Histórico
4 julio 2013El Enganche

Liverpool: Haga el favor de volver a ser

Por Fran Alameda (@Fran_Alameda)

Déjame que recuerde un viaje de fin de curso a Valencia, cuando el fútbol me conocía más que yo a él. La penúltima noche del viaje, mis compañeros de pasillo de hotel decidieron que tras la cena, que por alguna razón era en horario inglés, saldrían a pasear. O sea, a beberse hasta la última gota de los maceteros. Yo no comprendía. Mi pasión por el fútbol era medida, pero aquella prometía ser la actuación más celestial de la temporada. Intuyo que la canción ya te suena. Pura pasión. Y poco corazón había que tener para perderse la cita. Allí quedaste con Carlo y Ricardo, que ahora quieren cogerse de la mano en Madrid. Y te citaste con Paolo, el modelo de defensa y el defensa de modelo. Allí viste, además, a Andrea y su pulmón, al mejor ucranio. En fin, yo me quedé en el hotel preso de las sensaciones previas a aquellas noches que intuyes como mágicas y acaban siendo inolvidables.

Pero ahora tienes una cara rara. El tiempo te ha demacrado, te ha envejecido y, sobre todo, te ha ido quitando esa aura que antes tenías. Tu gesto está torcido hacia abajo, como si nunca quisieses ganar y el mapa que en estos meses se prepara para alcanzar la meta de junio, cada año parece más enrevesado. Y digo enrevesado por usar un eufemismo más propio del ciego que del crítico. Bien podríamos decir que no hay camino, así que no me cites a Machado. Yo no soy hincha, así que quizá no merezca explicaciones, pero recuerdo nostálgico aquellos martes por la noche en los que Anfield cantaba lo que ahora parece dominio de la Südtribune de Dortmund. Aquella escena es, incluso por delante de aquella batalla contra el Milan, la máxima expresión de un equipo que va camino del rojo pudoroso tras el elogio al rojo de la clasificación.

Es verdad, estamos de acuerdo. La plantilla que se mofó de las remontadas aquella noche, hoy parecería la Riise, pero el equipo no era ninguna broma. Hoy, el capitán chirría con el modelo de juego; los jugadores, algunos, chirrían con el club y al entrenador, pareciera que la chaqueta le queda grande. Haga usted el favor, por el bien de la historia del fútbol –que se nos atolondra– de volver a ser. Ni siquiera lo que fue. Simplemente vuelva al verbo.

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