Histórico
8 noviembre 2013Jose David López

Michy Batshuayi: El ‘Balotelli’ belga’ del Standard Lieja

Michy Batshuayi - Standard

Las interminables ramificaciones del fútbol africano, que durante tantas décadas pasadas formó parte de diferentes reinos y dominios europeos, ha repercutido inevitablemente en su fútbol. No sólo algunos países han mejorado claramente su potencial y han ambicionado metas hace poco inesperadas gracias a la doble nacionalidad de muchos de estos chicos de padres originarios de su bandera, sino que el caso contrario, multiplicó las metas de aquellas que ya pretendían retos mayores. Uno de los casos que más se repite durante los últimos tiempos, vuelve a llevarnos a Bélgica, que se ha convertido en el principal generador de talento juvenil europeo. Sus adolescentes y promesas, empezaron a despuntar a principios de siglo y hoy son realidades que le han vuelto a relanzar competitivamente. Una de las claves se encuentra en la huella exterior de varios de sus jugadores, nacidos en suelo belga pero de sospechosa piel africana, que amplifican el grito hacia un futuro exitoso.

Existen numerosos ejemplos en los países del Magreb (Túnez, Argelia y, sobre todo, Marruecos), que aportan talento, técnica y exquisitez en porciones diminutas. Pero también se han ampliado aquellos que pertenecen a ex colonias más interiores (Ruanda, Burundi y, desde luego, un Congo que a principios del siglo XX, fue la colonia privada del rey Leopoldo II. De aquellas tierras explotadas en caucho que sirvieron para tacharlo del ‘rey constructor’, surgieron diamantes en bruto para sus aldeas, comercios y pactos africanos, pero con las décadas y la posterior independencia, la pelota se convirtió en su mejor negocio histórico. Y es que de aquella concatenación de bienes valiosos, han surgido varios de los mejores delanteros de la selección de Bélgica en los últimos tiempos y sus referentes actuales (Benteke y Lukaku proceden de allí). Siguiendo esa estirpe de goles, potencia y sueños mundialistas, añadiéndole además rasgos de rebeldía adolescente, aparece en escena el último de la especie, el nuevo goleador congo-belga: Michy Batshuayi.

20 años, expulsado del Anderlecht por mal comportamiento y encantado con los espacios para su explosividad

Michy Batshuayi - Standard 2013

Se trata de un delantero que justo esta semana acaba de cumplir 20 años y que ha encandilado al fútbol belga en los últimos tiempos hasta explotar definitivamente este principio de curso. Ante todo, potencia, fuerza, corpulencia y mucha capacidad de remate con ambas piernas pues pese a ser diestro, se está convirtiendo en un definidor apto igualmente con su pierna izquierda. Encantado de jugar con espacios por delante para explotar su velocidad y zancada en el contragolpe para explotar metros donde demostrar amplitud, pero sobre todo en espacios cortos donde marca diferencias contundentes por esa explosividad de arranque que le permite, junto a su físico imponente, ganar terreno que en el área puede llegar a ser decisivo. Un goleador fresco, muy dinámico por la energía que desprende en sus movimientos, que suele caer a banda por ese compromiso que adopta en la intención de tener metros para correr a espaldas de los defensores y que, sobre todo, marca diferencias en detalles técnicos. Este es su gran aporte adicional respecto a otros delanteros de su misma generación, porque la habilidad en corto, el regate y en desborde, es una de sus principales cualidades. Ello le permite, por supuesto, ser no solo referente de ataque, sino ocupar extremos puntualmente si es necesario.

Michy Batshuayi nació en Bruselas pero sus padres son congoleños que buscaron una vida más interesante para su familia en suelo belga. En la capital, a los doce años, el joven se inició en el club modesto que mejor desarrolla a este tipo de chicos llegados desde las colonias africanas, el Brussels FC (un club de las afueras de la capital que siempre tiene numerosos africanos de esa misma vertiente). En solo un curso, llamó la atención del gigante nacional, un Anderlecht que le ofrecía unas perspectivas mucho más ambiciosas sin salir de su ciudad y con la familia cercana. Sin embargo, contrario a aprovechar dicha oportunidad, y pese a ser simplemente un niño, generó diferentes problemas de carácter que frenaron su crecimiento en el clásico belga, que se desprendió de él un año después para buscar acomodo nuevamente a las afueras de la ciudad. Desde ese momento, sobre todo por su físico y carácter, aquella sanción y posterior liberación por mal comportamiento, lo vinculó a la figura de Mario Balotelli. Meses más tarde, la escena volvió a repetirse, aunque tras sus goles en diferentes torneos juveniles, el que llamó a su puerta fue el Standard de Lieja, que lo arropó tres temporadas en sus categorías inferiores antes del salto definitivo al primer equipo.

“Su pareja con Imoh Ezequiel, pasa por ser una de las de mayor impacto en Bélgica y en un futuro europeo”

Con Les Rouches empezó teniendo minutos dispares bajo la dirección de entrenador Dominique D’ Onofrio, pero se consolidó en 2011, firmando su primer contrato profesional y jugando en competiciones europeas. Allí, pese a tener opciones aleatorias, acabó marcando 9 goles que le llevaron a ganarse puesto en la selección belga Sub 21. Fue el momento donde tuvo que elegir si jugar con su bandera o con la de su familia, un salto que cada vez será más decisivo pues, desde entonces, no ha parado de crecer. 12 goles el año pasado, sobre todo en un final de campaña espectacular que levantó las opciones europeas de su equipo, lo colocaron como una de las jóvenes atracciones. Hoy, junto al nigeriano Imoh Ezequiel (al que destacamos ya la pasada campaña), forma una delantera veloz, potente, de mucho amor por los metros que explotar y rematadora, pues ambos son el sello goleador de un Standard que lidera la Jupiler League. 9 goles en este arranque de curso han servido para generar expectativas con un futuro que el Anderlecht intenta volver a atraer (algo que está creando problemas con la justicia por violar las normas de la UEFA para jugadores bajo contrato sin el consentimiento del club), y que la Premier empieza a desear.

Potencia, cambio de ritmo, explosividad, goles y una curiosa habilidad técnica para desbordar y regatear cuando abandona el área, hacen de Batshuayi un comodín ofensivo más para una selección belga llena de oportunidades de futuro. El suyo, marca como gran meta el sueño inmediato de acudir al Mundial 2014, aunque la realidad es que su crecimiento y progresión van destinados a ser uno de los líderes de la siguiente camada de cara a la próxima Eurocopa. Todo, asegurando espectáculo, goles y energía por una bandera congoleña que vuelve a ser pintada de belga cuando la pelota entra en juego.

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