Histórico
11 mayo 2013Jose David López

FA Cup: Wigan, nuevo campeón (1-0)

Es la liturgia del modesto. Es el romanticismo impagable de los humildes. Es la alegoría de lo impensable. Un equipo que representa gran parte del fútbol más secundario, contra el nuevo millonario plagado de estrellas para aglutinar trofeos en sus vitrinas. Uno, en la primera final de su historia y ante el día clave que nadie hubiera osado ni imaginar. El otro ante la posibilidad de salvar en parte una campaña decepcionante. Uno, dirigido por el técnico que más milagros ha obrado desde que empezó a dejarse caer por las catacumbas del suelo británico hace más de una década. El otro, intentando amasar el último de los galardones antes de un adiós ya consumado tras la nefasta perspectiva que estaba por llegar. La FA Cup dictó sentencia y en este 2013, Wembley decidió premiar al único que lo quiso con todas sus energías.

El Wigan, que llegaba tras un golpe dolorosísimo entre semana que le condena prácticamente al descenso, ya tenía asegurada su plaza de Europa League pero ese premio era secundario. El reto era abalanzarse, sorprender, creer y mostrar una convicción plena en cada una de sus acciones. Y no dejó muestras de duda en ningún momento, sino que generó sensación de inestabilidad al rival constantemente. Espinoza en banda izquierda, una enorme capacidad entre líneas de Maloney y las acciones por la derecha de McManaman, desequilibraban siempre que la pelota rodeaba a la zaga de un Manchester City excesivamente contemporizador, permisivo y pasivo ante la mayor decisión de los Latics.

Un paradón de Joel a Tévez en un clarísimo mano-mano, podría haber alterado el guion de un Wigan emocionado, crecido en su idea con el paso de los minutos y que condicionaba definitivamente a su rival cuando la posesión castigaba a los de Mancini. La falta de alteraciones en un partido que viraba en sentido aceptable para los de Roberto Martínez, hizo que el técnico español apostara por Watson para dar más empaque a la medular mientras que el italiano, apenas había introducido a Rodwell por Tévez en una muestra de su incomodidad. Cuando las diabluras ofensivas evidenciaron la expulsión de Zabaleta a falta de diez minutos, el Wigan creció definitivamente en su idea, generando más ritmo, siendo más vertical y tozudo en sus balones al área hasta que el recién entrado Watson, premió tanta determinación con un testarazo en el primer poste. Era la justicia poética de la FA Cup. ¡Enhorabuena, Wigan¡

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