Histórico
10 diciembre 2013Jose David López

El ‘descanso cardiaco’ de Solbakken

Rescatamos este post del técnico del Copenhague debido a su visita al Santiago Bernabéu para enfrentarse este miércoles al Real Madrid.

En la muerte cardiaca, el corazón deja de funcionar de forma abrupta y repentina. Es un problema eléctrico causado por un desorden llamado Fibrilación Ventricular, donde el corazón es incapaz de bombear sangre al resto del cuerpo. Aunque puede darse en personas aparentemente sanas, la mayoría de sus víctimas tienen enfermedades de las que no son conscientes. Si hablamos de datos, en Estados Unidos estos ataques representan más de 250.000 pérdidas anuales, convirtiéndose en la causa número uno de muerte humana.  Sin ayuda de emergencia, la muerte puede ser cuestión de minutos y se estima que el 95 % de las víctimas mueren antes de llegar al hospital o recibir ayuda profesional.

Es más, la gran mayoría de los seres humanos perderíamos en cuestión de minutos la conciencia y la sensibilidad ante uno de estos incidentes. El tejido que menos tolera la falta de oxígeno que este ataque provocaría, es el cerebro. Si en 4 minutos no se regula, se produce la muerte debido al daño irreversible de más del 50% del tejido cerebral. En 10 minutos todo el cerebro se funde. El corazón, como el pulmón, aguantarían entre 5-6 minutos sin recibir oxígeno, a partir de ahí el daño es irreversible. En Noruega, país donde se encuentran los mejores especialistas en el estudio de este tipo de ataques, aún intentan buscar a explicación a un hecho sin precedentes, el que hizo ‘resucitar’ al mejor entrenador del país, Staale Solbaken.

El actual técnico del Copenhague, fue uno de los mejores mediocentros de los años 90 y reconocido como tal en su país, donde fue nombrado mejor centrocampista en 1995. Tras hacerse fuerte en equipos minoritarios como Ham-Kam o Lillestrom, dio el salto a la Premier dentro del aguerrido Wimblemdon pero ante la falta de opciones, volvió a los países nórdicos para cerrar su carrera en el Aalborg y definitivamente en el citado Copenhague. Un final de trayecto que le marcó de por vida, le obligó a jubilarse y a colgar las botas con un aviso demasiado severo. Una advertencia que sólo se convirtió en tal y no en letal, porque el enigma de la vida quiso dejarlo aún entre los terrícolas.

Solbaken tenía 33 años, se acercó como cada mañana al entrenamiento en el Østerbro Stadium de la capital danesa y se ejercitó sin aparentes problemas. Cuando la práctica llegaba a sus ejercicios finales, el veterano del equipo, el líder del vestuario, se desplomó sobre el césped. Sus compañeros, angustiados, llamaron rápidamente a una ambulancia mientras el médico del club, Frank Odgaard, le daba un masaje cardiaco. Ambos eran amigos desde hacía años pues coincidieron en varias aventuras profesionales pero la sapiencia y experiencia del doctor, reflejaban su amargura por lo vivido pues el corazón de Solbaken había dejado de latir. No existía pulso y Odgaard, desesperado, trataba de encontrarlo pese a saber que su jugador había muerto. Los servicios sanitarios llegaron a la zona ocho minutos más tarde, tardaron cuatro extras en intentar reanimarlo a la desesperada sin el más mínimo rastro de mejoría pero, de repente, Staale volvió del más allá.

Hoy en día, el médico sigue diciendo que fue “un milagro pues su corazón estuvo parado 12 minutos y estaba muerto”. Días después, se supo que había nacido con un defecto cardiaco, lo que se solucionó con un marcapasos que le obligó a la retirada fulminantemente. Su buena conexión con la afición provocó que fuera nombrado ayudante del míster y en unos años, se convirtió en el primer entrenador del club. Desde entonces, cuatro campeonatos de liga daneses, una copa y numerosos premios como entrenador del año, ponen de manifiesto su potencial desde el banquillo. Logró clasificar al Copenhague a la Champions por primera vez en su historia (eliminando al Ajax en 2006) yfue capaz de hacer historia al meterse en octavos de final de la edición 2010 en un grupo delicado (habiendo además remontado previamente una eliminatoria escandinava al Rosenborg). Entonces, su salt ha sido tan precipitado como nefasto, decepcionando en Colonia y Wolverhampton antes de reinstalarse en casa buscando el cariño que le hizo grande. Su futuro inmediato le mantendrá en Dinamarca. Será, quizás, su última aventura europea por ahora (se habla de próximo seleccionador de Noruega). Su corazón necesita descanso y, esta vez, privado de fútbol (con permiso de la Champions).

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