Histórico
1 junio 2012Jose David López

Euro 2012: Grupo A: La revolución del proletariado

Hasta que a la UEFA se le encaprichara romper el formato tan exitoso de su competición estrella a nivel de selecciones hace unos meses y avanzara un mayor número de participantes en las próximas ediciones (a partir de Francia 2016), las selecciones de nivel secundario-terciario en el continente, han tenido enormes problemas competitivos para alcanzar la fase final. Un cúmulo de decepciones, fracasos y eliminaciones en el último suspiro, como consecuencia del envidiable nivel global de los combinados continentales, demasiado dependientes de detalles o generaciones para poder llegar a su objetivo cada cuatro años. La Euro 2012 será la última bajo este formato y quizás, el mejor reflejo de esa clase obrera que busca el éxito consciente de sus debilidades y cualidades, se aprecia en este Grupo A. Desde la Grecia que ganara hace casi una década su trono europeo, hasta la República Checa más obligada al cambio de los últimos tiempos, pasando por una Rusia tan irregular como imprevisible sin olvidar, por supuesto, a Polonia, con la ilusión de un combinado renovado y las fuerzas del anfitrión. Cuatro ejemplos perfectos de equidad y posibles sorpresas pero, sobre todo, de selecciones que ya vivieron momentos dorados que desean recuperar:

Polonia: Pese a haber logrado dos terceros puestos mundialistas (1974 y 1982), jamás ha tenido una respuesta mínimamente convincente a nivel europeo, hasta el punto que en 2008 fue su primera participación (pese a no pasar la fase de grupos). Probablemente la fase clasificatoria podría haberles vuelto a dejar fuera, pero su condición de anfitrión no sólo les permite una oportunidad histórica, sino que ha otorgado un impulso global al país que se aprecia en la capacidad de su combinado. El serio y estricto Franciszek Smuda ha logrado aprovechar la mejor cantera polaca en décadas para lavar su imagen, entre otras cosas, imponiendo la juventud a la veteranía (su media es de 24 años) y siendo intachable en la conducta del grupo (Peszko no entró en la convocatoria por polémicas nocturnas) para lograr una enorme implicación (esa es una de las grandes bazas de una selección motivadísima que siempre se desfonda).

Seguramente el mejor portero joven del momento, Szczesny, se estrena en un torneo a su medida para equipararlo a los grandes guardametas europeos. Él, junto al trío llegado desde el Westfalen formado por Piszczek en el lateral diestro, Blaszczykowski por delante en esa misma banda y el rematador de moda en la Bundesliga, Lewandowski, forman lo más nutrido y competitivo del vestuario. El talento imprevisible de Obraniak actuando como enganche o en banda izquierda, así como el zurdo Rybus o el bregador Polanski, son otros elementos fijos en un once que posiblemente no tendrá como estable la presencia de Rafal Wolski, un llegador que seguramente sea el joven de mayor proyección desconocida del torneo. Todo lo que sea  pasar a la siguiente fase no se considerará un fracaso para tan tamaña expectación.

Grecia: Ocho años después de que el universo futbolístico les rindiera pleitesía cuando jamás habían asomado su cabeza entre los gigantes continentales, muchas cosas han cambiado en la selección helena. Lo primero, el entorno que les rodea, pues el amaño de partidos, los árbitros sobornados, la obtención de subvenciones para equipos con pérdidas y los mafiosos campando con libertad, han encasillado al fútbol griego en su mayor crisis de los últimos tiempos, tal y como sucede con la economía nacional. Intentando aislar al bloque de tantos problemas externos y conscientes de que incluso se dudó de su participación en algunos momentos, el portugués Fernando Santos sí logró al menos continuidad resultadista pues fue fiable y contundente en la fase clasificatoria. Por ello y por su envidiable currículum en suelo heleno, es un ‘griego’ más para su afición.

