Histórico
11 noviembre 2013Francisco Ortí

Athletic: Las segundas partes del Padrino Valverde

Me acaban de decir que Ernesto Valverde le ha comunicado a los jugadores que no sigue“, comentaba incrédulo Vicente Andreu en el palco del Ramón Sánchez Pizjuan. El rostro del entonces presidente del Valencia era de absoluto desconcierto. Era incapaz que el entrenador comunicara antes del partido más importante del club en lustros. Después de una temporada agónica, en la que se habían vivido momentos críticos que le costaron la cabeza a Mauricio Pellegrino y Manuel Llorente, el conjunto valencianista llegaba a la última jornada con ventaja para ganarse una plaza de Liga de Campeones. Una plaza que significaba la vida para unas arcas desnutridas como las de Mestalla. El culpable de tal metamorfosis era Valverde. El técnico vasco recogió a un equipo que había tocado fondo y le devolvió el alma. El valencianismo, siempre exigente, estaba rendido ante Valverde. El club le perseguía para renovarle, pero antes de saltar al césped de Sevilla, éste dijo adiós. No iba a continuar en el Valencia.

El anuncio supuso un shock para el equipo hasta el punto de que se desmoronó en el momento crucial de la temporada. Perdió 4-3 ante el Sevilla y se le escapó la plaza de Liga de Campeones. “Siento mucho no haber podido llevar al equipo a la Champions“, afirmó Valverde en la rueda de prensa post-partido y explicó que había decidido marcharse a causa de la inestabilidad del club. “No sé lo que va a ocurrir mañana en el Valencia, ni dentro de unos meses, tengo esa inseguridad. Estuve cerca de un acuerdo, pero llegó la dimisión del presidente y los acontecimientos que se han sucedido desde entonces, y éstos han hecho que tome esta decisión“, indicó. Pero el gran motivo era otro. Pese a que negó que tuviera propuestas de otros equipos, lo cierto es que el Athletic Club había llamado a su puerta. Regresar a Bilbao suponía un reto irrechazable. Suceder a Marcelo Bielsa, estrenar el nuevo San Mamés y reconstruir una plantilla con mucho talento fueron unos alicientes demasiado atractivos para el entrenador.

Y así decidió regresar al club que abandonó ocho años atrás. Aunque poco queda en este Athletic del que dejó en 2005 a causa de sus desavenencias con el entonces presidente Fernando Lamikiz. De aquella plantilla tan sólo sobreviven Andoni Iraola y Carlos Gurpegi. También ha coincidido anteriormente con Gorka Iraizoz, pero de su etapa en el banquillo del Espanyol. Así pues, pese a tratarse de una segunda etapa en un mismo club, Valverde llega a un entorno totalmente nuevo. Todo ha cambiado. Hasta el estadio es diferente. Aunque el mayor cambio que se ha encontrado es en lo táctico. Valverde hereda un equipo con marcado aroma a Marcelo Bielsa. Tanto en lo positivo como en lo negativo, el técnico argentino ha dejado un legado imborrable en jugadores y entidad. Remodeló las instalaciones, el método de trabajo y la mentalidad de unos futbolistas criados por una filosofía que ha mutado bajo la personalidad y carisma de su entrenador. Valverde ha recogido ese testigo y lo ha convertido en la base desde la que edificar su proyecto.

Tengo que analizar un poco el equipo, lo ha que hecho estos dos últimos años con Bielsa. Hay cosas positivas a mantener y otras que podamos cambiar, que a mí me guste hacer de otra manera. A mí me gusta que mi equipo sea agresivo en ataque y defensa, que se imponga“, explicó Valverde el día de su presentación. Después de trece jornadas ya se pueden extraer conclusiones sobre cuales son las “cosas positivas” de la etapa Bielsa que el técnico español ha decidido mantener y cuales son las que ha optado por “hacer de otra manera“. Más allá de entradas y salidas (se marcharon Fernando Llorente, Fernando Amorebieta y Jon Aurtenetxe, entre otros, y llegaron Mikel Rico, Beñat, Kike Sola y Mikel Balenziaga) la principal variación se encuentra en los planteamientos defensivos. Mientras que Bielsa insistía en un marcaje al hombre, Valverde ha recuperado la defensa en zona, generando comportamientos desincronizados en la zaga, aunque poco a poco se van asumiendo las nuevas lecciones. Tras asentar esa parcela el resto ha llegado por inercia.

“Entrenar al Athletic para mí es una responsabilidad muy grande por lo que representa, sé que es una segunda parte para mí y el dicho dice que no son buenas salvo la de El Padrino” – Ernesto Valverde

Ernesto Valverde asume el reto de recomponer un equipo que se desmoronó durante el segundo curso de Bielsa y devolverlo a los puestos europeos, tal y como hizo en su primera etapa en el club. Unas expectativas que le costó asumir de inicio. “Entrenar al Athletic para mí es una responsabilidad muy grande por lo que representa, sé que es una segunda parte para mí y el dicho dice que no son buenas salvo la de ‘El Padrino’. Parece que sea más difícil porque hay que cubrir una expectativa, pero supone más un desafío que otra cosa. No lo veo como algo negativo sino positivo. Cuando debuté con el Athletic me propuse como reto el poder llegar a Europa. Ahora, me gustaría pensar hacia arriba y que tendríamos que estar ahí pero no lo sé”, declaró en su presentación como entrenador del Athletic. Después de 13 jornadas se ha demostrado que esas aspiraciones europeas estaban ajustadas a la realidad y, paradójicamente, las segundas partes -esas que no son buenas salvo la del Padrino- se han convertido en las grandes aliadas de este Athletic.

En seis ocasiones a lo largo de la temporada el Athletic ha sumado puntos gracias a goles marcados en las segundas partes. Cuatro veces le sirvieron para ganar y dos para empatar, sumando un total de doce puntos con tantos que llegaron en el segundo tiempo. Este fin de semana contra el Levante se vivió el caso paradigmático de estas remontadas. El Athletic llegó al descanso perdiendo por 0-1, pero Valverde acertó con los cambios y el equipo se levantó. En la reanudación saltaron al campo Aduriz, Mikel Rico y Toquero y fueron decisivos. Los dos primeros marcaron gol y el tercero dio uno de ellos. De este modo, el Athletic sumó tres puntos que le asientan en los puestos de Europa League y le acercan a los de Liga de Campeones, donde marca la frontera el Villarreal. Esta demostrado que la segunda parte del Padrino ya no es la única buena. También las del Athletic y la de Ernesto Valverde.

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