Histórico
26 noviembre 2013David De la Peña

Zenit: Spalletti, expectativas por cumplir

Spalletti - Zenit

Cuando Luciano Spalletti firmó por la Roma, en el año 2005, tuvo que hacer frente a un clima de cierta agitación -algo que no es noticia-, aunque quizá sí lo es que en su época reciente, el club venía de ser campeón y de formar uno de los mejores bloques que la entidad capitalina ha tenido a lo largo de su historia. El culpable, Fabio Capello, que asumió el reto en 1999 sustituyendo a Zeman –Capello por Zeman, como inmejorable ejemplo visual de la indeterminación en las estructuras y decisiones-. Capello logró el título dos años después, y tras cinco temporadas en la capital, voló rumbo al norte para ponerse a los mandos de la Vecchia Signora. El banquillo romanista quedaba vacante, y Cesare Prandelli, que emepezaba a demostrar su talento en la élite después de dos muy buenos años con el Parma, fue el elegido.

Sin embargo todo se torció desde el principio. Prandelli tuvo que dejar el banquillo romano incluso antes de que empezase la Serie A por un grave problema de salud de su mujer, y los Sensi no encontraron un sustituto de garantías. Völler, Sella, Delneri y Bruno Conti, es decir, hasta cinco técnicos en una temporada que acabó con la Roma en 8ª posición de la Serie A. La época Capello quedaba atrás y Spalletti tenía, por tanto, que hacer frente a un caos importante, y a la remodelación de un proyecto que había caducado y que necesitaba, irremediablemente, un giro de tuerca. Avalado por la panchina d’oro -premio al mejor técnico de la temporada en Italia-, Spalletti llegó a Roma y sentó las bases de un proyecto que evolucionó en un juego más asociativo, con Totti jugando como delantero centro y futbolistas de buen trato de pelota sobre el tapete. Cuatro años después, el incipiente Zenit de San Petersburgo le reclutó para dar un paso adelante a su majestuoso proyecto. Algo, que no llega. Algo que ya alerta.

Zenit pasó de desconocido a proyecto millonario en años. Levantó más títulos y generó más brillo en su estilo de juego cuando los millones no acompañaban a su plantilla. Spalletti no ha podido cambiar ese problema en su vestuario

Danny - Zenit

Spalletti se ganó su consagración como entrenador en Italia gracias a un fabuloso trabajo en Udinese. Los Pozzo levaron al técnico toscano a Udine y de su mano el club friuliano atravesó una etapa maravillosa, coronada por la primera clasificación en su historia para la UEFA Champions League. Allí es donde quería hacer grande a los de Leningrado. El club de la Gazprom ya se había asomado por Europa gracias al triunfo de la copa de la UEFA en 2008 y la posterior exhibición frente al Manchester United para ganar la Supercopa de Europa, pero la intención era darle una dimensión superior al proyecto. La idea era ser competitivo en Champions League. Los resultados en la competición doméstica no se hicieron esperar, y Spalletti sumó dos títulos de liga al palmarés de la entidad, pero el hecho de que el Zenit no haya evolucionado en Champions y que, además, haya visto como el año pasado el CSKA le arrebatara el título, ha supuesto un momento de dudas con respecto a la figura del técnico toscano, acrecentadas por el hecho de que el momento presente del club de la fábrica de metal de Leningrado es cualquier cosa menos positivo.

Parecía en este arranque de campeonato que las aguas estaban tranquilas con respecto a la brutal agitación vivida el curso pasado. Las llegadas de Hulk y Witsel y sus respectivos salarios provocaron la rebelión de algunos pesos pesados del vestuario -hasta el punto de que Denisov acabó fuera de la entidad-, y este hecho, sumado a una baja de larga duración de una de sus principales estrellas -la del portugués Danny-, provocó el desastre europeo, con la eliminación de la Champions en un grupo compartido con Málaga, Milan y Anderlecht. La evolución en la máxima competición continental era una premisa básica que, después de una inversión brutal, no se había cumplido, y el hecho de que además, a final de temporada, el equipo perdiera el título en favor del CSKA, puso la guinda negativa a una temporada donde las expectativas fueron ampliamente superiores a los resultados.

Sufre cada semana para cumplir expectativas en Russian Premier League y lleva años decepcionando en Europa. Su asalto europeo no alcanza ilusiones previstas y Spalletti ya es señalado

Hulk y Witsel - Zenit

Sin embargo, parecía que en este curso 2013/2014 las cosas habían cambiado. Denisov estaba fuera de la institución, y quizá, al menos de forma simbólica, los problemas de celos parecían olvidados. Danny estaba recuperado y dejó un mes de agosto absolutamente brillante, y los de Spalletti dejaban la sensación, otra vez, de ser imbatibles. El Zenit es a día de hoy el líder de la Russian Premier League, pero lo que transmite está lejos de aquello que nos dejó en el arranque de curso. Eliminado de la copa por el Tyumen -de la tercera división rusa-, con cinco partidos consecutivos oficiales sin ganar -al que hay que añadir la inesperada derrota como local de este fin de semana frente al Rostov-, y sobre todo, ante la gran prueba que van a suponer las dos últimas jornadas del grupo de Champions.

No ganar al Atlético de Madrid pondría en serio riesgo la clasificación, y eso significaría otro fracaso incuestionable para la entidad. Nueva prueba de fuego para Spalletti, que ya llevó a Udinese a Champions, puso orden en Roma con lo que ello conlleva, y superó el polvorín de San Petersburgo de hace doce meses. “En peores plazas hemos toreado”, pensará Spalletti.

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