Histórico
10 febrero 2012Jose David López

Kevin de Bruyne: Energía juvenil belga

Hace apenas unos días cerró el mercado invernal y aunque no han existido fichajes de relumbrón debido a la angustiosa crisis que golpea cualquier rincón, sí es cierto que hay varios refuerzos de cara al futuro que no podemos pasar por alto sin analizar. Uno de ellos es un ‘clásico’ de las agendas juveniles de los últimos años y lleva mucho tiempo esperando para quitarse defiitivamente el cartel de promesa. Un exquisito bombón belga que completa una generación de oro en un país que empieza a ser exportador oficial de talento juvenil al exterior y que podrá disfrutar durante unos meses más al futuro dueño de la banda izquierda del Chelsea: Kevin de Bruyne.

Centrocampista de sólo 20 años, pero con infinidad de detalles sobre su perfil. Pese a ser diestro, suele actuar por banda izquierda con mayor asiduidad debido a la gran capacidad que tiene para lanzar diagonales y aparecer en posiciones ofensivas desde segunda línea y aprovechar una de sus mejores cualidades, el golpeo desde media distancia. Vital incidir en esa pegada debido a su mecanismo de golpeo, siendo útil el empeine y mejorando sus registros con dicha capacidad conforme avanzaban sus minutos de juego. Tanto, que al final ha sido claramente dueño de todas las jugadas a balón parado de su equipo, un Genk que no pudo retenerlo más y que ahora apura los últimos meses con su adolescente estrella.

Pese a que actúa en banda, no deberíamos catalogarlo como extremo únicamente porque aunque sí goza de gran técnica individual e incluso es explosivo en movimientos, no me parece demasiado veloz como para tacharlo de vertical o de capacitado para llegar una vez tras otra hasta línea de fondo. Se puede asociar con facilidad, tiene una gran perspectiva de juego, siempre va a dejar detalles y además tiene ya la experiencia consagrada de casi 100 partidos en la Jupiler League belga. Allí, en su país, es una de las estrellas del campeón ligero, un Genk que tras muchos rumores, no pudo evitar su escapada y lo ha acabado vendiendo al Chelsea por 10 millones de libras hace apenas unas semanas. Juventud y muy buen ojo de los Blues para el proyecto de Villas-Boas, uno de sus valedores como alternativa para mejorar sus alternativas en banda (probablemente acabe ocupando el rol de Malouda actualmente).

De Bruyne nació en Gante, empezó muy pronto a jugar al fútbol porque a los 4 años ya formaba parte de un modesto equipo de su ciudad, el Drongen y con apenas 7 años ya recaló en el Genk. Seis años más paso allí y con sólo 13 años ya lo ataron con un contrato de mayor blindaje para evitar una fuga demasiado temprana. Allí ha ido creciendo, progresado y acumulando experiencias hasta que debutó con 17 años en el primer nivel del fútbol belga. Esa misma campaña empezó a jugar cada vez con mayor regularidad y acabaría siendo fijo, ya que desde hace tres temporadas es una de las estrellas en la banda izquierda del Genk. Tuvo un parón extraño porque el año pasado contrajo una mononucleosis que le tuvo apartado casi dos meses, pero acabó siendo clave para que el Genk levantara el título finalmente.

Jugador atrevido, dinámico y que ofrece siempre una alternativa con cierta imprevisibilidad. Puede aportar a largo plazo en el Chelsea donde irá entrando poco a poco y donde no quieren presionarlo en exceso como prueba el echo de que pese a haberlo fichado ya, lo hayan dejado cedido en el Genk hasta final de campaña. A su llegada a Bridge, cumplirá un sueño particular y tendrá que empezar a hacer cambiar de opinión y colores a su familia porque, ni corto ni perezoso, De Bruyne ha admitido que en su casa siempre festejan las alegrías del Liverpool. Será cuestión de tiempo.

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