Histórico
14 octubre 2011Francisco Ortí

El ‘desorden’ de Paolo Di Canio

Bajo el axioma de que una persona de derechas soporta con mayor facilidad las injusticias que el desorden, a Paolo Di Canio lo podemos considerar como alguien escrupulosamente ordenado. El ex jugador y ahora entrenador italiano profesa una absoluta admiración por la extrema derecha italiana y, en concreto, por la figura de Il Duce Benito Mussolini. Di Canio reúne todos los atributos del fascista modélico. Colecciona bustos de Mussolini, se ha tatuado la palabra DVX y otros motivos de extrema derecha por todo el cuerpo y protagonizó una de las imágenes más repetidas en todo el mundo al dirigirse a la grada realizando el saludo fascista (mano derecha en alto) a la conclusión de un ‘Derby della Capitale‘ entre Lazio y Roma.

Saludé con el brazo en alto porque es un saludo de camarada a camaradas. No quería incitar a la violencia y mucho menos al odio racial”, explicó Di Canio defendiendo su libertad para continuar repitiendo el saludo fascista en todos los campos de la Serie A. “Soy fascista, no racista“, matizó, pero acabó pagando una multa de 7.000 euros y siendo castigado con un partido de suspensión por reincidir en su promoción de los ideales fascistas sobre un terreno de juego. Con su retirada de los terrenos de juego en 2008 sus inclinaciones políticas quedaron relegadas a un segundo plano, pero esta temporada han reaparecido a causa de su enfrentamiento con Leon Clarke.

Este verano Paolo Di Canio se convirtió en entrenador del Swindon Town, equipo recién descendido a la League Two (cuarta división inglesa), en una operación no exenta de polémica por desencadenar la ruptura del club con su principal patrocinador. La empresa GMB Union inyectaba 4.000 libras anuales en las arcas del club, pero decidió romper su relación con The Robins -así se apoda al Swindon- al anunciarse que Di Canio sería el nuevo entrenador. Andy Newman, director de la filial de GMB en Swinson explicó que a causa de la fuerte política anti-fascista de la entidad financiera no podían relacionarse con un declarado fascista como el técnico italiano.

Sin embargo, la polémica con el patrocinador quedaría olvidada después del violento episodio que Di Canio protagonizó junto a su jugador Leon Clarke. El delantero llegó el pasado 19 de agosto a The County Ground como fichaje estrella para devolver al equipo a la League One, pero pocas semanas después de confirmarse su fichaje se enfrentó al preparador físico Claudio Donatelli, y Di Canio decidió resolver el problema de la manera más ‘ordenada’ posible. Golpeó a Clarke. Tras una derrota en la Carling Cup frente al Southampton el italiano pidió a su jugador que le acompañara al túnel de vestuarios y comenzó a golpearle hasta que el cuerpo técnico acudió a separarles.

El mayor perjudicado tras este incidente, por supuesto, fue el propio Leon Clarke, quien además de ser golpeado fue apartado del equipo. “Leon Clarke no volverá a jugar en el Swindon mientras yo esté aquí“, anunció el técnico italiano y el 8 de septiembre su profecía se materializó en la salida de Leon Clarke antes de que se cumpliera un mes desde su fichaje por el Swindon. Curiosamente, el delantero encontró acomodo en una categoría superior a la que militaba con The Robins y firmó a préstamo por tres meses con el Chesterfield, de League One.

De este modo, Di Canio ganaba la batalla contra Leon Clarke, pero el delantero no había dicho su última palabra. Lejos de acusar el salto de categoría, el delantero se ha adaptado perfectamente para convertirse en uno de los mejores jugadores de League One, algo que corroboran los seis goles que ha marcado en sus seis primeros partidos como jugador del Chesterfield. Mientras Leon Clarke triunfa en el B2net Stadium y sus goles permiten a los Spireites escalar posiciones en League One, el Swindon continúa perdido en League Two y lejos de la cabeza de la clasificación. La duda radica en si cuando termine el exilio de tres meses de Clarke, Di Canio le perdona o preferirá mantener su ‘escrupuloso orden’.

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