Histórico
27 febrero 2012Daniel Cana

Milan: Ibrahimovic, el talento iracundo

Ausente del importante partido de su actual equipo, el AC Milan, frente a la Juventus, por una pueril bofetada sobre Aronica, defensa del Napoli, pero majestuoso y decisivo en la exhibición europea contra el Arsenal. Capaz de mostrar todo su repertorio en el partido de liguilla ante el FC Barcelona, tras prácticamente borrarse del primer partido en el Camp Nou por unas ‘molestias’. Votar a Guardiola como mejor entrenador del año después de meses invocando la filosofía. Polemizar públicamente con Sacchi recién llegado a Milán. Así es Zlatan Ibrahimovic.

Impulsivo y especial desde los inicios de su carrera, ha ganado Ligas consecutivamente en todos sus equipos: Ajax, Juventus, Inter, Barça y Milan. Pese a puntuales episodios, no parece que sea un jugador indisciplinado, pero sí mantiene una lucha frecuente por el dominio de su ego. En enero de 2010, cumplidos sus primeros cinco meses en Barcelona, inmerso en una mala racha de cara a gol, Ibra reconocía que “estoy jugando mal y he de hacer mucho más”. Incluso –sí, lo que van a leer es literal– valoraba positivamente la inminente renovación del entrenador barcelonista (hay cosas que no cambian) diciendo que “el entrenador habla mucho con nosotros, nos explica cómo podemos mejorar y vive muy encima de nosotros, en el campo y en los entrenamientos. Piensa en el fútbol las 24 horas, de ahí sus éxitos”.

Pero la paciencia no ha sido nunca una de sus virtudes. Frustrado por las faltas que le impedían practicar el juego de choque y control de espaldas a portería, una de las razones por las que Guardiola insistió en su fichaje, el “sonno molto contento” fue progresivamente dando paso a un estado de insatisfacción permanente. El gol al Real Madrid y su partidazo en Londres marcaron el cénit de su año en azulgrana, para terminar engullido por las lesiones y la ascendencia en el juego de Messi, suplente de Bojan en el tramo final de la Liga y definitivamente marcado por su pobre actuación en el partido frente al Inter. La Champions League, su mayor deseo, de nuevo se esfumaba.

De regreso a Milán, Ibrahimovic ha recuperado su mejor fútbol. Disfruta siendo el foco de un equipo con oficio y talento (Thiago Silva, Pato, Boateng) pero con él como único futbolista de verdadera élite. Lo necesita. Su catálogo de controles, pases y goles lleva abierto y disponible toda la temporada, pero es imprescindible que perciba precisamente eso, su condición de esencial e indispensable para el equipo. Alimento para el ego, estímulo para el fútbol.

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