Histórico
15 febrero 2012Jose David López

Benfica: El atractivo invernadero español

Una institución que ocupa el primer puesto en la tabla que valora el número de socios oficiales por el mundo (nada menos que 200.000), no puede sino considerarse un ‘gigante’ universal, más cuando le respaldan dos Copas de Europa, equipos legendarios, Balones de oro y 32 campeonatos nacionales como en el caso del Benfica. Sin embargo, hace muchos años que la actual Liga Sagres quedó instalada en un segundo escalón respecto a las principales competiciones ligueras del continente, lo que provoca que sus jugadores más salientes (casi siempre jóvenes promesas), acaben dando el salto tarde o temprano a un campeonato de mayor protagonismo y reputación.

Da igual que el Oporto haya sido capaz de ganar la Champions como hace siete años, que la Academia del Sporting de Lisboa siga curtiendo generaciones de internacionales o que el propio Benfica reúna con regularidad a 65.000 Águilas en los graderíos de Da Luz. Los obstáculos son enormes e insalvables hoy en día. Allí, en el corazón lisboeta, el ‘equipo del pueblo’, sufrió hace tres cursos una bonanza y renovación satisfactoria a cargo de un técnico enérgico, singular en sus formas y peculiar en sus gestos: Jorge Jesús. Su ambición y alegres planteamientos lo llevaron al título, que se festejó en un reconocido castellano. Y es que la base de este proyecto es casi enteramente producto hispano-sudamericano (70% de la plantilla). Una atractiva alternativa de caché, cercanía y categoría europea para jugadores españoles. Un perfecto ‘invernadero’ para entonar la Champions.

Como sucedió en la primera temporada del caracterial técnico portugués, el Benfica ha logrado mantener una sólida regularidad a dos bandas. Actualmente es líder de la Liga Sagres donde mantendrá como obligación eterna una pelea por el título contra el Oporto como mandan los cánones perennes del fútbol luso. Pero además, respondió con jerarquía en la primera fase europea tras haber alcanzado los octavos de Champions sin haber sido derrotado y sacando dos grandes empates ante el Manchester United (al que acabó enterrando junto al Basilea) y liderando su grupo para asegurarse un rival teóricamente más accesible (emparejado con el Zenit, tendrá claras opciones). Su único ‘lunar’ lo dejó fuera de la Copa de Portugal en octavos, al ser eliminado contra pronóstico por el Marítimo, aunque sigue vivo en Copa de la Liga donde se enfrenta al Oporto justo en una semana. Por tanto, un primer análisis con el ecuador de la campaña ya traspasado, hablaría de esperanzas por renovar su galería de trofeos y para los más osados, de un curso donde recuperar el prestigio continental a base de superar test como el del campeón ruso.

La propuesta sigue siendo plausible y agradable pues la especulación no ha sido una opción esta campaña. Y dentro de ese esquema prácticamente consolidado que sufre pequeños retoques y modificaciones cada año (hay que tener en cuenta que el Benfica suele traspasar una o dos estrellas cada verano para apostar por nuevas incorporaciones en progresión), la armada española’ posee parte del éxito. Cuatro jugadores, todos ellos ex militantes de clubes de primer nivel en la Liga, que buscaban seguir compitiendo al primer nivel continental en un club histórico donde no frenar sus impulsos de crecimiento y divertimento al tiempo que aspiraban a engrosar currículum.

Javi García es, sin ninguna duda, el español de mayor importancia en los esquemas del Benfica de Jorge Jesús. Desde la llegada del nuevo técnico, que lo pidió en exclusiva para su proyecto, la imagen del mediocentro ha cambiado por completo a nivel global. El pernicioso concepto de jugador limitado que siempre lo acompañó en la Liga (canterano del Real Madrid que jugó en Osasuna y que regresó al Bernabéu para acabar sin minutos), no encontró defensores en el ‘vecino’ portugués, donde es idolatrado como manija esencial en el mecanismo defensivo. Contundente, agresivo y caracterial. Nunca excede sus labores, no pierde posición, cumple el prototipo para el que parece haber sido automatizado y es uno de los ídolos de Da Luz, donde se preguntan por qué no entra en los planes de la Selección. Incluso, han llegado ofertas extranjeras para otorgarle más de un contrato millonario y una última oportunidad en campeonatos de mayor atracción.

A su lado, desde hace unos meses, se le unieron dos de las grandes apariciones jóvenes del fútbol español en los últimos tiempos. Un producto de la cantera del Barcelona, Nolito, así como su compañero de ataque, Rodrigo, criado en el Real Madrid. El ex culé, gaditano, demuestra que su gran campaña pasada en el filial blaugrana, respondía a la necesidad de un reto de mayor categoría. Es el segundo máximo goleador del Benfica pese a que por su rol de extremo y agitador de partidos, no es aún fijo (lucha con el brasileño Bruno César). Su aterrizaje fue inmejorable, pues anotó cinco goles en los cinco primeros partidos oficiales (igualando un record del mito Eusebio) gracias a su velocidad, calidad técnica e imprevisibilidad con espacios reducidos. Jorge Jesús pronosticó que podría alcanzar los 20 goles pero su estupendo arranque, sirvió para que el Benfica vendiera ya un 20% de sus derechos por 1,2 millones de euros a un grupo inversor. Mientras, la aparición de Rodrigo ha sido incluso más inesperada pues el joven internacional Sub 21 español, que apenas pudo tener opciones de llegar al primer equipo madridista, había decepcionado en su extraña cesión previa al Bolton. Debido al Mundial Sub 20, su puesta en escena se alargó en las ‘Aguilas’ pero su explosión ha sido más inesperada, sacando de la delantera a Saviola por momentos y otorgando ‘chispas’ claves pues en sus intervenciones alcanzó el oportunismo máximo ‘cazando’ goles en Champions, Copa y citas clave en Liga, donde debutó con dos dianas que lo catapultaron como opción interesante.

La única excepción que rompe la felicidad española en el Benfica es, curiosamente, la menos esperada. Joan Capdevilla, campeón de Europa y del Mundo con la selección española así como habitual del Euro-Villarreal de los últimos años, accedió en verano a firmar por el gigante luso sin imaginarse la pesadilla que allí le esperaba. Pese a su experiencia, pronto quedó en el ostracismo más inimaginable pues no sólo quedó fuera de la lista de Champions en el mes de septiembre sin encontrar explicaciones (el míster solo dijo que prefería un jugador mas polivalente), sino que apenas ha contado con 360 minutos oficiales y a la postre, ha perdido su lugar en los planes de Vicente del Bosque debido a su inactividad (justo lo que pretendía conserva cuando dio el salto a un club Champions). Ahora, la apertura del mercado y los planes europeos, le ha servido para entrar nuevamente en el plantel continental, con lo que podría definitivamente cerrar su gris pasaje lisboeta y completar las sonrisas españolas en un vestuario que celebra éxitos con claro acento castellano. El próximo, el de acceder a cuartos de final de una Champions donde hace demasiado que no son protagonistas. La ‘armada’ española quiere marcar época.

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