Histórico
7 julio 2011Jesús Camacho

Munkácsi y el fútbol

En no pocas ocasiones hacemos o se hace referencia a la fotografía en términos no demasiado justos con lo que verdaderamente representa y ha representado para el ser humano en los campos de la historia reciente y la comunicación. En esta línea podemos encontrarnos con la fría y vacía definición que reduce la instantánea captada por el reportero gráfico o el fotógrafo a la simple impresión de la realidad a través del uso de la tecnología.

Una definición para mí bastante lejana al maravilloso mundo que entra en juego cuando un fotógrafo hace uso del espacio, la luz, la imagen estática o la siempre complicada pero inigualable imagen en movimiento. El apasionante juego artístico entre el objetivo, el botón de nuestra cámara, la claridad del mensaje –la técnica-  y las milésimas fracciones de segundo en las que se consigue captar la instantánea única que pasará a la posteridad. Será justo aquí cuando comience el proceso que convertirá la imagen captada en arte pues a partir de ese momento comenzará el proceso de comunicación entre creador y observador.

De este modo y aunque no todo en fotografía es arte -pues todo dependerá de la intención del autor a la hora de inmortalizar el momento- no creo para nada descabellado el hecho de afirmar que la cámara para el fotógrafo puede y debe ser lo que es el pincel para el pintor o el cincel para el escultor. Llegados a este punto me gustaría bucear una vez más en el archivo histórico para recordar a Martin Munkácsi, fotógrafo húngaro de origen humilde que acabó convirtiéndose en reportero estrella y mejor pagado de su época.

Nacido en la localidad austro-húngara de Klozsvar en 1896 comenzó a ganarse la vida a través de la fotografía deportiva, oficio en el que podría haber permanecido en el anonimato de no haber estado en el momento y lugar preciso para lograr atraer la atención pública sobre su trabajo. Y es que cuentan que en aquellos inicios el azar le convirtió en testigo privilegiado de una pelea que concluyó con una víctima mortal. El lugar y el momento preciso en el que Munkácsi disparó el objetivo con la intención de captar la escalada de violencia que presenciaba. Una serie fotográfica que resultó esencial para el esclarecimiento de los hechos y la exculpación del acusado.

El primer paso hacia el estrellato que le condujo a Berlín en 1928, ciudad alemana en la que abrió camino a ilustres nombres como Laszlo Moholy o Ernö Friedmann –Robert Capa-. En Alemania encontró los medios para perfeccionar su innovador y genial trabajo con la imagen en movimiento. La prodigiosa técnica y habilidad para convertir en arte las instantáneas captadas por su pesada cámara réflex 9×12. Prestigiosas revistas alemanas como Die Dame, Koralle, Uhu y Vu, receptoras de su enorme talento, aunque de forma y manera especial en el caso del Berliner Illustrirte Zeitung, innovador periódico de la Editora Ullstein, con una tirada superior al millón de ejemplares. Sin dudarlo uno de los máximos exponentes de la nueva visión y modernidad de la fotografía de su época, su trabajo un magnífico legado dejado a la humanidad entre 1923 y 1963 con tres grandes ciudades como testigo: Budapest –en la que todo comenzó-, Berlín –en la que perfeccionó su estilo- y Nueva York –en la que pasó definitivamente al estrellato-.

Y digo estrellato porque una vez asentado en EEUU publicó imágenes tremendamente exitosas en la prestigiosa Life y firmó el más lucrativo contrato de su carrera con Ladies’ Home Journal para realizar la serie “How America lives”. En definitiva un genio de la fotografía que en lo referente a la foto deportiva nos regaló legendarias instantáneas sobre el fútbol y aquellas primeras décadas en las que todo comenzó.

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