No hay dudas de que la primera intención seguirá siendo fortalecer su línea defensiva, convertirse en un bloque con rigor en contención y buscar situaciones aisladas para encontrar la portería contraria (ha sido una de las selecciones menos goleadas de la fase previa con apenas cinco goles en contra). Ese mecanismo dependerá muchísimo de la pareja de centrales formada por Papadopoulos-Sokratis, con el buen lateral diestro Torosidis y el clásico dúo medular Karagounis-Katsouranis. A pesar de que seguramente veamos dos extremos en sus planteamientos, a luchar entre Samaras-Salpingidis-Fortounis, tendrán muchas responsabilidades defensivas. Todo ello implica que el veterano Gekas quede como islote para todo balón dividido que aparezca por el área, con el potente Mitroglou como alternativa en las segundas partes. El estímulo esta en el eterno esperado, Ninis, y su compañero generacional, Fetfatzidis. No se pueden poner límites tras sus sueños previos pero de nuevo, superar la primera fase sería una gran noticia.

República Checa: La versión más silenciosa parece haberse instalado en el combinado bohemio, incapaz de pasar por las fases finales sin ser protagonista y siempre hermanado a la imprevisibilidad. Han protagonizado momentos memorables como el título del penalti de Panenka, el subcampeonato del único ‘gol de oro’ y hasta fueron semifinalistas hace dos ediciones. Michal Bilek ha equilibrado un banquillo caliente en los últimos años (han pasado tres técnicos en tiempo record) tras la incapacidad para encontrar nuevamente un camino factible a la competitividad. Comprenden que su caché continental se ha reducido y hasta admiten que las generaciones venideras no están ayudando a regenerar el equipo, pero siguen siendo los veteranos quienes guían en un estilo frío, reservado, vinculado a la tranquilidad y con una búsqueda nada prolífica de individualidades ofensivas.

Cech sigue siendo infranqueable, poderoso y experto, llegando además en un momento de forma envidiable tras la mejor campaña de su carrera a nivel individual. Rosicky es su única vertiente talentosa, su alma hacia lo imprevisible y su aroma más aseado, pero igualmente irregular e inconstante. De sus apariciones depende el perfil del resto y el carisma de esta selección, que deberá apoyarse en los zurdazos de Kadlec, el buen trato de Plasil en la medular y la dubitativa pegada de dos delanteros casi clónicos, el veterano Baros y el joven sin capacidad de explosión, Necid. Una vez más, acceder a la fase siguiente sería un avance significativo.

Rusia: Ha pasado por todos los estados de ánimo posibles. Éxito hace medio siglo como miembro de la extinta URRS, caída libre y renacimiento como consecuencia de las buenas bases que están sentando a nivel de clubes. Y es que es plausible que la cada vez más competitiva Premier Rusa haya modificado su calendario para adaptarse a los campeonatos de Occidente y, de tal manera, reaccionar ante los golpes futbolísticos que estaban destrozando la saluda de sus inversiones nacionales e internacionales. La gran fiesta de hace cuatro años, con una generación nacida a raíz de ese crecimiento exponencial de su campeonato, vuelve a reivindicar ya con algunos años de más y también con más dudas sobre sus hombros, la oferta de fútbol tibio y flemático que irrumpe de improviso con arrancadas y electricidad ofensiva al alcance de pocos combinados. Y como ejemplo de ese perfil, nadie mejor que Dick Advocaat, no solo experto hasta la saciedad en este tipo de citas, sino cara ideal de lo que ha conseguido progresar el fútbol ruso a raíz de sus modificaciones globales.

Será difícil repetir el papel de 2008, cuando sólo les paró la campeona y cuando demostraron poder competir con un nivel extraordinario de asociaciones e individualidades. Sus graves problemas están en defensa, donde a pesar de contar con dos carrileros excepcionales en lo ofensivo (Anyukov-Zhirkov), no cumplen igual en labores defensivas, donde Berezutski-Ignasevich siguen siendo fijos pero igualmente frágiles. La línea medular del Zenit, con el trabajador Denisov, el llegador Shirokov y el talentoso del que depende el ritmo ruso, Zyryanov, marcará las diferencias entre el éxito o el fracaso. Cierta intención reivindicatoria tendrán sus atacantes pues tras años de elogios, hace tiempo que no se ve la mejor versión de Arshavin-Pavlyuchenko-Pobregnyak, necesitados de recuperar sensaciones positivas. Lo mejor, que llegó a tiempo tras su grave lesión, el meta Akinfeev. Por nombres y pasado más reciente, deberían estar en la siguiente fase, pero sabiendo que el seleccionador no seguirá y que sus jugadores son tremendamente irregulares, podría ser uno de los fracasos del torneo.

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