Histórico
10 febrero 2014El Enganche

Libertadores: León: Un chico llamado Carlos ‘Gullit’ Peña

Gullit Peña - León

Por André Stinson

Sucedió hace casi dos años. Daban por televisión un partido correspondiente a la final de ascenso del fútbol mexicano. A un lado el Correcaminos de la UAT, al otro el León, quien en compañía de su gente buscaba regresar a la primera división tras 12 años de ausencia. Dos equipos no exactamente llamativos, aunque con ambiciones. Y el ascenso, ya se sabe, puede suponer el deseo imperativo en la segunda división. El partido es un baño y apedreo contra el equipo naranja de Tamaulipas. Entrena por aquellos días al León, Gustavo Matosas, un técnico conocido tanto por sus métodos macedonianos de entrenamiento como por asumir una actitud intensa y furtiva durante el partido, lo que le permite transmitir su sentir a la escuadra que maneja. No le importa atacar hasta con cuatro jugadores en una oleada fúrica. Y dentro de esta avalancha conseguir lo que desea; el triunfo.

La afición en el Nou Camp está convencida de que el entrenador posee un sistema de juego ofensivo, dinámico y que impone su ley bajo cualquier costo. ¿Qué el equipo pierde? Pues nada, se entrena a morir, se repasa el trabajo táctico y, en el partido siguiente, se mantiene la alineación y la idea de agredir al contrincante. Al comienzo de la final hubo un joven de rasgos gruesos que apenas saltó al campo, comenzó a correr tras el balón, a robar pelotas, a distribuir y dar vuelta a la jugada, se llama Carlos Peña y le dicen “Gullit” por su parecido físico con el holandés, otrora delantero, Ruud Gullit. El chico llevaba unos minutos corriendo junto a impetuosos jugadores embarrados y sudorosos. Con ocasión de un ataque de su equipo por la banda izquierda, le llega de nuevo el balón. Es la segunda vez que lo toca, ya que la primera fue para originar la misma jugada. Y remata de cabeza para abrir el marcador. Gol de ensueño, primeros minutos del partido y el joven de físico tosco ya tiene a su León por delante.

De entonces acá, la evolución de Carlos Peña ha sido espectacular. No se trata tan sólo de que haya ganado la final en aquella ocasión, sino que a sus 23 años es titular indiscutible con su equipo y con la Selección Mexicana, ya que es de esos jugadores que confiere carácter a un equipo, que aglutina al colectivo y da ejemplo de entrega y manda. En diciembre 2013 ganó su primer campeonato en la máxima categoría, primer título que gana desde aquella dichosa final de ascenso.

Su forma de encarar con el balón la portería rival recuerda no poco (pero guardando distancia) a Steven Gerrard en sus primeros tiempos. Los dos tienen, además, una complexión física similar. Dos jugadores toscos, muy físicos, que, en cuanto reciben el balón, no tienen otro pensamiento que abrir campo hacia sector ofensivo. Peña destaca por su velocidad tanto como por su destreza para encontrar soluciones adecuadas en el círculo central. Lo mismo distribuye con la derecha que con la izquierda. Sus tiros desde lejos alcanza una potencia inaudita, pero al momento de pegar carrera alcanza velocidades que rondan los 120 kilómetros por hora. Nunca juega escorado hacia una banda u otra, tiene preferencia para abrir por la izquierda, y es tan bueno controlando el balón como dando pases de gol.

Ahora mismo Carlos Peña es uno de los jugadores de mayor renombre en México. Su experiencia no es basta pero su constancia en el torneo local ha contribuido a afianzar su personalidad futbolística a una edad en la que otros profesionales aún sueñan con ser titulares en sus respectivos equipos y seguramente esto le permitirá brillar en prontitud. Lo malo para el León es que los destellos de su estrella empiezan a percibise desde galaxias distantes. Se sabe que este último invierno su nombre fue pronunciado en las oficinas del Arsenal, del Porto y de alguno que otro equipo con tentaciones. A cada partido que disputa disminuyen las posibilidades del León para retenerlo y muy seguramente la entrante Copa Libertadores le otorgue mayor proyección internacional. Difícilmente los rizos de Peña se mantendrán en Guanajuato.

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