Histórico
26 diciembre 2011Francisco Ortí

Atlético Madrid: Simeone o el poder de un mito

Los mitos han sobrevivido durante siglos. Han cambiado de idioma, de protagonistas, o de poesía. El vestido es diferente, pero su contenido y su épica son las mismas. Desde la Grecia clásica se han adaptado a la actualidad para esparcirse por distintos ámbitos. El fútbol, por supuesto, no es impermeable a los mitos. De hecho, los has recibido con los brazos abiertos, los ha transformado e incluso los ha creado. En el fútbol pocos pueden alcanzar la dimensión de mito. Habitualmente, aquellos que han tenido una prolífica relación con el éxito. Aquel entrenador que formó un equipo de ensueño, el capitán de un conjunto ganador, o el delantero que anotó el gol del triunfo en una final.

Sin embargo, hay otro personaje más que puede alcanzar la dimensión de mito. El jugador que a pesar de no contar con una cualidad demasiado sobresaliente, ni protagonizar en primera persona las hazañas de su equipo, ni marcar goles decisivos logra conquistar a su afición, personificar los valores de la grada, convertirse en el símbolo de su propio club. Diego Pablo Simeone fue uno de esos jugadores que llevó al césped los sentimientos del Atlético de Madrid. Durante sus dos etapas en el conjunto colchonero, el centrocampista argentino fue mucho más que un jugador.

El Cholo Simeone (Argentina, 1980) enamoró al Vicente Calderón durante sus dos etapas en el club rojiblanco (de 1994 a 1997 y de 2003 a 2005) y formó parte del equipo que logró el histórico doblete de Liga y Copa del Rey en 1996. En aquel equipo Lubo Penev era el gol; José Luis Caminero, la magia; Milinko Pantic, el carisma y Diego Pablo Simeone era, sencillamente, el ídolo. Dominaba el centro del campo con autoridad, marcaba el tempo de los encuentros y contagiaba garra a sus compañeros. El argentino encarnaba el sentimiento rojiblanco en estado puro. Era pasión. Era el líder. Era, en definitiva, un mito.

Esos valores son a los que recurre el Atlético de Madrid como medida desesperada para rescatar la delicada situación que atraviesa el club, que ha firmado a Simeone por lo que resta de temporada y un año más. Los rojiblancos se encuentran perdidos en la Liga BBVA y eliminados de la Copa del Rey tras el incomprensible paso de Gregorio Manzano con el banquillo. La afición se ha divorciado del equipo, los jugadores saltan sin alma al césped  y ha sucedido algo que parecía imposible: el Vicente Calderón presenta un aspecto desangelado. La situación en el Atlético de Madrid es límite. Lo que ha provocado la destitución de Manzano y la contratación de un mito como Simeone.

El argentino, que ha escapado del Racing de Avellaneda de manera impulsiva para responder a la llamada del club de sus amores, debe actuar de revitalizador para el Atlético de Madrid. El club le ven como la solución ideal para todos los males de los que adolece el equipo tras el pésimo primer tramo de temporada. Su garra deberá devolver el alma a los jugadores, su liderazgo servirá para guiar al equipo hacia los puestos altos, y, lo más importante, su condición de mito es la pieza clave que se espera que devuelva la ilusión a los colchoneros.

El Atlético de Madrid ha recurrido a esa dimensión mítica del Cholo Simeone, a su épica, dejando a un lado sus aptitudes como entrenador. Sin embargo, el mito funcionará en primera instancia, pero a la larga será el técnico quien asuma el papel protagonista. Simeone ha demostrado a lo largo de su carrera en los banquillos que posee conocimientos para liderar a un equipo campeón, la duda es si en el Vicente Calderón sabrá mudarse del estatus de futbolista mítico al de técnico capaz de manejar una situación límite. El reto es mayúsculo. Su mito también, y Simeone ha decidido ponerlo en juego.

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