Histórico
11 noviembre 2013Jose David López

Cristiano-Ibrahimovic: Genios en condicional

Cristiano - Ibrahimovic

La vida es un viaje con final garantizado. Conviene no mitificar el trayecto, no exagerar las sensaciones y no aglutinar deseos incumplidos que supongan una carga eterna. Si no fuéramos derivados de la hipoteca mensual, de la letra del vehículo que nos arrastra a diario o de los pañales del que nos desvela por la noche, accederíamos al sueño ideal. Ése, está automatizado en la mente como si del aire se tratase. Ése, está interiorizado como si de él dependiera la finalidad de pisar suelo cada día. El recorrido uniría libertad con disponibilidad, tiempo con sonrisas y mujeres con música bohemia. Y todo, claro, mientras el sol golpea con las olas y refleja su intensidad en el cóctel que acompaña la hamaca de la casa en ese paraíso natural donde nadie te encontraría jamás. Tan fuerte acaba golpeando una de esas olas, que con el paso de los minutos, la iluminación momentánea, la ensoñación pasajera que evade nuestro cuerpo para pensar en condicional (si …), moja hasta el último suspiro de fantasía.

Esa representación o estatus de vida fruto de la entelequia que solo unos ‘elegidos’ pueden disfrutar, es el reto a largo plazo de cualquier viviente con aspiraciones. Y quizás por ello, por ser lo más cercano al standard perfecto, el futbolista alcanza una capacidad única para simbolizar lo que todos desean. Personaje respetado por sus cualidades, asombrosamente maximizadas por la pasión de quienes abanderan la pelota como uno de los entes que mueven el planeta. Todos quieren ser ellos. Todos quieren ser estrellas apreciadas y ellos lo son más que nadie. Dibujan sonrisas, regalan goles, abrazan elogios y disfrutan de los placeres más apreciados en esa vida del mañana esperanzador. Para ellos nunca hay mañana, nunca hay necesidad inmediata, nunca hay temor actual. El mañana es hoy. Y hoy, la idolatría queda a un lado para Cristiano Ronaldo y Zlatan Ibrahimovic. Hoy, es el primer día del resto de su vida. El del hola o adiós. El día de Brasil 2014. El de la vida con o sin Mundial. Dos genios en condicional, pues si… uno falla ahora…

Los únicos grandes cracks del momento, que reciben críticas brutales en sus países ante la falta de rendimiento y capacidad cuando representan su bandera. Portugal-Suecia es una eliminatoria decisiva para ellos.

Cristiano e Ibrahimovic - 2013

El organigrama futbolístico europeo, distribuyó durante meses los billetes a la cita mundialista del próximo verano. Hubo sorpresas, revelaciones y decepciones, entrando en esta sección muchas de aquellas selecciones que ahora buscan una oportunidad final en las eliminatorias decisivas. Un ‘repechaje’ definitivo para solventar los errores cometidos que cruzó a Portugal (habitual en estas fases determinantes donde no hay margen de error, aunque siempre saliendo airosa últimamente) y Suecia (mucho menos acostumbrada a instantes tan claves pero en declive durante la última década). Pero sobre todo, un duelo entre dos de los posiblemente cinco mejores jugadores del planeta en los últimos tiempos, que cuestionará su grandeza internacional y destruirá ese renglón final de sus, hasta ahora, apreciados currículums. Una pareja que jamás jugó bajo un mismo color, bandera, vestuario o sentimiento de masas, pero que sí abandera un estilo de futbolista de élite, talentoso, potente y físicamente intocable. Un dúo tan querido como odiado. Pese a su grandeza en el césped, ambos comparten odios entre los enemigos-rivales, producto más de su carisma vencedor y su carácter incorregible, que de cuestiones naturales en su contexto. Son altos, guapos, ricos y llevan los peinados más top, pero sobre todo, son directos y no frenan sus ideas ante nadie. Demasiados argumentos como para que no representen al ídolo villano.

Porque Cristiano rompe todas las estadísticas goleadoras de la temporada (lleva 62 goles en 53 partidos), atraviesa el mejor momento de su carrera en el Real Madrid, ha aumentado su contrato para vincularse definitivamente a la vida blanca y tortura rivales en todo el mundo sin pudor alguno. Porque Zlatan es magia (acumula 15 goles en 17 partidos), acaba de ampliar su contrato con el PSG y ha encontrado por fin la estabilidad necesaria en un proyecto elaborado a su medida, que lidera desde la tranquilidad y que le asegura competitividad y el sueño realista de conseguir aquellos retos aún no certificados.

Tienen todos los argumentos para ser odiados por todo ser humano. Sus cualidades futbolísticas y físicas son el deseo de cualquiera. Ellos, directos y ambiciosos, no frenan sus ideas, lo que les hace más expositores

Porque Cristiano es la única buena noticia de la selección portuguesa en años, el que les mantiene entre los candidatos eternos, el que les da lustro y el que les hace temibles pese a sus decadentes números. Porque Zlatan de amarillo es el jefe, es capaz de marcar goles de chilena desde el medio de campo, impactar de tacón en el aire para impulsar la pelota a la red o desarbolar cualquier entramado con sus tentaciones técnicas. Ambos, han querido intimidar con tiempo y este fin de semana, los dos han ‘goleado’ con sendos hat-tricks referenciales. La cuestión era dejar claro que ellos están listos. Forman parte de la lista de candidatos al Balón de Oro, en los registros estelares del curso y en los mejores análisis de una temporada que, por desgracia, solo puede coronar a uno en el sol veraniego de Brasil.

Porque son dos genios en dos situaciones. Una, la del éxito personal, de club, de lo cotidiano, de lo que les rodea. Otra, la del himno encorsetado, el brazalete nacional apretado, la presión de un país a la espalda y la espina nunca cicatrizada. Aquí son reyes. Allí son reyes. Aquí son cracks demostrados. Allí son cracks incapaces de concretar los deseos de sus semejantes. Y si no cumples, no se habla de números, sino de críticas. De lo que el resto no tenemos y ellos sí. Y si aspiras a un Mundial… ¿Por qué no jugarlo todo para estar allí? Ese es el mejor de sus sueños, el único que sí habita en el futuro, el único que habla en condicional…

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