Histórico
25 mayo 2011Jose David López

Man.United: Scholes, la duda del líder pelirrojo

Volvía de un consejo real, fue repentinamente atacado por una poderosa fiebre y apenas tuvo tiempo de completar su testamento antes de morir. Buen guerrero, leal a su pueblo y gran negociador en situaciones límite. Cuando el trono de Inglaterra necesitaba lealtad y hombres con ideas claras, su singular apariencia (decían que sus vestimentas eran novedosas para la época), delataba su carácter, el del primer pelirrojo con sangre real. Godofredo V de Anjou, el ‘hermoso’, fue el fundador de la Dinastía Plantagenet (previa a los Tudor), que acabaría reinando en suelo inglés con su hijo, Enrique I de Anjou. Pero nadie osa ocultar el protagonismo del pelirrojo, luchador incansable para hacer justicia con su hijo y precursor de unos genes que, en minoría, se extendieron a todo el país.

El gen vikingo con el que se relaciona a los de cabello anaranjado, cambió la historia de Inglaterra desde aquellos lejanos tiempos pero aún hoy, despiertan curiosidades, diversas versiones sobre su origen y pocas previsiones positivas para el futuro. Pero el recuerdo de Godofredo lleva instalado en los estadios ingleses exactamente 20 años. Dos largas décadas donde el guerrero, el encargado de potenciar las virtudes del resto, de frenar los impulsos rivales y de liderar en silencio una larga travesía en forma de proyecto deportivo, queda reflejada en la figura intachable de otro líder pelirrojo, el inigualable Paul Scholes.

No conoce otra tierra que no sea la de Manchester, en la que nació, se crió y disfrutó como niño. No conoce otro césped que el de Old Trafford, donde lleva toda la vida anclada a un sentimiento, a una forma de vida y a un calor que nunca le dio la espalda. Pero sobre todo, no pudo conocer una vida sin fútbol, el que pretende dejar tras la final de Wembley (donde por cierto, será el único jugador de la historia en haber sido expulsado allí). 36 años, varias campañas siendo una alternativa para partidos sin margen de error y un mediocentro multitarea perfectamente adaptado a los condicionantes que lo rodean. Listo, inteligente y sensato, nunca quiso ser un problema para el Manchester United y antes de cumplir los 30 años, dejó la selección inglesa para poder rendir durante más tiempo con la camiseta mancuniana.

Antes de explotar, el pequeño Paul pasó tres años en las categorías inferiores, donde quedó ensombrecido por los famosos ‘Fergie Boys’ de los 90. David Beckham, Nicky Butt, Gary Neville y Ryan Giggs, ganaron la Copa juvenil en 1992 y, justo un año después, Scholes y Phil Neville alcanzaron la final para dar el salto al primer equipo. Eso sí, su impacto fue inmediato pues esa misma campaña de debut, fue galardonado con el premio a mejor jugador joven del año (Jimmy Murphy Young Player of the Year). Su rol de líder caracterial se fue fraguando con el fervor e intensidad de un equipo creado por y para ganar títulos, siempre arropado por Alex Fegruson (su gran valedor) y en un cómodo segundo escalón tras las estrellas que hacían vibrar Old Trafford.

Durante diecisiete temporadas en la primera plantilla (tres años más en categorías inferiores), inició la transición ofensiva y destruía la del rival, provocando enorme respeto y soportando una fama de duro que le coloca como cuarto jugador más sancionado de la historia de la Premier. Nunca supo entrar en el momento adecuado, siempre midió mal sus acciones defensivas, pero fue el primer gran llegador desde segunda línea en el fútbol inglés, una especie en extinción que facilitó sus buenas cifras goleadoras pese a ser un jugador eminentemente defensivo (150 goles y un record de 20 en 2002-2003). Un jugador multi-funciones al que Xavi Hernández calificó como “el espejo donde mirar” y el mismísmo Zidane definió como “el jugador más difícil” al que tuvo que enfrentarse.

Experto (674 partidos con el United y 66 con la selección), profesional incansable (dicen sus allegados que en el gimnasio de su casa trabaja una hora más al día antes de irse a dormir) e icono de lealtad por su dedicación al United y a sus seres queridos (se casó con la novia de toda su vida, tiene tres hijas y siempre se alejó de los estereotipos actuales de su profesión), Paul Scholes cree que le ha llegado el momento. Lleva meses negando entrevistas, ausentándose de las propuestas de reunión con la directiva y evidenciando a su gran amigo Sir Alex, que la final de Wembley puede ser su último partido. El último jornal de Godofredo sirviendo a su patria, la familia mancuniana.

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