Histórico
9 enero 2014Fran Alameda

Atlético: Soñando con Simeone

Atlético - Simeone

Siempre que pienso en el Atléti me lo imagino con voz de Sabina, con aspecto ronco y sabor antiguo, con derrotas injustas en el último minuto y un orgullo de esos de nadar y morir en la orilla. Y de cantar, llorar y amar, pero perder. Aplicaba el viejo cliché con aquello de el pupas por bandera y desaparecía cualquier posibilidad de victoria. Me sentaba delante del televisor, desde mi pasión por el fútbol y no por el color de la camiseta, con la sensación de que aquello volvería a pasar: otra derrota, un nuevo ejercicio de melancolía que recordar en la universidad y las lágrimas de un padre y un niño que a mí siempre me parecían los del vídeo.

“¿Por qué serán del Atleti?” me repetía hasta que conseguía la misma explicación que cuando se intenta entender a una mujer. Ninguna. Aquello no tenía lógica, siquiera de masoquista. El gen de lo importante es participar elevado a perder es lo normal o queremos perder. Por eso siempre entendí los fichajes de Ranieri o Manzano, acordes a lo que en mí producía el Atleti, una especie de hermano pequeño que siempre aseguraba diversión.

La línea de victorias y confianza, ha generado que la pregunta histórica del contexto rojiblanco, sea drásticamente opuesta. ¿Por qué no son del Atléti?

Atlético 2014Pero una noche de Málaga, de donde vengo y adonde voy retando continuamente al paraíso, prendió lo que ahora es un ecosistema de victorias, carácter ganador y realidades infinitas. Porque no da la sensación de que exista un techo, aunque se haya espesado a lo que llamamos la fase ofensiva, a menudo tan en los brazos de Diego Costa que los demás parecen atropellados por la máxima expresión del cholismo.

Simeone, el hombre, contrajo un matrimonio cuando fue jugador. Era para con la grada el enviado a elevar el Atleti al reino de aquellos que se pasean sintiéndose superiores porque realmente lo son. Los que entienden que ganar es el único ejercicio de melancolía futura, porque lo que se añora es lo positivo, aunque las heroicidades de la historia siempre estén construidas desde las derrotas.

Donde va el sábado el Atleti, al reino otrora bicéfalo, habitan pocos, uno de ellos con quien se enfrenta en un aperitivo que suena a clásico, tan clásico como jugarse durante noventa minutos el liderato de un campeonato que despegó hacia los cien puntos cuando Simeone, el entrenador, decidió responder socráticamente a mi pregunta: Che, ¿por qué no son del Atleti?

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