Histórico
7 noviembre 2012Jose David López

Celtic: Neil Lennon, el ‘cristiano’ más odiado

Neil Lennon - Celtic

Recientemente licenciado en la universidad de Belfast, Mark ayudaba a su familia como taxista en verano, intentando aportar beneficios económicos en etapa de relax estudiantil. Pero aquél martes, sus pensamientos políticos e ideales católicos, se toparon con la persona inadecuada. A algunas millas de Lurgan y tras horas de búsqueda, el cuerpo sin vida del joven taxista evidenciaba que, lejos de solventados, los problemas con Loyalist Volunteer Force (guerrilleros urbanos del Ulster) seguían destrozando años de intentos de paz. El responsable de aquél asesinato, como el de otros 30 católicos (la mayoría civiles sin conexiones paramilitares), era el líder de la brigada, Billy Wright.

Pese a ser asesinado en la cárcel por representantes de Ejército Irlandés de Liberación Nacional (EILN) y encontrar a su sustituto, Mark Fulton, colgado del cuello por deseo propio en la prisión de Maghaberry, la Fuerza Lealista de Irlanda del Norte encontraba pequeñas excusas para hacerse notar. En 2002, el fútbol fue su elección y Neil Lennon, el personaje ideal para mostrarse como esa fuerza amenazadora que languidecía inexorablemente. Desde Lurgan, allí donde Mark el taxista había sido tiroteado, el entonces jugador del Celtic de Glasgow, anunciaba dolorido su renuncia al combinado nacional debido a las constantes amenazas de muerte que venía soportando y que habían alcanzado a su familia. Un día antes, Lennon se hubiera  convertido  en capitán de Irlanda del Norte, algo que para el Ulster no podía adjudicarse a un católico.

El ex mediocentro, un personaje inigualable por su aspecto físico, desgarbado y su carácter poderoso, era además jugador del club con connotaciones católicas más exitoso del momento, el para muchos odiado, Celtic de Glasgow. Un simple amistoso ante Chipre desencadenó el peor de sus recuerdos como futbolista y el momento más turbio que ha tenido que superar por el simple hecho de haber alcanzado fama con la pelota en los pies. En el día más grande a nivel personal, en el momento en que tocaba defender a tu país con el escudo que te erige como líder a ojos de tus vecinos, los violentos truncaron definitivamente su carrera.

“Es una pena que todo acabe de esta forma. Probablemente no volveré a vestir la camiseta de la selección”. Lennon, apenas 24 horas después del partido, explicaba lo sucedido porque la prensa y los hinchas no podían entender el porqué de su ausencia en el partido. Primero, había tomado la decisión de no saltar al terreno de juego y así aligerar la trascendencia de lo ocurrido pero su dolor superó incluso sus primeras previsiones y, a pesar de su carácter guerrero, el pelirrojo más famoso del sector católico, abandonó el estadio. Allí comenzó una larga lucha en su interior, puesto que semanas después empezó a reflejar que había pasado por crisis depresivas anteriores y que había ‘tapado’ más de una amenaza por la simple idea de no hacer publicidad a los que le impedían disfrutar.

Con la misma franqueza que demostraba en el césped, su figura se convirtió en la representación más odiosa de los lealistas, que empezaron a increparlo en cualquier escenario. En septiembre de 2008, Lennon fue víctima de un asalto en el West End de Glasgow (los dos asaltantes cumplieron condena hasta hace unas semanas) pero cuando en 2010 se hizo cargo del primer equipo del Celtic (inicialmente era técnico del filial pero la apuesta por el inglés Tony Mowbray fracasó en pocos meses), se multiplicaron los ataques hacia su persona. En enero de 2011, el Royal Mail interceptó un paquete que contenía las balas dirigidas a Lennon, en marzo repitieron la escena y sólo días más tarde, recibió dos paquetes bomba, que milagrosamente no llegó a abrirse tras la intervención de los trabajadores del depósito de Kirkintilloch, Escocia. Pero el ataque más indiscriminado y público que ha recibido, fue el pasado 31 de agosto, cuando en mitad de un partido ante el Hearts, en Edimburgo, un aficionado rival sorteó la vigilancia, entró en el área técnica y, mientras gritaba e insultaba al míster, intentó agredirlo a ojos del planeta fútbol.

Desde entonces, Lennon vive en casi bajo protección, ha sido defendido por el primer ministro Alex Salmond y hasta ha recibido apoyos del presidente de la UEFA, Michel Platini. Jim Traynor, periodista acreditado (Daily Record) en el fútbol de las Islas, destacaba hace unos meses en CNN que el entrenador norirlandés padece problemas derivados de una “base sectaria”. “Ha sufrido un abuso terrible y sólo por ser un católico de Irlanda del Norte. Es un problema para el fútbol escocés y un problema para la sociedad escocesa. Daña la imagen de un país decente y, sobre todo, de un fútbol ejemplar. Pero Lennon sigue, sin pestañear y llevándolo con energía”.

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