Histórico
21 agosto 2012Francisco Ortí

Spartak: Unai Emery, en busca de la gratitud

Después de su primera temporada como entrenador del Valencia a Unai Emery se le preguntó si consideraba un fracaso no haber logrado la clasificación para la Liga de Campeones. La respuesta del técnico fue dolorosamente sincera para el valencianismo. “Nadie me dijo que ese era el objetivo“, afirmó con tranquilidad. Sus palabras, distorsionadas por el prisma de la perenne exigencia de Mestalla, se apoyaban en el pasado más inmediato del Valencia. Emery había heredado un equipo en ruinas, destrozado por la última etapa de Quique Sánchez Flores y Ronald Koeman y con problemas para mantener la categoría, y, sin embargo, logró clasificarlo para la Europa League. Por entonces Unai no lo sabía, pero esa pregunta anacrónica sería la que marcaría todo su paso por el Valencia. Siempre se le pediría algo más, sin importar el contexto o la dificultad de lo logrado.

Emery capeó esa presión con buenos resultados, clasificando al Valencia en tercera posición durante tres temporadas de manera consecutiva, y ante cualquier crítica tragaba saliva y agachaba la cabeza, evitando incendios innecesarios. Sin embargo, su actitud cambió de radicalmente a la conclusión de la pasada temporada. Después de asegurar la tercera plaza y llevar al Valencia a las semifinales de la Europa League y la Copa del Rey, Unai Emery sacó pecho ante las críticas. “Estoy muy orgulloso del trabajo que he hecho durante todos estos años en el Valencia“, aseguró en la sala de prensa de Mestalla. Era un ataque de orgullo que había estado controlando durante cuatro años y tras él se ocultaba un mensaje de despedida. Ese mismo día, en la grada de Mestalla estaba sentado Valery Karpin, director general del Spartak de Moscú junto a otro emisario del conjunto ruso. Ese mismo día, Unai Emery supo que cambiaría el Valencia por el Spartak.

Emery ha emigrado a Rusia buscando la gratitud y reconocimiento que nunca encontró en Mestalla y desde el primer momento ha mostrado una ambición que jamás se le atribuyó durante su paso por el Valencia. “El objetivo del Spartak de Moscú para esta temporada es ganar la Premier League. Queremos superar al Zenit y a todos los equipos de la Russian Premier League“, confirmó Unai el día de su presentación con el conjunto moscovita. En el Luzhniki Stadium se ha encontrado con una situación muy parecida a la que heredó en el Valencia. Desde 2003 el Spartak de Moscú no ha sido capaz de ganar ningún título, ha desaparecido de la nobleza del fútbol ruso y anda perdido sin rumbo ni filosofía, con constantes cambios en el banquillo. Con la llegada de Unai Emery, en Moscú buscan precisamente esas tres cosas. Estabilidad, estilo y, sobre todo, títulos. Emery ha demostrado ser un seguro de las dos primeras. Los títulos, por ahora, se le han resistido.

La elección fue unánime en el Spartak de Moscú. Como se ha reconocido desde el club, incluso por voz del propio presidente, gusta mucho el estilo de juego atrevido y desenfadado que instauró en el Valencia, y se ha confiado en él para aplicarlo también en la capital de Rusia. Los jugadores con los que cuenta en la plantilla, la mayoría de perfil ofensivo como McGeady, Kallstrom o Bilyaletdinov, encajan perfectamente en esa nueva filosofía y, por el momento, están respondiendo bien. Después de cinco jornadas disputadas en la Russian Premier League, el Spartak de Moscú es el segundo clasificado de la liga rusa, habiendo ganado cuatro encuentros y perdido uno. El problema es que ese encuentro perdido fue precisamente ante el Zenit de San Petersburgo, el gran rival por el título de campeón, y el marcador reflejó un doloroso 5-0, la más abultada que ha encajado en liga el conjunto moscovita durante toda su historia.

La implantación del estilo marcha por buen camino, y también la estabilidad. El Spartak basa su futuro en su valiente proyecto de cantera. Ha desarrollado unas instalaciones excelentes para formar nuevos talentos que fortalezcan el primer equipo en medio y largo plazo, y Emery será el principal responsable de que esas promesas germinen bajo esa filosofía que marcará al primer equipo. Un reto complicado para un técnico que no ha mostrado una gran confianza en la cantera durante su paso por el Valencia, pero que sí que ha sabido formar a jóvenes que ya estaban en el primer equipo como los casos de Jordi Alba, Vicente Guaita o, durante su última temporada, Soso Feghouli. Para los títulos, por el contrario, habrá que esperar.

A corto plazo, su primer gran examen, será clasificar al Spartak de Moscú para la fase de grupos de la Liga de Campeones y está a un solo paso de lograrlo. Tras superar al Vaslui en la Tercera Ronda, el último obstáculo que separa a los moscovitas del sorteo de la Champions League es el Fenerbahce, con quien se medirá en la fase previa. Este martes se disputará el primer asalto y Unai Emery luchará por cumplir con el primer objetivo que se le ha marcado: clasificar al Spartak de Moscú para la fase final de la mayor competición de clubes. Para levantar títulos ya habrá tiempo, pero por lo menos esta vez sí que le han dicho desde el principio que el objetivo es ganarlos. Al menos, él es consciente de ello. Algo que no siempre le ha pasado…

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