Histórico
12 enero 2014Jesús Camacho

Balones de Oro: Michael Owen “Wonder Boy en 12 segundos” (2001)

Se acerca el premio más esperado del año a nivel individual y, como siempre, en nuestra sección Balón de Oro, incluímos a todos aquellos que lo lograron. Hoy toca el turno del año 2001.

Owen 2011

Corría el año 2006 cuando Jorge Drexler nos regalaba “Doce segundos de oscuridad”, un magnífico tema en el que el cantautor uruguayo musicaba el trascendental periodo de tiempo que transcurre entre cada giro completo de un viejo Faro. Una inteligente y paradójica reflexión musical que nos mostró que mientras no deje de girar, no será la luz lo que importa en verdad, sino aquellos 12 segundos de oscuridad. Y la crónica dorada de la carrera del conocido como “Wonder o Golden Boy” queda reducida a once segundos de oscuridad, a uno menos del giro del faro de Drexler, pero igualmente cruciales en el destino vital de la por entonces joya de Cheshire. Fue un martes 30 de junio de 1998, cuando en una templada noche en St. Etienne un joven de 18 años -que deslumbraba en el Liverpool por su certera definición y su velocidad- entraba en el firmamento futbolístico mundial.

Fueron poco más de once segundos de oscuridad para los defensores argentinos, el tiempo que empleó Michael Owen para aprovechar un pase corto infiltrado entre los medios por David Beckham y plantarse como una centella ante Carlos Roa y batirle con un certero disparo al ángulo izquierdo. De pronto se hizo la luz, y aunque Inglaterra perdía nuevamente en un Mundial ante la albiceleste, aquel chico de 18 años se convertía en una estrella del fútbol mundial en cuestión de segundos. La actuación del youngster le catapultó a una fama que había ido labrándose de forma paulatina en Anfield, donde hizo su irrupción estelar y dio el salto al fútbol profesional en la temporada 96/97. Su formación iniciada desde muy niño, cuando junto a sus hermanos acompañaba a su padre Terry –que fue futbolista profesional- a entrenar. El Harden Rangers fue su primer equipo, y Peter Ledshan el técnico que le mostró que en la senda de la diversión del fútbol, al fondo se encuentra el verdadero camino hacia la alquimia de este juego: el gol. El resto lo puso el joven de Chester, la velocidad, el talento y la habilidad.

El talento esta vinculado al instinto y el genio se compone de un 2% de talento y un 98% de perseverancia y aplicación. Y Michael fue tan perseverante y aplicado, que batió todos los registros goleadores históricos de las escuelas primarias del fútbol inglés, incluidos los del mítico Ian Rush -98 goles-, firmó 120 goles en una temporada. Para entonces media Inglaterra se mataba por atar a la nueva joya, pero Michael se decantó por el Liverpool, una decisión que sorprendió a todos, puesto que tanto su padre como su gran ídolo –Gary Lineker- habían jugado en el Everton, el gran rival y equipo del que era seguidor el joven Owen.

Una larga lista de lesiones y problemas físicos, debilitaron año a año la carrera del jugador inglés más precoz en múltiples records tanto con la selección como con el Liverpool

Tenía catorce años cuando se marchó a Lilieshall, a la Hawarden High School, donde progresó durante dos años en su formación académica y futbolística. Todo iba muy rápido en la vida deportiva y personal del joven Michael, que tan solo tres años después ya estaba preparado para debutar en la Premier League. Fue en un encuentro ante el Wimbledon, jugó los últimos veinticinco minutos y el Liverpool perdía 2 a 0, pero la joven promesa se las arregló para dejar su tarjeta de presentación con un gol. Con 17 años y 143 días se convertía en el futbolista más joven de la historia en anotar un gol para el Liverpool FC.

A partir de ese momento experimentó un ascenso meteórico en su carrera, jugó y vivió a velocidad de crucero. Con la camiseta del Liverpool logró ganar una Copa de la UEFA y una Supercopa de Europa, además fue máximo anotador de la Premier League en dos oportunidades. Subió su siguiente peldaño con la camiseta nacional de los Pross, cuando un 22 de junio en el partido frente a Rumania, hizo un tanto que le convirtió en el anotador más joven de la Copa con tan sólo 18 años y 191 días. Luego llegó aquel gran gol ante Argentina, esos once segundos de oscuridad en los que quisiera resumir su aún activa pero no igualmente veloz carrera.

Se llevó uno de los Balones de Oro más polémicos por superar en el tramo final a Raúl González, que era máximo favorito. Ambos coincidirían años más tarde en el Real Madrid

Owen LiverpoolLa precocidad y la velocidad marcaron sus inicios, en 2001 recibió el Balón de oro al mejor jugador europeo del año, siendo el jugador más joven de la historia en conseguir el citado trofeo. En 2004 fichó por el Real Madrid, y en las filas del conjunto blanco tuvo que “compartir” ataque y protagonismo con Ronaldo, Raúl y Zidane, entre otros. La suplencia, la falta de continuidad y las lesiones marcaron esta nueva etapa, tres circunstancias que contribuyeron a que su calidad solo apareciera a cuentagotas. Al final de temporada, decidió volver a Inglaterra, esta vez para recalar en el Newcastle. La fortuna tampoco le acompañó en su retorno a Inglaterra pues las lesiones siguieron castigándole con dureza, una rotura del metatarso y una de ligamentos cruzados de su rodilla, le hicieron pagar un alto precio físico.

Su meteórica carrera se fue apagando de forma paulatina, esta había quedado claramente estancada y en retroceso por una diversa serie de vicisitudes y circunstancias. Para colmo el Newcastle perdió la categoría por lo que el horizonte futbolístico del que otrora fuera “Wonder Boy” se presentaba bastante oscuro. Fue entonces cuando la figura de Alex Ferguson se cruzó en su camino para otorgarle la posibilidad de redimirse y volver a vivir aquellos once segundos de oscuridad de los que os hablé al inicio. En las filas del Man.United (última club antes de una etapa muy insulsa en el Stoke) aparecía de cuando en cuando para demostrar que aunque había perdido esa marcha de velocidad, aún mantenía vivo el don del gol, ese que le diferenció del resto y le permitió en 2001 superar en la votación –para mí de forma injusta- a Raúl González. Y es que posiblemente lo único que separó al nº7 blanco del “Golden Boy” inglés en aquella votación, fueron esos “Doce segundos de oscuridad” a los que cantó Jorge Drexler y Owen convirtió en solo once en aquella noche tibia en Saint Etienne.

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