Histórico
25 agosto 2011Jose David López

Atlético Madrid: Renacer con ‘enganches’

“¿Por qué hay tantos turcos gritando?”, preguntó llegando desde un improvisado servicio, Xisco. “¿Tu, que crees? Ha marcado en el último instante y mira la que han liado”, respondí gritando en plena plaza de Innsbruck. Cubrir la Eurocopa 2008 deja incontables situaciones para el recuerdo, pero quedar completamente rodeado de hinchas otomanos en plena explosión futbolística, tenía que ser obligatoriamente uno de los más inenarrables. El culpable de mis temores ante tanta pasión desbordada no era otro que Arda Turan, goleador ‘in extremis’ de la segunda cita de la Eurocopa 2008 y de uno de los goles que rompió el campeonato al eliminar a la selección local (Suiza, video más abajo) y empezar la gesta de la Turquía de Fatih Terim. Una acción desde banda izquierda, su hábitat natural, que reflejó la capacidad desequilibrante del joven crack del Galatasaray, buscando disparo entre las fisuras que sólo él pudo encontrar.

La conversación entre dos fieles compañeros de viajes laborales-futbolísticos, prosiguió como marcaban los cánones, recordando jugadores que, en ese momento, estuvieran en forma y marcaran diferencias por talento puro y técnica individual. Tal y como había logrado Arda. Recordando la temporada recién finalizada, ambos acabamos destacando un gol por encima del resto, el de un jugador que compartía brillantez y clarividencia con el personaje de la noche pero que, además, acababa de poner la Bundesliga semanas atrás. Diego Ribas, enganche artístico y mago asistente, había enamorado con un golpeo desde 60 metros que culminó su camino aéreo en la red. Imposible no recordarlo (ante Alemania Aachen, video abajo). Imposible no citarlo. Hoy, los culpables de que reproduzca esta escena en las calles austriacas, Arda Turan y Diego Ribas, compartirán vestuario, el de un Atlético de Madrid que quiere narrar su propia historia a base de desequilibrios.

Y en tiempos de necesidades creativas y de defensas tácticamente bien estructuradas, el perfil de este tipo de jugadores escasea. El mercado le privó de sus estrellas (Agüero primero y Forlán después), les encadenó a la convulsión de un curso sin grandes aspiraciones y delató el prototipo de plantilla que iba a tener que saber explotar al detalle Gregorio Manzano. Pero lo mediático de la venta del argentino (45 millones de razones) y la rocambolesca serie de capítulos de despedida del charrúa (varios meses de polémica harán salir al charrúa por sólo 5 millones), no podía quedar en el olvido y como es costumbre, tocó redirigir la chequera y consumar el cambio. Se perdieron goles, casi el 75% de los que han logrado los rojiblancos en los tres últimos años, pero se ha contratado espectáculo, atrevimiento y talento exótico, el que aportan los dos nuevos enganches del Calderón (la llegada de Falcao aglutina mayores perspectivas de éxito ofensivo).

Arda Turan es un virtuoso de la pelota, el mayor icono comercial de Turquía y el futbolista más incipiente de su deporte rey en los últimos tiempos. Suficientes cualidades como para que su fichaje (cerrado en torno a 12 millones de euros), no cause discreción ni tampoco suponga un difícil golpe a la gestión. Diestro de pegada fantástica a balón parado, buena llegada desde segunda línea y comodín ofensivo por las inmensas cualidades que puede desempeñar. Su posición ideal sería la de mediapunta, enganche con buena técnica y mejor capacidad para asistir, aunque suele empezar abierto a banda izquierda pese a no ser su pierna buena. Habrá que encontrarle hueco para que se sienta importante, consiga adaptarse rápidamente y supere su mal endémico, la irregularidad que le privó hace años haber sido ya una estrella consagrada.

Ese perfil halagador se ganó durante años Diego Ribas en el Santos, (aquél que con Robinho estuvo a punto de levantar la Libertadores en 2003) y, sobre todo, en el Werder Bremen, al que llevó a la final de la Copa UEFA en 2009 (siempre recordaré que no pudo jugarla por sanción). Talento en estado puro, habilidad técnica, inteligencia en sus movimientos y una clarividencia respetable ya en el primer nivel continental. Coreografías brasileñas que brillaron por momentos hasta convertirse en referentes y que decayeron con la misma facilidad cuando las decisiones erróneas debilitaron su libertad en el césped. Frenado por sistemas más temerosos y anestesiado por técnicos defensivos, sus desequilibrios se multiplicaron lejos del pasto, con fracasos acumulados y consecutivos en Juventus y Wolfsburgo. Distanciado de sus botas, irregular y anclado en la polémica, es momento de retomar sus virtudes.

A un pasito de probar suerte en una Liga que los esperaba hacía tiempo, Diego y Arda tienen la oportunidad de su vida, la de convertirse en los taumaturgos de una hinchada necesitada de artistas que les guíen hacia el espectáculo. Dos enganches, dos visionarios en un rol casi desaparecido en el fútbol moderno. El nuevo Atlético ya está listo. Sólo falta aplaudir.

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