Histórico
23 agosto 2011Daniel Cana

Getafe: Güiza, un delantero sincero

El fútbol evoluciona tanto que hoy podemos observar al Campeón de Europa, implacable goleador, sin un solo jugador que pase demasiado tiempo pisando el área rival. Para un equipo como el Barcelona, la clave es aparecer, no estar, y la calidad y el estilo discuten en el mismo plano con la eficacia. Messi puede permitirse marcar cincuenta goles en una temporada flotando en los alrededores de la portería contraria. El falso ‘9’,  el delantero mentiroso.

Sin embargo, la vida lejos del lujo azulgrana puede ser muy dura. Un equipo más modesto dispone de menos posesión de balón, por tanto pocos disparos a puerta y ocasiones de gol que hay que saber aprovechar en un elevado porcentaje. Y ahí entran en juego los arietes clásicos, futbolistas que viven del gol, cuya supervivencia depende de esa cuenta de resultados  y que su equipo necesita. Futbolistas como Daniel Güiza.

Orígenes personales humildes y tardía explosión futbolística, durante los primeros años de su carrera apenas acumulaba partidos, mucho menos goles. Con casi veinticuatro años, fue en el Ciudad de Murcia, en segunda división, donde acreditó treinta y seis tantos en dos temporadas, salvoconducto para acceder a la élite. Recibió la oportunidad en aquel Getafe de Bernd Schuster. Pese a las habituales dudas sobre su comportamiento fuera del campo, otros dos buenos cursos en el equipo madrileño le convirtieron en uno de los objetivos de muchos equipos: fichaban velocidad, habilidad viviendo sobre el fuera de juego, adaptación a juego posicional o a contragolpe y cierta garantía de gol.

Fue finalmente el Mallorca. Lo que no imaginaron en la isla es que fichaban nada más y nada menos que veintisiete goles. Solo los treinta y uno de Cristiano Ronaldo aquel año en Manchester le impidieron ganar la Bota de Oro europea.  Por supuesto máximo goleador en un solo curso en Mallorca y, como premio, convocatoria para la Eurocopa 2008, donde incluso marcó en la semifinal contra Rusia y participó en la final, jugando unos minutos por Fernando Torres. De un modesto barrio a Campeón de Europa, un clásico en la historia del fútbol.

Era el momento. Las oportunidades, como ocurre dentro del área, han de rentabilizarse, así que un millonario traspaso y un buen contrato  eran lo mejor para club y futbolista. Fue al Fenerbahçe, reclamado por Luis Aragonés, donde Güiza ha jugado las últimas tres temporadas. Amortizado el pichichi europeo, el descenso en su participación combinado con la ausencia de visibilidad para la selección y una investigación en curso por corrupción que puede enviar al club de Estambul  a la segunda división parecen suficientes variables que aconsejan el regreso a España. Cuatro años más tarde, de nuevo a Getafe, su casa, para cerrar el círculo o para reanudar el contador.

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