Sin Cristiano Ronaldo el Real Madrid quedó huérfano de un líder y, lo que es peor, de gol. Carentes de su finalizador por antonomasia, el conjunto blanco no encontró las vías para perforar la portería de Osasuna en Pamplona y el 0-0 se convirtió en un resultado inalterable. Los de Jose Mourinho acabaron desesperados, con uno menos por la expulsión de Kaká, y acabó pidiendo la hora. Queda la sensación de que hasta la segunda plaza parece inalcanzable. La temporada, inevitablemente, pasa por tocar metal en la Copa del Rey y la Copa de Europa.
12 enero 2013