Histórico
6 noviembre 2012David De la Peña

Jürgen Klopp: La compleja sencillez

Cuando Jürgen Klopp se graduó en 1995 en la Universidad Johan-Wolfgang-Goethe de Frankfurt en la disciplina “Sportwissenschaft” (la traducción sería ciencias del deporte), probablemente no esperaba de donde iba a provenir el primer galardón de su carrera, apenas un par de lustros después. Premio que empezó a dar forma a un nombre, y a allanar un camino que, después de una carrera como futbolista que se desarrolló en su totalidad en la segunda división del fútbol alemán, era complicado predecir. En 2006, siendo entrenador del Mainz 05, la cadena de televisión ZDF le ofreció la posibilidad de comentar los partidos de la selección alemana durante el Mundial. No hay que olvidar que en aquella edición la Mannschaft era anfitriona, y a pesar de perder el título en la final, la sensación, por expectativas, es que el equipo hizo un buen torneo. Quiero decir con esto que la afición lo vivió de principio a fin, su ilusión avanzó rondas con los comentarios de Klopp, y creó una afinidad con el hoy técnico del Dortmund que mucho tuvo que ver con su personalidad y con sus aportaciones novedosas, como analizar a través de la tecnología las vicisitudes tácticas del equipo.

Klopp le dio al programa una calidad especial, además de añadir esa forma de ser tan particular, cercana y extrovertida, y junto a sus compañeros Johannes B. Kerner y Urs Meier recibió el premio de mejor programa deportivo de la televisión alemana de 2006. Es evidente que Jürgen Klopp no llegó al Borussia Dortmund por haber sido premiado tras su aportación en los medios, pero no cabe duda de que creó una imagen de respeto y cercanía con el aficionado al fútbol en Alemania. Klopp jugó en el Mainz 05, y una vez retirado, en el año 2001, se hizo cargo del equipo de Maguncia. Tras varios intentos, consiguió ascender a la Bundesliga en la temporada 2003/2004, donde tuvo un buen arranque en la máxima categoría, llegando a disputar la Copa de la UEFA. Sin embargo, el equipo descendió en el año 2007, y tras mantenerse como técnico en Bundesliga 2 y no lograr el ascenso, decidió abandonar el club en el que había hecho su vida futbolística. 

Haber entrenado el año antes en segunda división no fue un impedimento para que Michael Zorc, leyenda del Borussia Dortmund, confiase en él para que encauzase el rumbo de un club que diez años antes  había sido Campeón de Europa. Y no sólo eso, el Borussia Dortmund había conseguido ganar la Bundesliga en 2002, acababa de salir a bolsa y la sensación es que comenzaba un ciclo ganador y de crecimiento sostenido. Sin embargo, algunos fichajes desacertados, y la eliminación en la previa de la Liga de Campeones en el año 2003/2004, fueron el detonante de una grave crisis financiera, que acabó en una caída enorme de las acciones y de una reducción del presupuesto que obligó a iniciar un proyecto con futbolistas de perfil más bajo. Uno de los clubes con más masa social de toda Europa (el propio Klopp dijo que ya admiraba al Borussia Dortmund, pero tras sentirse parte de la pared amarilla lo admiraba tres veces más), vivía una época de vacas flacas.

Pero desde que llegó Jürgen Klopp (julio de 2007) todo ha cambiado.  La nueva imagen alegre y cercana del Borussia Dortmund se acerca mucho a esa comunión que consiguió con el aficionado al fútbol en su época de comentarista. Poco amigo de los trajes (habitual verle con chándal, o celebrar goles corriendo por la banda o incluso subido a alguna valla), resume sus ideales con una gorra que ya es mítica dentro de la Bundesliga. Y es que en ocasiones porta una donde se puede leer “Pöhler”, una palabra de Dortmund que significa “jugador de la calle”. Desde luego, no sorprende que ese tipo de futbolista descarado, atrevido e imaginativo con el balón sea de su gusto, y menos sorprende que los Kagawa, Götze o actualmente Reus hayan sido, o son actualmente, piezas importantísimas dentro de su esquema.

Seguramente lo más destacable de sus planteamientos sea la versatilidad. Quizá el hecho de que el Dortmund haya sido un campeón alegre, poco esperado por tener que enfrentarse a un gigante como el Bayern Munich, y con una plantilla joven, lo haya incluido en un tópico donde la tónica sea encuadrar su fútbol en una propuesta basada únicamente en la asociación y el ataque posicional. Pero la realidad es que el Dortmund ha alternado momentos donde sí hemos visto esta idea con otra donde se sucedían ataques verticales, basados en las transiciones y el control del espacio más que del balón. Y no siempre con el equipo replegado (caso de sus enfrentamientos recientes contra el Bayern), si no, como por ejemplo en el Etihad, intentando robar a buena altura e iniciando esa transición rápida a partir de la recuperación durante la fase de salida del rival, con Götze y Reus partiendo desde las bandas para que recibieran lanzados desde allí. Por ello, a pesar de su imagen un tanto descuidada y de defender personalmente ese fútbol de la calle, Jürgen Klopp es un entrenador metódico y con recursos.

De hecho, como él mismo dice, considera la tecnología una parte fundamental en la fase de preparación (y por lo mostrado, le gusta hasta el punto de divertirse a través de ella en televisión). Aunque, siendo fiel a lo mostrado en sus planteamientos de partido, maneja también los métodos de trabajo más convencionales. Quedó demostrado cuando en alguna ocasión ha hablado de Felipe Santana, al que consideraba un central de físico privilegiado pero de ciertas carencias técnicas para ser eficaz en los despejes y la coordinación, y consiguió pulirle a base de lo más básico: la repetición. Klopp dice que la formación es la repetición. Pone el ejemplo de un baterista, que ha repetido una secuencia más de 2000 veces, y que al final acaba actuando inconscientemente. Considera que esa formación vale para los músicos y los atletas, y así tuvo al bueno de Felipe Santana, realizando un trabajo específico mandándole balones y balones desde todos los lados para perfeccionar su técnica. Klopp tiene las ideas claras: la tecnología más avanzada se completa con las ideas más básicas. Así es su fútbol: complejo y sencillo.

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