Histórico
2 diciembre 2011Jose David López

Borussia Monchengladbach: Die Fohlen versión 2011

Gladbach 2011

Agustí Montal, presidente del Barcelona en los años 70, reconoció a su salida de la presidencia culé el error más grave de su mandato: “Me equivoqué al cesarlo, no fue una decisión correcta”. Hablaba de Hennes Weisweiler, afamado técnico alemán que, debido a constantes roces con la entonces estrella azulgrana, Johan Cruyff, fue prácticamente subestimado en el banquillo del Camp Nou. “Tengo un estilo propio, identificativo, ganador y que gusta a todo el mundo… menos a Johan”. No duró un año. Una década (Udo Lattek aprovechó posteriormente su labor) había tenido en el Borussia Monchengladbach para convertir a un equipo modesto, ascensor y humilde de la recién creada Bundesliga, en leyenda, levantando cuatro títulos nacionales y una Copa de la UEFA.

“Ritmo, fuerza e imaginación”, defendía Weisweiler en el terreno de juego. Sensación muy diferente a la que ofrecía día a día en sus entrenamientos, donde imponía carácter, contundencia y disciplina. La base de aquellos gloriosos años 70 se fabricó en torno a la cantera, con la fuerza de Berti Vogts, la llegada de Rainer Bonhof, el talento de Gunter Netzer o la pegada de Jupp Heynckes. Pero se moldeó con el acierto en varios refuerzos que reflejaron su conocimiento del mercado, el mítico Allan Simonsen, Henning Jensen o Horst Köppel. Una serie de jugadores que, unidos en un estado de forma envidiable, se convirtieron en uno de los grandes equipos de la historia y en la recompensa de Weisweiler, que murió con sus ideas años después en Suiza. Allí, en suelo helvético, nació Lucien Favre, que cuatro décadas más tarde, recordando aquellos mimbres frágiles y la humildad de antaño, intenta prolongar la heroicidad con un Gladbach que solicita protagonismo en el guión de una Bundesliga que lo había menospreciado.

La receta de los Potros (Die Fohlen en alemán) recuerda mucho a la de sus días de éxito continental. Como entonces, ha tenido que superar el trance de un nuevo ascenso y las turbulencias creadas para soportar la salvación y la re-adaptación a la categoría. Y es que más allá de volver a la élite alemana en 2008, las tres siguientes campañas ha estado al borde de repetir caos. Primero quedando a un punto, luego a cinco y el curso pasado logrando un milagro irrepetible al superar incluso un play-off de descenso después de una remontada estelar (sumando 16 de los últimos 18 puntos). La llegada de Favre fue el factor diferencial. Pese a asumir el mando en un equipo colista, desahuciado y castigado por goleadas durante meses, el suizo tomó decisiones drásticas y contundentes. Cambió de portero (Bailly), liquidó las declaraciones altisonantes de su vestuario (arrinconando a Bobadilla-Idrissou-Matmour) y arriesgó dando confianza a la cantera. Quizás sus intenciones eran empezar a crear un proyecto que tomara experiencia más allá de casi asumir el descenso, pero una serie de resultados positivos levantaron la moral e iniciaron una dinámica optimista que meses después, aún no ha encontrado límites ni obstáculos.

Absolutamente determinante para construir los cimientos con seguridad, fue el primer partido de la temporada. Fueron arrinconados, cedieron la iniciativa y acumularon efectivos defensivos pero todo, para sorprender al Bayern de Múnich en el Allianz Arena (0-1). Un resultado esperanzador que mantuvo la expectativa creada durante los meses previos y que convenció al Borussia Park, que ahora disfruta de ingredientes mucho más atractivos. En la portería, el para quien escribe, mejor portero del futuro en Alemania, Ter Stegen (ágil, caracterial y con cualidades que evidencian la lógica comparación con Kahn). Conservan una buena estructura defensiva, Jantschke-Dante-Stranzl-Daems (capitán), ninguno demasiado estelar, sin grandes aptitudes ofensivas de sus carrileros y académicos conceptos. Pero sólidos y esenciales, pues evidente es su enorme seguridad defensiva al haber encajado sólo 9 goles, cifras muy inferiores a las registradas el pasado curso.

Marco ReusLa pareja de mediocentros jóvenes que forman Nordtveit-Neustadter, es una de las claves por el buen funcionamiento que ofrecen al colectivo, aliviando problemas defensivos en destrucción y siendo la línea que mayor presión ejerce sobre la construcción rival. El noruego, más defensivo (aún pertenece al Arsenal) y el alemán, con más recorrido. Todo este guión previo, ejecuta un plan básico para otorgar libertad a los cuatro jugadores restantes, los más talentosos, veloces, imprevisibles y determinantes ofensivamente. La zurda privilegiada de un Arango que está en su mejor momento, que aparece para marcar pero sobre todo para asistir, siendo ahora mismo el mejor pasados de la Bundesliga. La banda diestra, pese a algunos retoques de Favre, ha terminado cumpliendo la lógica viendo el desarrollo y progresión de Hermann, otro chico de la generación actual de brillantes llegadores desequilibrantes, que aporta dinamismo al 4-4-1-1 actual.

Como único jugador en libertad dentro de ese esquema donde todos trabajan en presión, aparece la gran estrella del equipo, Marco Reus. El jugador revelación de la campaña en Alemania, ya internacional absoluto y generador de esperanzas en Borussia Park gracias a su velocidad, calidad técnica, definición y capacidad para romper defensas con un cúmulo de cualidades que, en su momento de explosión máximo, le llevan a sumar diez goles y haber dado otras cuatro asistencias.  Ya es deseo de los ‘gigantes’. Un extremo adaptado para jugar entre líneas que, con el trabajo de Hanke-Bobadilla-De Camargo como único punta (empezó el belga pero ahora mismo es el primero el que se ganó el puesto con pelea), aprovecha sus intervenciones y multiplica su actividad durante cada partido.

Experiencia en defensa, canteranos que explotan como futuras estrellas y detalles que recuperan las mejores sensaciones de aquellos mágicos años 70. Un técnico adecuado como Favre (casi logra el título con el Hertha de Berlín hace unos años), una generación reunida en torno a un momento irrepetible de forma y los resultados adecuados para mantener viva la llama que coloque, cuatro décadas después, a los Potros de Gladbach en suelo europeo. Acostumbrados a sufrir por las derrotas, ahora conocen otro sufrimiento mucho más apetecible, el de luchar por las victorias. Weisweiler, sigue presente.

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