Histórico
31 enero 2013Jose David López

Daniel Badislav, 130 kilos de obesidad bajo palos

El mundo cosmopolita abandera el fútbol como ejemplo de libre-mercado desde hace décadas, facilitando aventuras impensables para aquellos que no tenían grandes facultades con la pelota. Es fácil ver como jugadores que jamás soñaron convertirse en profesionales, han conseguido acercarse a sus metas gracias a la pelota, su sacrificio diario y una buena dosis de versatilidad en sus agentes. Nada raro es presenciar partidos donde se acumulan africanos, asiáticos, sudamericanos, europeos y oceánicos, en un mismo vestuario, lejos de sus casas, hablando un idioma que ninguno de ellos conoce y guiándose por la mímina de un entrenador en similares condiciones. Ese exotismo, amplió el abanico de posibilidades de jugadores de ‘serie c’, e incluso de aquellos cuyas proporciones nunca habrían dado una oportunidad en cualquier práctica deportiva. En esa lista estaría, en los primeros puestos, un brasileño singular que hoy está considerado el portero más gordo del mundo: Daniel Badislav.

Desde su posición de privilegio, siendo el protagonista de cada partido y con un carácter de liderazgo sobre el resto, la imponente y avergonzante figura del guardameta, han causado sensación en todo el planeta, que mira con intriga y curiosidad a Rumania. Daniel alcanza la nada despreciable cifra de 130 kilos, aglutinados como baldosas a punto de estallar en un cuerpo absolutamente impropio de un deportista de élite, aunque no puede decirse que haya cerrado el círculo en ese sentido, porque juega en el Ciorogarla, equipo de la cuarta división rumana. Su sueño, dice cuando alguien le pregunta sobre ello, es alcanzar la portería de su equipo, el Rapid de Bucarest, aunque reconoce que debe trabajar mucho para lograrlo.

Boronul, como es conocido ya en su país, adquirió fama mundial hace unos meses cuando en pleno partido, estalló una pelea entre ambos equipos en mitad de la cancha. Sus potentes brazos y la fuerza de su físico, sirvió para calmar y frenar los intentos agresivos de sus compañeros y rivales, que tuvieron que agachar la cabeza ante la impactante orden de aquella ‘mole’ que llegaba moviendo tierras a su paso. Ahora, busca demostrarse a sí mismo y a los que lo han conocido por su oronda sombra, que tiene potencial para desafiar las leyes futbolísticas actuales. El fútbol sesentero vuelve a tener un fiel exponente.

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