, Rooney o Ribery y donde dice Villa o Diego Costa, podría aparecer Ronaldo, Messi o Lewandowski. Y así.

Esto incluso da más mérito a lo que significa la Champios League, el Atlético y Simeone. El Cholo debutó en La Rosaleda con un atajo de intenciones que se plantaron de golpe sobre el césped. El equipo con aspecto de furibundo estaba por explorar y las piezas de Simeone se posaron sobre La Rosaleda para no perder. Rigurosísimos a nivel táctico, con escasa capacidad para generar en ataque, pero elevando la intensidad a un nivel que ya comenzaba a ser interesante. Aquello, que era el Málaga de Cazorla, Isco, Rondón y Joaquín, resultó aburrido. Pero era el embrión de una identidad colectiva subrayada a fuego. El objetivo, ganar; la forma, ésta. Espantosamente bella.

Simeone 2013Hoy es Europa, donde todos te pueden arrollar en una noche desacertada. Al Atlético, por norma, no lo van a salvar sus diferencias individuales, salvo el filón Diego Costa (duda hoy, pero nunca en las grandes citas). La del área voló a Mónaco y el resto no son tan buenos para colocar su nombre en las noches de miércoles. Todo esto no quita el inicio del artículo –que habrá servido de criba lectora–: el Atlético es el mejor colectivo de Europa con permiso, quizá, del Bayern, que tiene más y mejores tendiendo al infinito.

Las conclusiones siempre deben ir alejadas del resultado. Imaginen hasta qué punto que Paco Jémez después de encajar un 5-0, confesó que su equipo no le había disgustado. En según qué puntos, obvio, pero es la realidad. Jugar no encaja siempre con el resultado de la misma manera que la vida no otorga placeres a buenos y daños a malos. El Atlético, lejos de cualquier profecía de septiembre, puede pegarse hoy de bruces contra un rival de menos entidad real que nombre, pero que tiene a Messi, el perro que se activa con la musiquilla de Händel como si fuese la comida para los de Pavlov.

Y se preguntarán ustedes, ¿qué se puede celebrar hoy antes de comenzar a jugar? La vuelta. O la posibilidad. Simeone ha garantizado una cuota de competitividad y vergüenza futbolística fuera de toda duda, una calidad colectiva que va más allá del acierto técnico del día y de la calidad per se de los futbolistas. Porque hoy el Atleti vuelve de donde se fue quien sabe si por pereza, como cuando Camba paraba de escribir.

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