Por Alberto Piñero, periodista cobertura diaria Real Madrid (@pineroalberto)
El Real Madrid está de nuevo en crisis esta temporada. Al principio fue la mala racha de fútbol y resultados, unido a los problemas internos en el vestuario. Y una vez que parece que se ha normalizado el ambiente, ahora son las lesiones las que ponen de nuevo a prueba la magnitud de equipo blanco y la cintura de José Mourinho. Y es que con las lesiones casi simultáneas de Arbeloa, Marcelo y Coentrao, el equipo blanco está obligado a reinventarse. Aunque eso sí, como dice el refranero popular, no hay mal que por bien no venga, o en su versión capitalista, los tiempos de crisis son sólo nuevas oportunidades de negocio. Y adaptado al Real Madrid, esta crisis de laterales puede servir para reforzar a la plantilla. Pues este tiempo sin los laterales habituales debería valer para que los jugadores que están en segunda línea den un paso hacia adelante, para que el Real Madrid demuestre la amplitud de su reducida plantilla, y que esos jugadores menos habituales adquieran una experiencia, responsabilidad y minutos que siempre pueden ser útiles en caso de cualquier otra crisis, y en momentos de la temporada aún más delicados que el actual.
Es el sino de esta plantilla hecha a medida por Mourinho. Pues, dentro de la innegable mala suerte con las lesiones, con una plantilla tan corta hasta el taquillero del campo del Puerta Bonita podía intuir que en algún momento podrían confluir varias bajas que obligaran al técnico a sacar el hilo y la aguja del costurero para hacer algún remiendo. Y ya puestos, qué mejor que poner un parche del mismo color. Porque para qué recolocar a otro jugador (llámese Essien, Di María o Callejón) cuando hay futbolistas que pueden desempeñarse en esas posiciones que se quedan cojas. Aunque eso signifique hacer una excepción y darle una oportunidad a algún canterano, incluso. Pues, además de Sergio Ramos y pese a los antecedentes nada halagüeños, para cubrir la posición del lateral aparecen por el horizonte dos jugadores de La Fábrica que encajarían a la perfección tanto en la banda derecha como en la izquierda: Nacho Fernández y Jorge Casado.
A priori, el primero partiría con ventaja. Internacional Sub-21, miembro del primer equipo ya, participando de los entrenamientos con Mourinho a diario, ha completado ya varias pretemporadas incluso, y ha demostrado ya una madurez suficiente sobre el campo para defender el escudo del Real Madrid, más allá de sus cualidades innatas como zaguero: seguridad, colocación, fiabilidad, contundencia, polivalencia (ha jugado varios partidos ya como lateral izquierdo incluso en el primer equipo), buen toque de balón, etcétera. Son tantas las cualidades que engalanan el currículum de Nacho Fernández que llama poderosamente la atención el hecho de que, según se conoció la lesión de Marcelo –después de la de Fabio Coentrao-, casi todas las miradas de aficionados y analistas se dirigieran mayoritariamente hacia Jorge Casado, y no hacia el capitán del Castilla. Algo que seguramente se podría explicar por su condición de zurdo nato, pero innegablemente ligado a su talento para el fútbol y el papel tan importante que ha adquirido en el filial blanco esta temporada.
Casado llegó al Castilla por la puerta de atrás en el verano de 2010, procedente del Rayo Vallecano, y en un principio con destino el Real Madrid C. Sin embargo, su buen hacer, unido al hueco que dejaba Marcos Alonso en el lateral izquierdo del primer filial blanco, hicieron ‘obligado’ su ascenso. Y rápidamente se vio que el Castilla no echaría mucho de menos al hoy jugador del Bolton, pese a que su buena prensa pudiera hacer pensar lo contrario. Con potencia, garra, muy buen golpeo de balón, incluso a balón parado, olfato de gol y mucha proyección atacante por la banda (cada vez elige mejor sus subidas incluso), Casado pronto se hizo ‘titularísimo’ en el lateral izquierdo, que no ha abandonado en los más de dos años que lleva en el club blanco.
Sin embargo, en todo este tiempo, y a pesar de su buen hacer, Jorge Casado nunca ha terminado de acaparar tanto los elogios de medios y afición como lo hacía el mismo Marcos Alonso, con mejor prensa pero menos cualificado. Seguramente también porque en su propio equipo había otro lateral también sobresaliente que centraba todas las miradas: Dani Carvajal. Hasta el punto de que la banda derecha impedía ver lo que sucedía en la banda izquierda. Ha sido esta temporada ya sin Carvajal, y pese al salto a Segunda División, cuando ya asentado en el equipo como uno de los más veteranos han resaltado más las cualidades de Casado. Cuando, en comparación con Fabinho, destaca más su fiabilidad en defensa y su punzante aportación en ataque. Cuando se ha empezado a sentir más profundamente su importancia en un Castilla que divaga por la zona alta de la Liga Adelante. Cuando su talento ha calado tan hondo en la instintiva afición que se ha convertido en su primera opción para suplir a los Marcelo y Coentrao. Cuando se ha visto al espléndido cisne que había bajo el plumaje de lo que parecía un patito cualquiera.
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