El día más grande en la historia de Corinthians. Con un estudiado sistema defensivo, entusiasmando con el paso de unos minutos que abanderaban su propuesta y arriesgando en cuanto el guion del partido le permitió creérselo, el Timao, con una espectacular lectura de su técnico Tité, es campeón del mundo. Un gol del peruano Paolo Guerrero en la segunda mitad, cabeceando a placer una gran jugada entre los llegadores brasileños, desequilibró una cita con clarísimo poderío corintiano. Desactivando a las estrellas de un Chelsea que jamás se encontró cómodo y encontrando un merecidísimo premio a su descaro como bloque. El Mundial de Clubes encumbró a Corinthians y, de paso, pide respeto para todo el fútbol alejado de los focos europeos.
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