Histórico
19 septiembre 2013Jose David López

Lyon: Gomis, el ‘guerrero pantera’

Gomis - Lyon 2013

Muchas de las obras que nos legó la civilización azteca, quedaron fielmente representadas en los guerreros. A través de códices, estatuas e imágenes, los jóvenes más bravos, atrevidos y de fortaleza más poderosa, eran representados como ejemplos directos del poder y la fuerza de sus máximos defensores. A los más profesionales, los de mayor alcurnia, los vestían con pieles de animales para distinguirlos del resto. Unos eran ‘guerreros águilas’ y otros, más enérgicos, ‘guerreros pantera’. Tótems basados en creencias de la tribu que respondían ante los vaivenes de su sociedad ejerciendo una singular justicia y que, en épocas bélicas, eran los primeros en aparecer en el frente de batalla.

Los ropajes que cubrían el cuerpo de estos felinos humanos pertenecían a las panteras negras que ellos mismos cazaban. Un animal con instinto asesino, inteligente en sus cualidades de caza y paciente para determinar el momento preciso en el que actuar. Cauto, ágil, de proporciones poderosas y libre. Cualidades que plasmaban estos guerreros y que a lo largo de la historia han situado a este gran felino como uno de los más apreciados por tribus y amantes de la fauna. Jaguares en Sudamérica, pumas en Norte-América o leopardos en África, lo cierto es que la pantera es sólo una variación negra debido al melanismo, un pigmento que oculta sus marcas típicas. El mayor ejemplo humano de ‘guerrero pantera’ habita en Lyon, está de regreso tras diferencias con su directiva y responde al nombre de Bafétimbi Gomis.

Los felinos odian el agua y como tal, el joven Bafé apenas estuvo unos años de vida en La Seyne-sur-Mer, donde nació. Sus padres, senegaleses, regentaban Beaucaire, una urbanización en las afueras de Toulon donde podían servir a personas más pudientes. Rodeado de astilleros y construcciones navales, sí aprendió sin embargo las costumbres de gente trabajadora, sacrificada con su vida cotidiana y la de su propia familia, que intentó alejarlo de los problemas sociales que aún hoy arrastran muchos de sus entonces amigos. Todos se unieron muy jóvenes al modestísimo Toulon, pero sus proporciones, su fortaleza y sus grandes zancadas, llamaron la atención de un ojeador del mítico Saint-Etienne, que se lo llevó a Les Verds a los 15 añitos. El aún niño Gomis, que jamás había salido de casa sin una pelota y de la mano de sus padres, tenía que demostrar que aquellas premisas infantiles habían ‘calado’ en su madurez y no tardó en evidenciar que tenía la inteligencia de todo buen ‘cazador’.

GrenierCon 17 años debutó en el otrora campeón francés (fue casi dictador en los años 60 y 70), se marchó cedido seis meses al Troyes para seguir fogueándose y reafirmó sus altas ambiciones regresando con mayor peso al ASSE. Desde ese momento, por su físico, potencia y poderío en sus maniobras, se le denominó el ‘Baby-Drogba’, acumulando elogios y alcanzando la internacionalidad con la selección francesa de cara a la Eurocopa 2008. Por entonces, sus largas piernas, el movimiento veloz y portentoso de sus centímetros y la pegada certera en un equipo muy necesitado de renovadas alegrías, le hizo crecer y progresar como responsable de una institución mítica. Era ídolo y su marca registrada pasó a ser su seudónimo, pues la ‘pantera’ empezó a festejar sus goles como tal, sacando sus garras y mostrando una fiereza que tenía los días contados en el Geoffroy-Guichard (emulando con esa celebración al otrora ídolo del club, Alex).

Con una crisis galopante tras de sí como icono del equipo y con el gigante Olympique de Lyon intentando rearmarse para volver a ser campeón francés, los cantos de sirena de la Premier no pudieron superar el éxtasis de vestirse de lionés. Bafé cambiaba colores y no por unos al azar, sino por los del máximo rival de un St.Etienne que desde entonces lo condenó como miserable. Pese a lo costoso de su fichaje (15 millones) y la aureola de crack en ciernes que había logrado en Francia, Gomis nunca entró con propiedad y crédito en los planes de Claude Puel. Jugando con un solo punta, Lisandro le cerraba las puertas y la sensación de error de mercado sobrevolaba un Gerland que no encontraba la regularidad de antaño. Aislado, prácticamente anclado en un rol secundario, mantuvo la calma, sacó a relucir su capacidad de trabajo en silencio y cuando la oportunidad le llegó, la atacó sin piedad. Tanto, que se convirtió en el último superviviente de las esrellas pasadas en el Gerland, donde ahora mismo está de regreso tars haber sido ‘tocado’ por media Europa estos últimos meses. Sin minutos porque estaba separado de la dinámica de trabajo esperando su marcha, no participó hasta este pasado fin de semana, cuando fue el mejor y demostró ser intocable.

Gomis ha mejorado en pegada los últimos tiempos, puesto que sus definiciones de cara a portería han madurado en efectividad y logrando ya cifras goleadoras muy respetables (sumó 16 goles el pasado curso). Está capacitado para jugar con libertad de movimientos puesto que su zancada y potencia le permite crear desequilibrios varios tirado en banda. Es un peligro constante en jugadas a balón parado por su altura y lectura de balones colgados al área pero, sobre todo, es un auténtico líder en asistencias. Siempre marcado por un central que lo persigue, es un maestro a la hora de esconder el balón, de protegerlo en busca de segundas jugadas y de sacar partido a los espacios que él mismo crea. Lisandro López y Michel Bastos eran sus mejores aliados pero la restructuración le obliga a pelear más que nunca sin su presencia y apurando lo que le puedan crear detrás el talento de Grenier y las veloces arrancadas de Lacazette. La ‘pantera’ ya es adulta. El guerrero está sediento.

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