Histórico
7 junio 2011Jose David López

Venezuela: Béisbol, el competidor del fútbol

Es una de las Ligas más poderosas del continente, ha crecido muchísimo en los últimos 50 años debido a las enormes inversiones publicitarias que han apostado por ellos y la asistencia de público a sus estadios genera pasiones deportivas que alimentan el círculo constantemente. Leones de Caracas, Tiburones de La Guaira o Tigres de Aragua, representan instituciones con miles de seguidores y con facilidad financieras que catapultan a la Liga Venezolana como una de las más importantes de toda América. Sin embargo, para desgracia del fútbol, todos estos argumentos pertenecen al béisbol, el único deporte líder en Venezuela y el que allí sí recibe el nombre de “deporte rey”.

Motivos históricos hay de sobra para explicar semejante afición entre los venezolanos, que se enamoraron del beisbol casi desde su nacimiento, cuando allá por los años 40, Venezuela se convirtió en tri-campeón del mundo (1941-44 y 45). La pasión se desbordó, las grandes empresas entendieron que debían apostar por el deporte en auge y se creó uno de los campeonatos más poderosos al primer nivel y, desde luego, a años luz del fútbol. Sus clubes de beisbol han sido siete veces campeón de la prestigiosa Serie del Caribe mientras en fútbol, que hasta hace poco era conocido como el deporte de extranjeros, siguen siendo ‘espectadores’ en plena progresión competitiva.

Hay datos concluyentes que muestran la realidad del fútbol venezolano y su fragilidad organizativa respecto a los países que lo rodean. De las diez federaciones que forman la Conmebol, Venezuela fue la última en formarse y afiliarse, por lo que el proceso para estrechas márgenes frente a sus vecinos, sigue siendo hoy un camino sin asfaltar. Es hasta la fecha, el único país de la Conmebol que nunca ha logrado clasificarse para un Mundial y, evidentemente, tampoco ha logrado levantar una Copa América. Registros trasparentes, inmaculados y ansiosos de positivismo, que han sido avergonzados y goleados durante décadas y que hoy, gracias a un trabajo cada vez más conciso y definido, encuentra sus primeras sonrisas y premios.

El primero de todos ellos, el de la primera victoria en su historia, llegó en 1982, cuando venció en Caracas a Bolivia (1-0), sensación que no volverían a repetir hasta once años después, tras imponerse a Ecuador (2-1). Entre goleadas encajadas y derrotas acumuladas, en más de 60 años de historia Venezuela apenas había sido capaz de festejar dos triunfos, pero su fama de equipo humilde, mediocre en conceptos y falto de sentido lógico en su juego, empezó a girar en el nuevo siglo. Renovando conceptos y buscando inversores para que el fútbol creciera entre los más jóvenes, estos resultados lograron repercusión nacional, algo que unido a la aparición de Richard Páez como seleccionador exitoso, aunó fuerzas para extender pasiones en torno a la ‘Vinotinto’.

En 2001, cambió su suerte con victorias consecutivas sobre Uruguay, Chile (en Santiago, siendo esta en suelo chileno la primera de su historia a domicilio), Perú y Paraguay. Ese camino al Mundial 2002, sumando cinco victorias, significó la primera piedra en su crecimiento pues evitaba por fin ser colista en una serie de eliminatorias sudamericanas. El adiós de Páez, dejando a la selección entre los 50 primeros del Ranking FIFA, otorgó su oportunidad a César Farías, que ha logrado mantener el nivel durante los últimos años (superando a Perú y Bolivia en las fases pre-mundialistas) y mejorar las sensaciones futuras con los primeros logros de exigencia con las selecciones inferiores (se clasificó por primera vez en todo el país, para un Mundial, el Sub 20 de 2009).

Ahora, la lucha sigue estando en limitar el margen existente respecto a gigantes como Brasil, Argentina o Uruguay. Para ello, se antoja determinante encontrar una base de nivel para la organización de su competición nacional, que debe generar más promesas como las que empiezan a llegar a clubes europeos. Miku en Getafe, Rincón en el Hamburgo, Rosales en el Twente, Gabriel Cichero, Ronald Vargas en el Brujas y sobre todo, dos grandes proyectos como Rondón, killer del Málaga, y la magia de Orozco, que busca explotar en Wolfsburgo, deben ser los primeros en generar una corriente que despierte al fútbol definitivamente frente al beisbol. La visita de España, ayudará a ello.

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