Histórico
11 marzo 2012Jesús Camacho

Pahiño, el goleador rojo

La voracidad goleadora de Cristiano Ronaldo parece no tener techo ni medida, sus números hace tiempo que cobraron la enorme dimensión de aquel que está predestinado a pulverizar registros, entrando por derecho propio en las doradas e históricas crónicas del Real Madrid y nuestra Liga.  Si en la pasada temporada asoció su desbordante cascada goleadora pasando a nombres legendarios como Telmo Zarra y Hugo Sánchez, en esta ocasión sus goles con la camiseta del Real Madrid le vinculan a otro nombre histórico de la entidad madridista y del fútbol español como el gallego Manuel Fernández Fernández ‘Pahiño’.

Por ello y aprovechando la brillante estela goleadora del madeirense os dejo estas líneas del recuerdo para uno de los delanteros más aguerridos en la historia del fútbol español. Puro pundonor, garra, un excepcional goleador dotado de un poderoso remate con ambas piernas y un más que aceptable remate de cabeza. Nacido en San Paio de Navia, en las proximidades de Vigo un 21 de enero de 1923, cinceló la dureza de su físico en la dura y sombría época de la posguerra trabajando en los terrenos que tenía su familia para poder subsistir. Escapando cuando podía a la playa viguesa para allí, jugar a un fútbol de otra época que constituyó su gran pasión.

Aquella pasión a la que dio inicio en el Arenas de Alcabre, club desde el que pasó al Juventudes de Vigo, en el que demostró que en aquella época en la que el hambre desgarraba estómagos vacíos y afilaba los famélicos rostros del pueblo, un portento físico había nacido para convertirse en uno de los mejores goleadores españoles de su generación. Aunque el Salamanca estuvo interesado en hacerse con sus servicios, aquellas tardes en Balaídos junto a su padre viendo a sus ídolos, pesaron más en su decisión de incorporarse a las filas del Celta a la edad de 19 años. En el club céltico dejó sobradas exhibiciones de sus impresionantes condiciones físicas, su garra y su gran disparo con ambas piernas. Aunque en su primera temporada como celtiña sufrió el descenso de categoría, el conjunto vigués logró su retorno a primera solo una temporada después,  gracias en gran parte a Manuel Fernández. Aquel futbolista apodado Paiño al que el Manuel de Castro (periodista del Faro de Vigo) colocó la h intercalada con la que se le conoció para el resto de su carrera.

Cuentan las crónicas de la época que en aquel decisivo partido de promoción ante el Granada, Pahíño demostró poseer un talento natural para el gol firmando dos tantos en la primera mitad. También un físico sobrenatural y una capacidad de resistencia al dolor fuera de lo común. Cuesta mucho creer lo que la crónica histórica apunta sobre lo acontecido en la segunda mitad, puesto que tras un plantillazo del granadino Millán González, sufrió  una fractura de peroné que habría dejado k.o. a cualquier ser humano, pero no  en su caso. Y es que al parecer el por entonces técnico del Celta, Moncho Encinas, le vendó la pierna y le animó a seguir. Una muestra muy clarificadora de la raza y casta de Pahíño, que se mantuvo en el terreno de juego y según testigos de aquella jornada, al final del partido con  la tibia llegándole a la planta del pie.

Como dije otro fútbol, otra historia para la que Pahiño dejó sello y firma goleadora allá por donde pasó, primero en el Celta, club para el que sus goles contribuyeron a que el conjunto vigués firmara una de las mejores clasificaciones de su historia coronando una meritoria cuarta posición en aquella temporada 1947/48 en la que también se alzó con el trofeo pichichi al marcar 23 goles. Una temporada en la que tras cinco años en el club gallego, una serie de desencuentros con los directivos de la entidad celeste provocaron su plante, pues el de San Paio era con mucho uno de los peores pagados en el equipo y, el Celta no le facilitaba la salida.

