Histórico
24 febrero 2014Francisco Ortí

Calisto Tanzi, el Lobo de Parma

Dos mástiles, treinta metros de eslora y una tripulación de 10 hombres. Así era el ostentoso velero ‘familiar’ de Calisto Tanzi, fundador de Parmalat. Para los que no dominamos el mundo de la náutica hay un dato que resulta todavía más contundente: la nave estaba valorada en 10 millones de euros. Sólo por el amarre se pagaron 500.000 euros. Una suma que se puede entender casi como lógica puesto que la embarcación era de semejante tamaño que resultaba complicado encontrarle sitio en un puerto deportivo. El Te Vega, como fue bautizado el velero, representa una de las muchas fastuosas incoherencias sobre las que se levantaba el imperio lácteo de Parmalat. Mientras el Te Vega irradiaba opulencia, sus tripulantes no cobraban durante meses. Mientras los Tanzi vivían en la opulencia, su fortuna no era más que una mentira. Una vida de excesos que provocó la quiebra de Parmalat, dejando una deuda de 14.000 millones de euros y un sendero de cadáveres. Entre ellos, el Parma AC.

Ricordot che quand a t’ vè su ‘na pianta, con pu a t’ ve in alta, con pu i broch i diventon sutil e con pu a te ‘t zlontan da tera… (Recuerda que cuanto más alto subes en un árbol, más finas son las ramas y más lejos estás del suelo). Este proverbio parmesano, que recuerda que cuanto más alto se sube más dura es la caída, representa una alegoría perfecta de la prometedora relación entre Parmalat y el fútbol, y su trágico divorcio. La unión comenzó al final de la temporada 1986-1987. Mientras Italia se asombraba con el Napoli de Diego Armando Maradona y su histórico doblete (Scudetto y Coppa Italia), en los despachos de un equipo de Serie B se firma acuerdo de patrocinio. El Parma AC atravesaba momentos convulsos, llegando incluso a hundirse en la Serie C, unía sus fuerzas a la empresa local Parmalat. Un acuerdo que en principio pasó inadvertido, pero que acabó cambiando la vida del conjunto parmesano. Apenas tres temporadas después de que Calisto Tanzi y el presidente Ernesto Ceresini estrecharan sus manos, el Parma ya era equipo de Serie A.

Los millones de Parmalat permitieron a Tanzi fichar para el Parma jugadores de primer nivel mundial como Brolin, Asprilla, Zola, Crespo o Verón.

El ascenso del conjunto parmesano coincidía con la confirmación de Parmalat como una de las empresas punteras del mercado europeo. Tras haber fundado la empresa en 1961 y situarla entre las más grandes gracias a, entre otras cosas, el desarrollo de la pasteurización a altas temperaturas, Tanzi la vendió en 1989 a Finanziaria en una jugada maestra. Tras cerrar la venta, el control de la empresa seguía en sus manos, pero era considerablemente más rico. Gran parte de esa fortuna se destinaría a construir un Parma poderoso. Tanzi asaltó la presidente del club e invirtió en fichajes de primer nivel. Gracias a ello, un recién ascendido se convertía en uno de los gallitos de la Serie A. Nevio Scala se mantiene en el banquillo y se ficha a jugadores de renombre internacional como el portero brasileño Claudio Taffarel, el carismático sueco Thomas Brolin, y el defensa del Anderlecht Georges Grun. El Parma terminaría en quinta posición, pero no tardarían en llegar los títulos. Las siguientes temporadas serían en las que el conjunto parmesano se consolidaría en la élite.

Durante el verano de 1991 se fichó al legendario Antonio Benarrivo, Marco Balotta y Alberto Di Chiara, entre otros, y esa temporada el Parma ganó la Coppa Italia. El año siguiente se comenzó a buscar talentos en Sudamérica, apostó por la Bruja Berti y Faustino Asprilla y ganó la Recopa. El Parma se había convertido ya no sólo en un grande de Italia, sino también de Europa y como consecuencia sus fichajes eran cada vez más importantes. En el curso 1993-1994 se sumaron a la plantilla Gianfranco Zola y Néstor Sensini, se ganó la Supercoppa de Europa, pero se perdió la Recopa al caer en la final ante el Arsenal. La temporada siguiente sería la de la explosión definitiva. Tanzi se volcó completamente en el club, hasta el punto que existían ciertos problemas para diferenciar el equipo de la empresa. “Casi todos los periodistas extranjeros llaman Parmalat al equipo y no Parma. Es un error virtuoso“, reconocía Domenico Barili, director de marketing de Parmalat, que en sus inicios había descrito el acuerdo como “un patrocinio perfecto“. Los triunfos del Parma se interpretan como triunfos de Tanzi.

