Histórico
4 junio 2013Jose David López

Euro Sub 21: Análisis Grupo A

Salvo extrañas excepciones, los monarcas europeos mueren actualmente con la corona puesta. Amarran su trono, aseguran la estabilidad nacional y evitan tomar drásticas medidas que desvíen la atención social hacia otros menesteres poco agradables. Y todo, pese a que en muchos casos, los príncipes herederos están más cerca de la jubilación que de sus primeras exigencias reales. Príncipes que esperan, expectantes, ejerciendo funciones no muy bien reguladas y como acompañantes de sus padres durante décadas. Todo el continente tiene príncipes tan veteranos que rozan o ya sobrepasan el medio siglo, algo que levanta debates socio-políticos con demasiada facilidad. Abdicación no es un vocablo existente para los líderes, cuya sombra impera ante quienes tendrán que guardar sus espaldas en un futuro no demasiado lejano. Quizás no tengan esa mesura y equilibrio, pero son mucho más dinámicos, ingeniosos y agradables para quienes miran desde la barrera.

Y en esas comparaciones sobre monarcas veteranos que dominan a su antojo y jóvenes que buscan su lugar a base de constante paciencia diaria, el fútbol aparece como elemento ideal de extrapolación. Los reyes tienen la mentalidad en otro lado, pero los príncipes no pueden relajarse jamás. En un año sin Mundial, con un único competidor de incierto valor como la Copa Confederaciones y aprovechando la necesidad futbolística de las primeras semanas veraniegas, la Euro Sub 21 (2013) aparece como el escenario perfecto para que la realeza más ambiciosa, notable y creciente del continente europeo, reclame una vez más su rol de futuros reyes. Ocho países, dos grupos, selecciones de mucho nivel, numerosos jugadores contrastados en la élite y un equilibrio siempre asegurado, dan lucidez a un torneo por el que han pasado las mayores estrellas continentales los últimos lustros. Muchos ya lograron coronarse pero otros, esperan desde la barrera el asalto a un trono que seguirán reclamando en Israel 2013.

Israel: No ha sido nada fácil construir tranquilidad y estabilidad en torno al joven equipo israelí. Y es que hasta el Premio Nobel de la Paz, Desmond Tutu, conocido por su lucha contra el ‘apartheid’, lanzó una campaña para que la UEFA no celebrara el Europeo sub-21 en Israel por el tratamiento del estado judío al deporte palestino. La UEFA ha resistido a la petición, pero la presión en favor de la causa palestina está aumentando y ya se buscan posibles responsables si algo oscuro sobresalta la paz del torneo. En esa tesitura, el equipo de Guy Luzon (joven técnico sobrino del presidente de la Federación y que ya ha firmado con el Standard de Lieja la próxima campaña), no preparó mentalmente la cita en las mejores condiciones, aunque su imagen como anfitrión es lo único que importa preservar. Ese objetivo prima porque son conscientes que pese a haber estado ya presentes en algunas fases finales inferiores, su potencial dista mucho del de las favoritas, teniendo una clara merma en la experiencia de sus jugadores y en la fragilidad defensiva. Alon Turgeman por su potencia en área y el físico centrocampista Eyal Golasa, los más destacados buscando un buen papel.

Inglaterra: Desde 1984 sequía. Los mismos años que tiene quien escribe estas letras han pasado desde que la selección británica decepciona en el máximo escenario juvenil del continente. Stuart Pearce sigue capitaneando un organigrama que hace demasiado tiempo decepciona, sobrevalora y pierde fuelle cuando es exigido en competiciones de élite, justo lo que esta vez parece estar cerca de repetirse. Varias bajas de última hora han obligado a tomar recambios que no estaban en el plan inicial, por lo que se hace más importante que nunca la versión de aquellos jugadores más diferenciales. Lowe y Chalobah en defensa, la obligación de jerarquía que se espera a cargo de Henderson o Shelvey, la desconocida versión del creativo McEachran, la imprevisibilidad del artista Zaha y la potencia de un Wickham necesitado de goles, son sus mejores bazas. No parece que suficientes.

Noruega: La gran sorpresa de la fase previa de clasificación, donde eliminó en el play-off definitivo a Francia (remontando y venciendo 5-3), llega sin contratiempos de lesiones pero con tres bajas para el estreno debido al partido mundialista de la absoluta (King, Nordtveit, Berisha y Henriksen). Esto obliga a un inicio extraño a los de Tor Ole Skullerud (técnico que dejó un par de cursos de experiencia en el Valerenga), que llegan condicionados pero con la identidad de un grupo por encima de cualquier individualidad. El juego aéreo ofensivo del central Rogne, las llegadas de Singh y los movimientos de Pedersen, lo más destacado para ese estreno ‘mermado’. Es un reto haber llegado hasta aquí, pero no tienen nada que temer y su competitividad fue la gran revelación de la fase clasificatoria. Uno de los ‘tapados’.

Italia: Cinco entorchados dan seguridad al otrora dominador de la categoría, que pese a su trono, no levanta el torneo desde 2004. Devis Mangia, uno de los últimos técnicos que destruyó la maquinaria del Palermo, llegó hace más de un año con la idea de seguir la línea de trabajo de la absoluta. Esa identidad le ha llevado a ser uno de los más consistentes desde entonces, logrando crear sensaciones positivas en la generación azzurrini más imprevisible de los últimos tiempos. Capuano y Caldirola en defensa, la creatividad de Marco Verratti, el comodín Florenzi y una capacidad ofensiva sin igual en el torneo al contar con Destro, Insigne o Borini, deberían asegurar cuanto menos muchas ideas y dinamismo para no especular demasiado y demostrar notablemente su capacidad. Si lo hace, estamos ante la clara favorita de su grupo y una de las más fuertes del torneo.

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