Histórico
9 agosto 2011Santi Retortillo

Real Zaragoza: Un lustro lleno de sobresaltos

Terco, sin atender a razones y obcecado en sus ideas. Máximo accionista, presidente desde finales de 2009, con una corte de consejeros a sus espaldas, solo (tras la marcha de Eduardo Bandrés) o con alianzas peligrosas.  Estas directrices atienden a las vivencias que Agapito Iglesias (propietario del Real Zaragoza) ha pasado desde que el 26 de mayo de 2006 comprase el 86% de las acciones de Alfonso Soláns Soláns. Aquella mañana, casi veraniega, se respiraba ilusión en la ciudad. Se hablaba de fichajes, planeaba la sombra de la vuelta de Víctor Fernández y muchos aplaudían la salida de un Soláns tildado de rácano a la hora de afrontar unas pretemporadas en las que solían salir los futbolistas más destacados.

El club aragonés se veía ya luchando temporada tras temporada por objetivos europeos. El primero año se consiguió con un sexto puesto que desembocó en la clasificación a la Copa de la UEFA, pero después llegaron los dispendios exagerados, las decisiones erróneas y la asignación de tareas a asalariados (y muy bien) poco agraciados en sus cometidos. Cinco años más tardes, el Real Zaragoza pidió entrar a formar parte del numeroso grupo que se está acogiendo a la Ley Concursal en España. Los números han sido un quebradero de cabeza para la afición blanquilla desde que Agapito está al frente del proyecto.

Una deuda de más de 90 millones de euros, un pasivo de alrededor de 130 (107 de ellos, netos) y varios clubes que actualmente tienen una relación de enemistad por temas de dinero. En este mar de matemáticas, el club anunció hace una semana el fichaje de Roberto Jiménez. El guardameta del Benfica volvía al conjunto de Javier Aguirre, pero esta vez en propiedad. Ríos de tinta (o mejor dicho, de teclas) empezaron a expandirse por internet con una cifra: 8.6 millones de euros. Nadie se explicada de dónde había sacado un club en esa precaria situación tanto dinero para costear semejante contratación.

La última amistad de Agapito Iglesias ha sido la de Jorge Mendes (representante de José Mourinho, Cristiano Ronaldo, Thiago Silva, Falcao y un gran número de futbolistas de primerísimo nivel). Un hombre que se ha hecho a sí mismo desde que gestionaba las vallas publicitarias del Vianense o gestionó una hamburguesería y un videoclub. El idilio Iglesias-Mendes es la última pica que faltaba para que la sociedad futbolística desconfíe de una entidad en tela de juicio. No en vano, el Real Zaragoza tuvo que defenderse de la decisión de la Liga de Fútbol Profesional de no adherirse al convenio de acreedores del club aragonés. Mediante esta alianza se ha conseguido el fichaje de Roberto, que es propiedad de un fondo inversor, mientras que el club apenas costea al portero salido de la cantera del Atlético de Madrid.

En algo más de un lustro que el máximo accionista representa al noveno mejor equipo del fútbol español, acumula 104.7 millones de euros gastados en las 66 operaciones que ha realizado en este periodo. Los seis millones de euros por Roberto Ayala, que supisieron un boom al tratarse de un fichaje que se realizó sin que se vistiese la camiseta del Villarreal, los diez por Ricardo Oliveira o los 5.5 por Uche son algunos desembolsos importantes que sumados al de Roberto engrosan esa lista de 104.7 del total. Algunas frases de Agapito Iglesias también quedarán para la posterioridad, como cuando aseguró en diciembre de 2006 (con algo más de seis meses en el cargo) que: “Mi objetivo es ganar la Liga, por lo menos una”.

En la capital del Ebro ya no se recuerda esa campaña en la que se venció al Barça y con los hermanos Milito, Piqué, Aimar o D’Alessandro se jugó un fútbol de nivel. Ahora, con un descenso de por medio, el Real Zaragoza confecciona su plantilla con alfileres para lograr la salvación curso tras curso. Desde luego, la maniobra perfecta de Agapito con Jorge Mendes, una de las pocas cosas que ha hecho bien, le ofrece al club un abanico de posibilidades para contratar, aunque se gane más enemistades de rivales y los propios futbolistas se pregunten si los amigos del representante luso tienen un puesto fijo en el once titular.

El inicio esperanzador de Agapito Iglesias hace cinco años se ha vuelto en pesadilla estando introducidos en la Ley Concursal. Quizás ahora no sorprenda tanto que Emilio Garcés, socio de Agapito en la compra del Real Zaragoza en 2006, fuese bajado del barco cuando éste estaba cazando en un viaje al otro lado del Atlántico. Nadie se fía del club, pocos futbolistas aceptan las condiciones de pago de Agapito y sus palabras en su presentación el 26 de mayo de 2006 suenan a risa si las escuchas con tranquilidad cinco años después. Sin duda, un lustro lleno de sobresaltos.

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