Casi todos los periodistas extranjeros llaman Parmalat al equipo y no Parma. Es un error virtuoso” – Domenico Barili, director de marketing de Parmalat

Alimentado por su ego, Calisto Tanzi pierde la cordura en los fichajes y comienza a fichar a golpe de talonario. Paga 4,5 millones de euros a la Juventus por Dino Baggio, casi 3 por Fernando Couto y 750.000 euros por Stefano Fiore. Además, se hacen operaciones con carácter comercial, como la incorporación del enigmático portero estadounidense Tony Meola, al mismo tiempo que despuntaba en el Primavera un jovencísimo Gianluigi Buffon. Con ellos, el Parma fue subcampeón de la Serie A, finalista de la Coppa Italia y campeón de la Copa UEFA. El Parma se confirmaba como uno de los mejores equipos del Viejo Continente, pero el hambre de Calisto Tanzi no hacía más que crecer y también su gasto en fichajes. Durante los años siguientes desfilaron por el conjunto parmesano jugadores Hristo Stoichkov, Filippo Inzaghi, Fabio Cannavaro, Hernán Crespo, Enrico Chiesa, Lilian Thuram, Ze María o Juan Sebastián Verón. También hubo relevo en el banquillo y Carlo Ancelotti recogió el testigo de Nevio Scala, pero no obtuvo ningún título. Más tarde llegaría Alberto Malesani y con él un doblete histórico en la temporada 1998-99, ganando la Copa UEFA y la Coppa Italia.

En ese momento, el Parma tocó el cielo e inició la caída. Fue cuando el proverbio parmesano comenzó a convertirse en profecía. Se había subido demasiado alto y las ramas eran ya demasiado finas para sustentar tanto peso. El Parma inició un declive deportivo y Parmalat uno financiero. El equipo de estrellas se regenera para transformarse en un proyecto de jóvenes dirigidos por Cesare Prandelli. Los Frey, Adriano, Mutu y Gilardino mantienen la llama viva sobre el terreno de juego, pero en los despachos la caída libre no encuentra freno. En enero de 2004 se confirmó el desastre. Parma descubrió la estafa financiera perpretada por Calisto Tanzi y Parmalat. La atención abandonó entonces el césped para trasladarse al parquet de los tribunales. La policia italiana inició una investigación que se prolongó durante más de cinco años, mientras Tanzi hacía juegos malabares para esconder su ‘tesoro’. Enrico Bondi recogió las cenizas de Parmalat y encargó a un bufete jurídico rastrear el dinero desaparecido. No encontró nada. Se encontró lo que Tanzi quería que se encontrara: los barcos, casas en urbanizaciones de lujos. Menudeces comparadas con el patrimonio real.

Se habló de una cuenta de las islas Caimán con ingentes millones, de una empresa fantasma en Montevideo que servía como desagüe para ocultar su fortuna, y muchas otras trampas financieras. En 2009, tras cinco años de investigaciones y tras ser condenado a 10 años de cárcel por especulación abusiva, Tanzi todavía negaba la existencia de ese supuesto tesoro. No había nada que sirviera para incriminarle además de quiebra fraudulenta y falsedad en balance, pero en diciembre, muy cerca del Tribunal de Parma, el tesoro salió a la luz. Escondida en los sótanos y buhardillas de tres apartamentos de Parma y Pontetar se descubrió una colección de obras de arte firmadas por Van Gogh, Picasso, Modigliani, Cezanne o Monet, por valor de 100 millones de euros. Fue la puntilla de Calisto Tanzi y el final más trágico para la era dorada del Parma. El sueño murió en las fauces del lobo de Parmalat.

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