Histórico
6 septiembre 2013Jose David López

Colombia: Mondragón, el arquero imperecedero

Faryd Mondragón - 2013

La penumbra resalta los temores, amplía el secretismo y acompaña silenciosamente los gritos que, sobre un fondo desprotegido, aumentan decibelios metro a metro. No hay lugar al desánimo, no hay sitio para los cobardes. Hay energía en cada palabra, hay deseo en cada palmada y, sobre todo, hay una presión que responde a las exigencias de un país enamorado. La luz del fondo atisba un grupo unido, encariñado con el momento que les ha tocado vivir y convencidos de las posibilidades que una generación competitiva como no recordaban, les permite conservar a pocos meses del gran reto mundialista. Hay jóvenes hambrientos de protagonismo, goleadores estelares en grandes torneos y hasta talentosos enganches que filtrean con los mejores clubes del planeta. El más avezado de todos ellos, probablemente aquél que mayores glorias venideras promete, mira atentamente, sin perder detalle, a quien lleva la voz del liderazgo. Ésa, es la mejor lección que se llevará a la cama.

“Chicos, estamos a un pasito, a un pasito de lograr que todo el país sonría con nosotros. Tenemos la capacidad, tenemos el talento y tenemos la seguridad de quienes nos impulsarán calurosamente en las gradas. Lo tenemos. Lo tenemos. ¿Vamos a dejar que nos lo quiten? ¿Vamos a dejar que nos pisoteen en nuestro suelo? ¡Vamooooos¡”. Frenético e impulsivo por lo que acaba de ver, el joven que allá es estrella pero aquí es novato, alucina ante la fuerza mental y colectiva que es capaz de generar de la nada el improvisado speech de su compañero. Carácter y mentalidad ganadora en un minuto de cuidada interpretación, hasta olvidar la pauta y creer firmemente en que el sueño está cercano, en que el sueño es posible. ¿Cómo lo haces?, quisiera preguntar el ‘nuevo’. La respuesta, no llega. La respuesta, es la experiencia. La de Faryd Mondragón (42 años), que antes de que su compañero Juan Fernando Quintero naciera (21 años), ya defendía la portería de Colombia en los Juegos Olímpicos de Barcelona 92 con ese mismo sueño. Uno compartido durante décadas de dolor y llanto que el meta imperecedero, quiere culminar por todos lo que lo sufrieron.

Porque el fútbol colombiano ha sido incapaz de hacerse olvidar, incapaz de pasar a un segundo plano e incapaz de rendirse ante las miles de adversidades que intentaron sacarlo de la escena. De atracción en Italia 90 con aquél mítico gol de Freddy Rincón ante Alemania vestido de un rojo vintaje increíblemente atrayente con los años, a perder el favoritismo en USA 94 (en sus brillantes meses previos goleó a Argentina en el Monumental 0-5), corrompiendo su deporte con el asesinato de Andrés Escobar. De crear escuela con las legendarias doctrinas elitistas de ‘Pacho’ Maturana, a terminar con la generación del ‘Pibe’ Valderrama, Higuita, Leonel Álvarez, Asprilla o ‘Tren’ Valencia’ arrasada en Francia 98. Y ahora, después de quince años sin aparecer por una fase final mundialista (las tres últimas citas no han contado con su presencia por incapacidad clasificatoria), el regreso está más cerca que nunca. En todos esos momentos, en todas esas lágrimas y en todas esas sonrisas, estuvo y estará el ‘Turco’ Faryd Mondragón.

El ‘cuarentón’ sigue siendo seleccionado por el combinado ‘cafetero’ 22 años después de su debut, lo que le convierte en uno de los grandes porteros de la historia en un país generalmente peculiar bajo palos. Todos sus rivales-compañeros durante estas décadas, pueden argumentar razones para tal asignación. René Higuita empezó inventando ‘escorpiones’, regateando rivales y paralizando corazones en los graderíos con cada una de sus salidas de tono, pero acabó siendo un showman de la televisión capaz de aparecer en programas de baile como en realitys nacionales. Oscar Córdoba vivió en primer plano el gol en contra más doloroso de la historia (el que costó la vida a Escobar ante USA en 1994) mientras multiplicaba su gloria con títulos incuestionables en Boca Juniors. Miguel Calero interpretaba la personalidad elocuente, aguerrida y sólida para amedrentar a los rivales, siendo capaz de divisar los tres penaltis errados por Palermo en una misma noche, colgarse un pañuelo a la cabeza y fallecer de manera trágica hace unos años destrozando al fútbol colombiano por el camino. Y allí, junto a ellos, siempre estuvo Faryd. Tosco, serio pero convincente. Firme pero amigo de todos. Tranquilo pero tremendamente impulsivo. No hay secretos, solo retos para él.

Mondragón ha pasado por doce equipos, ocho países y más de 600 partidos en sus veintitrés años de carrera profesional en el primer nivel. Capitán en la mitad de ellos e icono eterno en todos los demás, disfruta como un niño inocente de sus últimos meses como profesional en busca del último alarde de gratitud que el fútbol le pueda aún premiar. Lo suyo, son los récords más imposibles en una carrera de fondo que nadie podrá igualar. Es el único jugador en la historia del fútbol que ha participado en seis eliminatorias mundialistas con su selección nacional (94,98,02,06, 10 y 14) y su último reto en vida deportiva, pretende coronarlo como el jugador más veterano de una fase final en toda la historia de los mundiales (superaría a Dino Zoff, pues cumpliría casi 43 o incluso los 43 durante el Mundial 2014). Además, de lograrlo, superaría el récord de 12 años como mayor período entre dos participaciones de mundiales (en manos del suizo Alfred Bickel), ampliándolo además hasta los 16 años de margen. Cifras, leyendas y estadísticas absolutamente demenciales en un fútbol vanguardista alejado de honores tan pretéritos.

Mondragón, de madre colombiana y padre libanés, ya sabe que sus días como portero están llegando a su fin pero su voz, su experiencia y su mando, le siguen construyendo el rol de indispensable dentro de un vestuario donde grita más que ninguno. Todo, por su pueblo. Niños vestidos de amarillo, padres engalanados de amarillo y mujeres adentradas en la fiesta, la amarilla, la de la unión, la de todo Colombia. Un sueño tan real como cercano, que debería cumplirse estos días y que coronará al eterno Mondragón como el más inalcanzable tras haber superado todos los obstáculos y pruebas del fútbol más selectivo. Es Faryd, el portero imperecedero.

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