Fue declarado en rebeldía,  lo tacharon de anti gallego y polémico, meditó seriamente dejar el fútbol mientras se entrenaba solo en la playa de Samil, pero finalmente el Real Madrid que lo venía siguiendo desde hacía tiempo, se hizo con sus servicios junto a sus compañeros de equipo, Miguel Muñoz y Alonso. En el club blanco Pahíño hizo gala de su garra y entrega, pronto aquel coraje, aquella valentía y sobre todo aquellos goles le convirtieron en uno de los delanteros más eficaces de la historia del club. El delantero gallego firmó en su momento el mejor promedio goleador de la Liga con 108 goles en 124 partidos. Y en las cinco temporadas que vistió la camiseta blanca, firmó 124 goles en 144 partidos, mejor promedio de la historia del club (0,86 goles por partido), sólo igualado por Puskas. Para el recuerdo quedaron aquellos grandes duelos que mantuvo con Aparicio, el fornido defensor del Atlético de Madrid, con quien protagonizó históricos enfrentamientos en aquellos derbis entre los dos grandes de Madrid, también los que mantuvo con otros grandes marcadores de la época como: Curta, del Barcelona;  Juan Ramón y Alvaro, del Valencia, o el legendario Teruel, del Espanyol.

Hablar de Pahiño es hacerlo de un delantero ambidiestro que marcaba goles ideológicamente vinculados a su pierna izquierda, todo ello en una época en la que ser calificado como futbolista rojo era prácticamente convertirte en apestado. Posiblemente solo sus goles le salvaron, pues Pahiño acostumbraba a leer a Tolstoi y libros de ideología de izquierdas que adquiría de estraperlo en un quiosco de Barcelona y en las giras por Suramérica. Ser de izquierdas le impidió ir al Mundial de Brasil en 1950. Mucho más cuando quedó marcado como elemento sospechoso tras esbozar una carcajada irónica al escuchar la arenga de un general antes de un amistoso con Suiza, en 1949: “Entró ese señor y dijo: ahora, cojones y españolía”. Aquella fue la razón por la cual no pudo gozar de una carrera internacional más dilatada y brillante.

En las filas del Real Madrid permaneció hasta 1953, pero antes de su marcha logró nuevamente el título de pichichi en la temporada 1951-52 con 28 tantos, Consiguió también  la Pequeña Copa del Mundo, disputada en Caracas, ante Botafogo, Millonarios y Lasalle. Su marcha del Madrid fue propiciada por la falta de entendimiento con el club, puesto que Bernabéu (fiel a su política con jugadores mayores de 30 años), le ofrecía un año y Pahíño quería renovar por tres. Razón por la cual optó finalmente por regresar a Galicia para jugar en el Coruña, sin cumplir su sueño de jugar junto a Di Stéfano.

En el conjunto gallego permaneció tres temporadas, compartiendo equipo con Arsenio Iglesias y Luís Suárez.  Con la camiseta del Deportivo protagonizó uno de los momentos más emotivos de su carrera. En la sexta jornada de Liga se enfrentó al Real Madrid de Di Stéfano y, por primera vez en la historia del Deportivo, el conjunto gallego se impuso en el Bernabéu por un ajustado 1-2. Como no podía ser de otra manera, Pahíño fue el autor de aquellos dos históricos goles gallegos. Tras su paso por el Deportivo recaló en el Granada de 2ª División, en el cual consiguió el ascenso a Primera, hecho que consiguió tras una temporada en la que Pahíño fue suspendido con doce partidos tras revolverse hacia un contrario. Una decisión que el legendario delantero gallego entendió como maniobra política para precipitar su retirada de los terrenos de juego a la edad de 34 años.

La retirada y el adiós de un delantero de otro tiempo y otro fútbol que dejó para los legajos históricos y estadísticas de nuestro fútbol, unos números que hoy son rescatados del viejo archivo gracias a Cristiano Ronaldo, que con goles de otra galaxia nos puso sobre la estela e impronta de un talentoso, aguerrido e irrepetible goleador rojo.

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